¿Desaparecerán nuestros trabajos ante la llegada de los robots? Conforme aumenta el protagonismo de la cuarta revolución industrial o tecnológica, el futuro del mercado de trabajo se vuelve presente, las preocupaciones aumentan y la incertidumbre se multiplica. Pero no se trata solo de robots.
Ahorita las preocupaciones son sobre el trabajo presencial o el remoto, la rigidez tradicional o la flexibilidad, la productividad y la seguridad informática. Pero no debemos perder de vista que en los últimos dos años se perdieron algunos miedos o resistencias a la aplicación de tecnologías de digitalización y automatización, incluyendo sistemas de Robotic process automation (RPA) y robots físicos, que incluyen desde máquinas y brazos robotizados hasta una nueva generación de androides. Un adelanto ya puso el pie en Costa Rica.
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La firma local Belca anunció un robot traído a través de la empresa Any2Cloud, el cual se puso a prueba en Burger King de San Pedro para entregar comida y recoger la bandeja. La firma anunció que su fin es brindar herramientas inteligentes en el sector de alimentos y este robot es el primero de los que espera lleguen en el año 2022.
Belca también anunció a MAX, un asistente virtual vía WhatsApp, que se encarga de tomar pedidos de forma ágil y segura las 24 horas y siete días de la semana. Apoyándose en un motor de inteligencia artificial, la solución guarda el historial de compras de los clientes y sugiere un pedido basado en dicho historial, entre otras ventajas. La firma adelantó que próximamente el cliente podrá consultar su estado de cuenta, realizar pagos de factura y consultar el estatus de su pedido.
“Queremos liderar la transformación de la industria del FoodService y para eso debemos trabajar muy de la mano con nuestros clientes desde un enfoque de desarrollo sostenible, en donde identificamos sus necesidades y facilitamos soluciones que les permita brindar mejores experiencias para el consumidor a la vez que, optimizan sus operaciones y brindan mejores condiciones para sus colaboradores”, dijo Manfred Bucher, director comercial de Belca Costa Rica. Repito: no se trata solo de robots.
Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que, para América Latina, el futuro del trabajo estará marcado por dos grandes tendencias: el tsunami tecnológico y el envejecimiento poblacional. “Los desafíos son numerosos”, indican los autores con un lenguaje propio de la diplomacia. Hagamos la traducción: los problemas son numerosos.
El primero es que los adelantos se adoptan lentamente en la región, al menos hasta la fecha del informe del BID: 2019. Desde entonces pasó de todo. El otro tsunami que vivimos desde marzo de 2020, la pandemia del Covid-19, empujó el teletrabajo, a los nómadas digitales, el trabajo flexible, las aplicaciones de delivery, el comercio electrónico, los pago con el móvil, la educación virtual, las conexiones de fibra óptica y las ofertas de Internet simétrico.
El segundo es que la cuarta revolución industrial tiene el potencial de destruir empresas que no se modernicen y empleo en algunas industrias y ocupaciones. Además, se precariza el empleo (como en el caso de los delivery) y, con el envejecimiento de la población, excluye trabajadores con experiencia (mayores de 40 o 50 años) de las nuevas oportunidades laborales al tiempo que los sistemas de seguridad social no tiene la capacidad financiera “para cumplir la labor que se les encomienda”. ¿Es demasiado dramático?
Claramente todos los cambios tecnológicos impactan fuertemente a las operaciones de las empresas y, con ello, al mercado de trabajo. Pero en todas las revoluciones industriales o tecnológicas anteriores el empleo no desapareció, se transformó. Solo que las anteriores revoluciones industriales o tecnológicas la región tenía otra composición productiva y de empleo. En todo caso, no se trata de rechazar la transformación digital. Sí de visualizarla y prevenir sus estragos.
“Como nuestra capacidad de adaptación es limitada, estos cambios tecnológicos vertiginosos pueden representar un problema”, advierte el informe siempre en su lenguaje diplomático. “Las personas tardamos años en desarrollar nuevas habilidades y asumir nuevas tareas y, al mismo tiempo, los gobiernos se mueven incluso más despacio para explotar las nuevas tecnologías”. Las ocupaciones que podrían verse afectados son numerosas y dependen de cada país.
El informe dice que el 68% de los trabajadores de Costa Rica se encuentran en ocupaciones con alto riesgo de automatización para los siguientes diez o veinte años, solamente superados en la región por Guatemala, El Salvador y Ecuador. El dato es de 2018 y más de lo que se pensaba en 2017, pero mucho cambió desde 2020.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la población en la fuerza de trabajo nacional fue de 2,43 millones de personas en el primer trimestre de 2022, por lo que estaríamos hablando de casi 1,7 millones en empleos con ese nivel de riesgo.
Y hay una advertencia.
“Es altamente probable, sin embargo, que estos estudios sobrestimen el impacto negativo de la automatización en el empleo de los próximos años”, se advierte. ¿Y qué pasa si, con lo ocurrido desde 2020, resulta que más bien el impacto queda subestimado? Hay factores que podrían alterar las tendencias.
El proceso podría verse afectado si para las empresas tiene sentido el cambio digital. En economías altamente globalizadas y más digitalizadas hay pocos sectores donde existe opción. Para la mayoría de industrias es sí o sí. La buena noticia es que la transformación incluye nuevos tipos de empleo: entrenadores de inteligencia artificial, explicadores para comunicar los resultados de las aplicaciones, sostenedores para monitorear el comportamiento de los sistemas.
