No cabe duda de que vivimos tiempos que nos retan, donde lamentablemente muchas personas han perdido la vida y muchas más están pasando por momentos difíciles en varios sentidos.
Se dice que vivimos una crisis sin precedentes. La palabra “crisis” la escuchamos todos los días, pero, ¿qué significa? De acuerdo a su etimología viene de la palabra griega: κρίσις, que significa: decisión, juicio, resolución. Me parece interesante iniciar con una primera reflexión: toda crisis nos demanda tomar acción. Hay que dar una respuesta personal y actuar.
Sin duda hay que considerar adecuadamente la situación particular, y es necesaria la iniciativa personal, pero también son en estos momentos donde los liderazgos son indispensables para guiar y ayudar a las personas a encontrar la salida. Una solución común, donde todos puedan superar las situaciones de adversidad por las que se este pasando.
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Hay una historia de más de 100 años de antigüedad que ejemplifica lo que hoy necesitamos y nuestra sociedad demanda: Líderes que den respuestas adecuadas a los momentos que vivimos.
El 19 de enero de 1915 el barco Endurance al mando de Sir Ernest Shackleton quedó atrapado en el hielo en el mar de Weddell. La expedición tenía el objetivo de cruzar la Antártida, después de que Amundsen había llegado al Polo Sur.
Shackleton escribió: “El descubrimiento del Polo Sur no será el fin de la exploración antártica. El siguiente trabajo es un viaje transcontinental, de mar a mar, cruzando el Polo.”
Sin embargo, al quedar su embarcación atrapada su misión se vió cancelada y un nuevo objetivo quedó en la mente de Shackleton: hacer que su tripulación —de 28 personas— regresara con vida a Inglaterra.
Esto dio inicio a una de las gestas de supervivencia más impresionantes en la historia de la humanidad. Una odisea que duró 20 meses en uno de lo climas más agresivos del mundo. Shackleton logró su objetivo: todos tripulantes regresaron a casa. Nadie falleció.
Es en estas épocas de crisis, donde ya señalábamos que los liderazgos son más necesarios, las lecciones que Shackleton nos dejó, a más de un siglo de distancia, vuelven a tomar fuerza.
El liderazgo es más un arte que una ciencia, como bien podemos intuir. No hay un proceso infalible que seguir, pero si podemos reflexionar sobre ciertas actitudes y comportamientos que un líder debe seguir en momentos complicados. Esto es lo que Shackleton demostró y nos legó.
El arte de liderar en una crisis es el arte de manejar las paradojas. Es muy fácil que las personas asuman posturas extremas en momentos complicados y es precisamente donde el líder debe aparecer y guiar adecuadamente a otros. Shackleton manejó muy bien estas paradojas.
Un primer aspecto que se puede presentar es la parálisis. Muchos de sus tripulantes pensaban que no tenía sentido moverse, si de cualquier forma morirían. Shackleton fue tomando decisiones adecuadas de corto plazo con base en las circunstancias de cada momento y mantuvo en movimiento a la gente.
Actuar es fundamental. No se puede esperar “a ver qué pasa”. Cuando el panorama se aclare puede ser muy tarde. El otro riesgo es caer en un activismo desenfrenado, hacer cosas, porque “hay que hacer algo”.
En este sentido lo importante es tener claro hacia donde se deben dirigir esos esfuerzos. Shackleton siempre tuvo en mente una meta que lograr y hacia donde debía conducir a su gente. Y lo más importante, lo comunicaba con claridad. Es muy importante mantener enfocada a la gente, no en lo que hoy nos ocurre, sino en lo que queremos lograr, mantener la mente enfocada en el logro de metas que den un impulso a las personas. Está claro donde nos encontramos hoy, pero enfocamos todos los esfuerzos en una meta común.
Esta es la primera paradoja: ejecutar, actuar, tomar decisiones adecuadas de corto plazo, pero siempre con una visión de largo plazo, con un objetivo claro que alcanzar o un rumbo definido al cual dirigirse.
