El desastre de tráfico causado por las obras simultáneas en la GAM de Costa Rica, principalmente por la interrupción de la circulación por la carretera que lleva a su trabajo o de regreso al hogar a docenas de miles de personas, por el llamado puente de la platina, está teniendo consecuencias evidentes y otras no tanto. El teletrabajo no lo soluciona todo, mucho menos en las firmas y la fuerza laboral que no se habían preparado para el cambio cultural que ello significa.
La vida familiar se ve completamente alterada, el tiempo dedicado a los niños y los mayores también, todo mundo tienen menos tiempo, mas cansancio y menos disposición a la comunicación para temas que no sean de la "presa". Posiblemente esto es aún mayor en la noche cuando la persona además tiene la fatiga normal del día de trabajo o estudio. Gran parte de la vida social también se ve afectada, ya que las personas prefieren no salir, antes que enfrentarse a la "presa" y precisamente ello refuerza la sensación de ser "rehenes" de la congestión y el caos.
Otra de las consecuencias es la falta de sueño. Salir mas temprano y regresar mas tarde, perdiendo dos o mas horas en el tráfico, además de las que ya usualmente gastaba en transportarse, posiblemente salen directamente de las horas de descanso. Hay numerosos estudios que documentan que la falta de sueño puede afectar la productividad, efectividad en la toma de decisiones, memoria y la atencionalidad.
Otra posible consecuencia es que personas que acostumbran hacer ejercicio en las mañanas o las noches, lo tienen que suspender, con el consecuente impacto negativo sobre la salud. Numerosos estudios documentan que la falta de ejercicio y el aumento de stress inciden directamente en la aparición de enfermedades cardiovasculares.
La impaciencia lleva a la descortesía y a la distracción. La descortesía a su vez genera mas congestión y también mas stress. En las intersecciones o en los cambios de carril, se olvida la norma básica del zipper, pasa uno de un lado, otro del otro, y así sucesivamente. Las personas se aglomeran, se ofenden u ofenden y continúa la espiral de tensión. Al igual que en el estadio, se escuchan las palabras mas soeces y se tienen los comportamientos mas groseros. Todo ello encerrado en el habitáculo del vehícuo. Tal vez se aburren y empiezan a usar los dispositivos móviles y una distracción les puede causar un accidente. Y toda esa descortesía y distracción, se le está enseñando a través del mal ejemplo a los niños y jóvenes, quienes ven a sus padres y madres actuando en este estado de alteración hacia extraños. Y también, porqué no, desquitándose con ellos.
Las personas sentadas en el tráfico, sienten impaciencia por que se sienten impotentes, lo que eventualmente en algunas, puede tornarse en resentimiento y en violencia, no solo en la carretera, sino también violencia intrafamiliar, según ha sido detectado en ciudades como Los Angeles. Sería bueno que las autoridades pertinentes en Costa Rica también hagan un estudio al respecto.
El Profesor de la Universidad de Hawaii, Leon James, quien ha escrito ampliamente sobre el tema indica que "Es fácil perderse en un ciclo de emociones en las que estás hablando contigo mismo y rumiando sobre situaciones de tráfico" y cada vez que se acuerda o que se le cuenta a alguien, vuelve el enojo.
Es importante tomar conciencia de cuanto le afecta su bienestar emocional la espera eterna en la "presa" y tomar medidas para poder manejarlas de manera mas constructiva, cortando así el ciclo de emociones.
La documentación de los costos psicológicos del tráfico debería proporcionar apoyo adicional para las políticas de gestión de la congestión, acordándose que no son solo objetos que se mueven, son personas que se transportan a través de ellos.
Tal vez en un futuro, cuando los vehículos sean conducidos por robots, se respeten todas las leyes, no hayan "vivezas" como pegarse a la ambulancia, entre otras cosas, la congestión será menos estresante. Para eso, falta mucho. Demasiado, para alguien que ha pasado una hora queriendo recorrer 100 mts.