Una pregunta similar le hacen a Michael Dell, el fundador, presidente y CEO de la reconocida firma estadounidense de computadoras.
Hace treinta y siete años, él fundó Dell Technologies en un pequeño dormitorio de la Universidad de Texas en Austin, la linda localidad —un paraíso en medio del inhóspito Texas— que Forbes clasificó recientemente como la “ciudad en auge” número uno en EE. UU. Solo para tener una idea, el año pasado 154 empresas anunciaron planes para reubicarse o expandir su presencia Austin, donde impera un espíritu innovador comparable al Silicon Valley.
Al igual que en muchos lugares ahí se retomaron proyectos urbanísticos, culturales, académicos y empresariales, como parte de la reactivación económica. Pero, en buena parte de las industrias y empresas, se mantiene el teletrabajo en una gran cantidad de posiciones administrativas y de servicio. Como en el caso de Dell.
Las perspectivas son que en el futuro próximo, una vez superado el Covid-19, se pase al trabajo híbrido, que básicamente implica ir algunos días en la oficina (menos que antes de la pandemia) y trabajar desde un sitio remoto otros días (más que antes de marzo de 2020).
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El año que llevamos en esta dinámica el aprendizaje fue intensivo: los empleados profundizamos la experiencia de funcionar lejos de la oficina y a coordinar a través de canales electrónicos; los jefes, a supervisar en forma remota; las empresas, a que sí es posible operar con el personal en teletrabajo. No fue lo único.
Lo virtual se volvió cotidiano incluso para los eventos. En el Dell Technologies World 2021, esta primera semana de mayo, la empresa compartirá todo lo que ha venido haciendo desde sus equipos de ingeniería, desarrollo, ventas, soporte, mercadeo y eventos en forma virtual.
En EF también tuvimos un evento virtual la semana anterior, el Consumidor 506, que mostró las principales tendencias del mercado digital y de consumo, reconociendo el impacto tecnológico.
La tecnología permitió que las empresas operaran y vendieran de una forma inimaginable hace 100 años, cuando la llamada “gripe española” impactó —de una forma similar al Covid-19 hoy— a muchas sociedades, incluyendo EE. UU. En esa época también hubo cierres de comercios, pero las tiendas no tenían otra forma de vender.
En febrero de 2020 tampoco imaginábamos cómo la computación en la nube, las videollamadas o el comercio electrónico ayudarían a mantener todo en funcionamiento. Esas tecnologías son en la actualidad parte de la rutina. Ni siquiera lo imaginábamos quienes ya aprovechábamos y predicábamos sus bondades.
Llevo 20 años (casi 21, para ser exactos) hablando de las videoconferencias, de las plataformas para reuniones virtuales, de los sistemas de comunicación unificada. En dos décadas era difícil encontrar empresas que aprovecharan esas aplicaciones, excepto si eran multinacionales o alguna firma local “muy adelantada a su tiempo”.
Hoy Webex, Zoom, Teams o Meet son usuales para comunicaciones con clientes y colegas, para reuniones y eventos, y hasta para fiestas virtuales. Lo mismo que las aplicaciones para pedidos y compras en línea. Eso se mantendrá, pues descubrimos sus facilidades y beneficios, tanto grandes como pequeños negocios.
En la cafetería donde almuerzo los sábados en Heredia centro, la próxima semana —de cierre de comercios— se mantendrán las ventas a través de Uber Eats. También recibirán pedidos de quienes deseen pasar a recogerlos o para que el dueño los vaya a dejar en una carrerita si es a un lugar a unas cuantas cuadras.
Si Usted hace un pedido y no lo va a consumir inmediatamente, el propietario le explica qué hacer para que la experiencia sea la mejor. En ese local antes había una boutique y la cafetería ha logrado mantenerse. Cruzamos los dedos para que siga así.
El futuro será de mezclas. Unas veces preferiremos hacer el pedido para consumir en casa sin perdernos un partido de fútbol que pasan por televisión, para ver la película a través de Netflix o para evitarnos la fatiga. En otras ocasiones elegiremos ir a almorzar o cenar en el sitio. Será parecido en la cultura laboral, con el trabajo híbrido: presencial y remoto.
Hoy nos hace falta almorzar, tomar café, reunirnos y trabajar (e incluso las interrupciones) con colegas de oficina. No sé si añoramos escuchar las conversaciones de aquellas personas que suben el volumen cuando hablan por teléfono en la oficina. ¿Quién iba a decir que tendríamos nostalgia de ir a trabajar?
“Extraño verlos e interactuar con todos ustedes cara a cara”, escribe Michael Dell en su blog. “¿Cuándo volveremos a estar todos juntos? Es una pregunta que me hacen todos los días y mi respuesta no ha cambiado. Hay una manera de que todos volvamos a estar juntos y está a nuestro alcance hacer que suceda: la vacunación”.
Mantener operaciones de trabajo remoto en este momento es clave para la seguridad de las personas, de los clientes y de sus familias, pues la pandemia en algunos países, como el nuestro, var por una tercera ola. En algún instante, sin embargo, todo esto pasará. Tiene que pasar. Y volveremos a vernos.
Cuando se regrese, las empresas deberán reconocer el cambio de cultura laboral y cómo ajustarse. La mirada también deberá estar puesta en la venta en línea, ahora que los consumidores aprendimos que hasta las compras del supermercado se pueden hacerse en Internet.
Claro está, habrá compañías que se justificarán para no hacerlo. Ahí identificaremos a las que aún operan mirando al pasado. No será difícil saber cuál es su futuro.