Un segundo aspecto tiene que ver con un tema que ya se anticipaba antes. Cuando la situación está mal, se puede pensar que ya no se saldrá de la misma o que no tiene sentido luchar. Se puede caer en el pesimismo.
Shackleton siempre demostró un desbordante optimismo, a pesar de que, en ocasiones tuviera sus dudas internas. Ante su gente siempre mandó un mensaje de “lo lograremos”. Pero, por otro lado, ese optimismo puede conducir a situaciones de mucha frustración, si la realidad dice otra cosa, contraria a las promesas hechas. Por tanto, es importante tener los pies en la tierra todo el tiempo.
Shackleton lideraba “desde las trincheras” y estaba perfectamente consciente de la situación que vivía. Mantenía a su gente alerta y enfocada en sobrevivir cada día.
Aquí está la segunda paradoja: nunca perder el optimismo y siempre mandar un mensaje positivo, pero al mismo tiempo estar perfectamente consciente de la situación que se vive, para actuar en consecuencia.
Al mismo tiempo se debe ser realista y aceptar lo que hay, pero sin perder la convicción de que se alcanzarán las metas, de que se superará la adversidad presente, no siempre sabiendo cuando ni como, pero con esa profunda convicción de que se llegará, de que saldremos adelante.
Shackleton fue un gran líder. Hay dos aspectos que deben estar presentes en todo liderazgo y en los momentos de crisis se vuelven críticos. Uno es claramente el ejemplo. Siempre quien quiere ser líder debe poner el ejemplo. Es muy difícil liderar con la incongruencia de decir una cosa y actuar en sentido contrario.
Shackleton siempre dio el ejemplo y realizaba las mismas tareas que sus hombres y se sometía al mismo régimen que los demás. Cuando debieron abandonar un campamento provisional después de que se hundió su barco, destrozado por el hielo, cada hombre solo podría llevar dos kilogramos de artículos personales, el primero en cumplir la regla fue Shackleton, que además dormía y comía con sus hombres, en las mismas circunstancias.
Un segundo aspecto, fundamental, es ganarse la confianza de las personas.
Todos sus hombres confiaban plenamente en Shackleton. Primero, porque demostraba una y otra vez su capacidad para decidir y actuar. Segundo, Shackleton estaba profundamente comprometido con las personas. Estaba dispuesto a arriesgar su propia vida para salvar a sus hombres. En tiempos de dificultad las personas se preguntan que tan comprometido está su líder. En este sentido, si el líder debe dar muestras contundentes y constantes de tener un genuino interés por el bienestar de las personas.
Esto es esencial para todos aporten y ayuden a salir adelante al grupo, organización o entidad donde se encuentren. Pero más importante, una vez que se supere la crisis, las personas recordarán todos y cada uno de los gestos de esa persona y reforzará o perderá definitivamente esa confianza y el liderazgo.
Muchas más lecciones nos dejó Sir Ernest Shackleton y su tripulación, por lo que les recomiendo la lectura del libro de Dennis N.T. Perkins titulado “Leading at the Edge”, donde propone diez estrategias para superar “un reto extremo”:
- Nunca pierdas de vista el objetivo último y enfoca tus energías en los logros de corto plazo.
- Da ejemplo, con comportamientos y símbolos visibles y memorables.
- Contagia optimismo y confianza, pero mantén los pies en la tierra.
- Cuídate: conserva tu energía y deja el sentimiento de culpa atrás.
- Refuerza el espíritu de equipo constantemente: “Somos uno, sobrevivimos o morimos juntos”.
- Minimiza las diferencias e insiste en la cortesía y respeto en el trato.
- Maneja el conflicto, libera el enojo en pequeñas dosis, compromete a los disidentes y evita las luchas de poder innecesarias.
- Encuentra algo para celebrar y algo para reír.
- Está dispuesto a tomar el gran riesgo.
- Nunca te des por vencido, siempre hay otra posibilidad.
Espero que estas ideas inspiren a nuestros líderes que deben, sin duda, guiar a las personas a buen puerto y lograr que todos superen, juntos, los retos que se nos presentan.