La esperanza se basa en que la creación de nuevas tareas y ocupaciones fue responsable de la mitad de la creación de empleo en EE. UU. durante el periodo de 1980 a 2010.
El informe recalca que las aplicaciones de delivery o de hospedaje —como Uber o Airbnb— facilitan a las personas generar nuevos ingresos en sus tiempos y espacios libres. Y quien tiene talento para alguna labor puede ofrecerla a todo el mundo, en sentido literal y real, tanto como se puede trabajar desde una playa para empresas de cualquier país. Los recursos ociosos pueden aprovecharse con la eliminación de las barreras.
Se generan así oportunidades para quienes requieren flexibilidad o cuyos talentos no son apreciados en sus empresas y países, facilitando posibilidades de empleo para mujeres a cargo del cuidado de sus hijos o de adultos mayores y para estudiantes o adultos mayores que pueden trabajar a tiempo parcial. Las empresas pueden contratar también por tareas específicas. Todo eso supone “retos” en conectividad, banda ancha, legislación laboral, tributación y seguridad social.
¿Cuáles son las tareas más fácilmente automatizables? El informe del BID dice que los meseros y meseras se encuentran entre las ocupaciones manuales menos automatizables. El robot de Belca podría pensar diferente. Hay otras que son difíciles de automatizar.
Por ejemplo, los y las profesionales en leyes podrían estar más seguros. Seguirán siendo necesarios ante un juzgado, al menos por ahora, pero en su labor se utilizan cada vez más sistemas automatizados para analizar casos, identificar jurisprudencia y tener machotes de contratos, por ejemplo, en este caso en un simple documento de Word. Hay otros cambios en la ocupación que no se deben necesariamente al cambio digital.
Ocupación | Facil automatizables | Menos automatizables |
---|---|---|
Manual | Operario de máquina, preparador de alimentos, electricista, plomero, albañil, pintor, sastre y zapatero. | Cocinero, mesero, jardinero, aeromozo o aeromoza, peluquería, cuidadores (menores de edad, mayores de edad y personas con discapacidad), bombero, policía y vigilante |
De conocimiento | Comerciante, cajero, vendedor de seguros y bienes raíces, secretariado, recepcionistas y repartidores | Educación, medicina, enfermería, leyes, pilotos, arquitectura, periodistas, diseño y fotografía. |
El informe del BID indica que en la región la ocupación de gerentes cayó 2,22% entre 2000 y 2015, pero puede deberse a procesos de concentración de empresas en la región. Esa rea una de las ocupaciones de conocimiento menos automatizables. Lo mismo ocurrió con técnicos de ciencia física (-0,62%), especialista de la educación (-0,15%) y artistas y atletas (-0,14%).
Entre las ocupaciones más fácilmente automatizables cayó el empleo en operadores (-1,80%), personal de instalación, mantenimiento y reparación (-1,63%) y conductores (-0,73%), este último relacionado con un mayor acceso al financiamiento de vehículos personales. Entre las labores más fácilmente automatizables, la única que creció en ese periodo fue la de operario de construcción (0,35%).
Las ocupaciones de más crecimiento fueron las de limpieza y mantenimiento (2%), especialistas en operaciones financieras y de negocios (1,4%), vendedores (1,34%), especialistas en matemáticas y computación (1,04%) y preparadores de alimentos (1,01%). También creció (menos de 1%) la ocupación de profesionales y técnicos en salud, abogados, pilotos y controladores, apoyo administrativo, técnicos de medios y comunicación, trabajadores sociales e incluso bibliotecarios. Recuerden: eso fue entre 2000 y 2015. Vean este siguiente gráfico para el caso de Costa Rica.
¿Hasta que punto esta recomposición de ocupaciones se explica por el cambio tecnológico?, se preguntan los autores del informe del BID. “El trabajo manual altamente automatizable ha sufrido una importante caída en América Latina y el Caribe”, responden. ¡Taraaaan! “Este fenómeno, que ocurre en todos los casos seleccionados, es similar a lo que sucede en economías más desarrolladas, donde también se observa una caída pronunciada de este tipo de ocupaciones”.
De hecho, los empleos más fácilmente automatizables han caído casi 4% entre 2000 y 2015. Las ocupaciones manuales menos automatizables crecieron 1,17%. En el caso de las ocupaciones de conocimiento (tanto fácilmente o difícilmente automatizables) el empleo creció 1,67% y 1,02%, respectivamente. Además,los trabajadores en ocupaciones más susceptibles de automatizarse tuvieron menores crecimientos salariales. Eso fue en la región.
En Costa Rica, sin embargo, cayeron las ocupaciones fácilmente automatizables y también las de conocimiento menos automatizables. Es decir: ¡nadie está a salvo! Otro dato a tener en cuenta es el nivel educativo.
Aquí creció de 36,2% a 39,5% el empleo de personas con nivel universitario y postgrados entre 2000 y 2015, al tiempo que disminuyó para quienes tienen secundaria completa o incompleta.
Recordemos que eso fue antes de la pandemia, cuando hablar del cambio digital, digitalización y automatización era algo esotérico por demasiado a futuro. Ese futuro se aceleró desde marzo de 2020. En la actualidad se espera que las tecnologías de Internet de las cosas, blockchain, inteligencia artificial y 5G aceleren más la transformación digital.
Las empresas sufrirán un mayor cambio. El empleo, también. Serán necesarias nuevas profesiones, nuevas ocupaciones y nuevas competencias técnicas. ¿Cómo se prepara Usted para ese futuro de cambios?