Cuando asistí a mi primer Congreso Mundial de Celulares, todavía se realizaba en Cannes y en el mismo sitio donde hace el famoso festival de cine, los fabricantes presentaban videos sobre el futuro de la telefonía móvil.
En los videos se mostraban a usuarios hablando por videoconferencia, por ejemplo.
En el año 2001 era futurismo puro. Las telefónicas se estaban deshacían de las redes de primera generación y empezaban a impulsar fuerte los nuevos servicios de 2G.
Las firmas europeas como Nokia, Ericsson y Alcatel pugnaban por el estándar GSM, que llegó a ser dominante, y anunciaban las mejoras sucesivas: GPRS y Edge.
Sus competidores estadounidenses –Motorola y Lucent– por derivados de TDMA.
Dos cosas me quedaron guardadas en mis disco duro.
Una fue las evasivas de los ingenieros y voceros de Ericsson ante algunas preguntas, por lo que los periodistas centroamericanos suspendimos entrevistas y nos fuimos el último dia a darnos una vuelta a Monte Carlo.
La segunda fue que mis colegas preguntaban y cuestionaban y anticipaban que aquellas tecnologías de videoconferencia en los móviles difícilmente llegarían a ser realidad, difícilmente llegarían a nuestros escuálidos países y difícilmente llegarían a los barrios pobres.
Dos décadas después la telefonía móvil y las funcionalidades de videoconferencia están al alcance de cualquier usuario. Es más, entre los migrantes centroamericanos, las transferencias y la comunicación por video es pan de cada día para comunicarse con sus familiares.
Cuando se ve lo que en el SingularityU Summit se denominó como tecnologías exponenciales hay críticos, escépticos y negativistas que auguran que eso nunca llegará a nuestros países.
Malas/buenas noticias (depende de cómo lo vea): ¡ya llegaron!
O que dicen que solo las grandes compañías, los grandes bancos, las grandes instituciones, las grandes agroindustrias utilizarán esas nuevas tecnologías para digitalizar y automatizar: inteligencia artificial, Internet de las cosas, blockchain y robótica, entre otras.
Malas/buenas noticias: hay emprendedores creando soluciones con base en estas tecnologías y haciendo negocios.
O están los apocalípticos del empleo: los robots nos sustituirán.
Ciertamente el empleo cambiará. Está cambiando. Ya cambió. Cambió desde que la agricultura dejó de ser el principal empleador: a principios del siglo XX en los países desarrollados y entre mediados y finales del siglo XX en los nuestros.
El cambio siguió constante. De las maquiladoras de ropa a las firmas de servicios en zona franca; de máquinas de escribir, cartulinas y hojas cuadriculadas a computadoras, procesadores de texto, presentadores de filminas y hojas de cálculo.
Los cambios han continuado.
Las nuevas tecnologías prometen más transformaciones y más aceleradas. Sencillamente los autos autónomos no necesitarán choferes, lo cual implica un anticipado adiós a los taxis y Ubers conducidos por personas.
Entre los cambios que ya vivimos y este momento de vehículos sin choferes se anticipan diversas modificaciones.
Cathy Hackl es una costarricense, que estuvo en el SingularityU Summit como conferencista.
Ella es futurista en tecnologías exponenciales. Reside en California, Estados Unidos, y trabaja en una firma donde están probando algunas de las locuras que ya se están comercializando con realidad virtual, realidad aumentada y computación ampliada.
Hay otras innovaciones se están incubando en los laboratorios. Algunas llegarán al mercado. Otras se quedaron en buenas ideas que todavía no están madura o que definitivamente no servían.
Cathy nos dice que las nuevas tecnologías crearán nuevos trabajos y que las personas tendremos que aprender a convivir con ellas.
“Ya se ha creado una convergencia entre la vida física y la vida virtual”, asegura.
De hecho, Usted se fija cada cierta cantidad en sus móvil, trabaja con su computadora, solicita una película a Netflix para verla en su televisor, busca en YouTube un video sobre cómo hacer un queque, reparar algo en la casa o hacer algún ejercicio.
Los autos eléctricos exigirán mecánicos tanto como lo exigen los vehículos actuales. Lo mismo ocurre con los auto autónomos, tanto como con los servicios de reparación de televisores al pasar de blanco y negro al color y luego a las modernas pantallas.
La principal habilidad que se requiere es la capacidad y la actitud para cambiar y para hacerlo rápidamente.
LEA MÁS: La educación del futuro evoluciona al modelo Netflix y en Costa Rica también
David Roberts, el conferencista con el que terminó el SingularityU Summit, y Cathy coincidieron en que los países donde hay más automatización son los que hoy muestran menos desempleo a nivel global.
También hablaron de la cantidad de nuevos empleos, oficios y profesiones que no existían antes: animadores digitales, productores de videojuegos, científicos de datos, community manager o social media manager, mercadeo digital, SEOs.
Me voy a LinkedIn: especialista en video, especialista en comunicación digital, editor de contenido, estratega de contenido, líder en rendimiento de medios, gerente de éxito del cliente (o algo así), diseñador de usabilidad o UX, productor web, escritor y editor técnico y especialista en entrenamiento laboral.
Esas son las que me aparecen a mí y que están relacionadas con lo que uno hace o hizo en otra vida laboral, lo que estudió y lo que indicó en LinkedIn.
Cathy dice que podríamos llegar a ver empleos como estilista de hologramas, gente que repare robots, especialistas en el legado digital de los demás (¿alguien podrá hacer un holograma cuando usted ha fallecido?).
Evidentemente si no terminaste el colegio, si no tienes idiomas o si no te actualizas, te quedarás fuera de esas oportunidades.
Es lo que está pasando con buena parte de los trabajadores desempleados de baja calificación. Hay vacantes en las firmas de servicios y en las de tecnología, pero no pueden aprovecharlas porque no cumplen los requerimientos básicos.
“Hay que educarse en las tecnologías emergentes”, recomienda Cathy, cuando le pedí sus recomendaciones. “No deje la parte creativa, ni las artes ni la cultura; analice sus talentos y los de sus hijos; y tenga en cuenta que, a lo largo de su vida, pasará por dos o tres campos laborales. Actualícese”.
¿Cómo actualizarse si para la mayoría de esos puestos no hay carreras en las universidades?
Precisamente por eso hoy hablamos que la actualización no pasa por largas carreras, sino por nuevos modelos de formación, donde las clases son en videos si son en línea o de corta duración, con contenidos actualizados, con el fin de certificarse.
El Foro Económico Mundial publicó en enero pasado un nuevo informe titulado Jobs of Tomorrow Mapping Opportunity in the New Economy.
En él indica que la Cuarta Revolución Industrial crea una demanda para millones de nuevos empleos, “con vastas nuevas oportunidades para satisfacer el potencial y las aspiraciones de las personas”.
Y aquí viene el pero: se requiere actuar para convertir esas oportunidades en realidad para las personas.
El reporte confirma que están surgiendo siete nuevos grupos de profesiones y 96 tipos de trabajos, donde se combinan lo digital y lo humano.
Incluyen áreas como la economía verde; datos e inteligencia artificial; ingeniería y computación en la nube; desarrollo de productos; ventas, mercadeo digital, producción de contenido; y cuidado de personas y cultura.
En dos años, entre 2020 y 2022, se pasará de ofrecer 506 a 611 puestos en estas nuevas áreas por cada 10.000 oportunidades de empleo.
En dos años aumentará en 51% las oportunidades en las nuevas profesiones y para el 2023 el 37% de las posibilidades de trabajo estarán en esas área emergentes.
Los puestos relacionados con economía verde tendrían menos demanda, mientras la apuesta segura será en inteligencia artificial, médicos transcriptores, científicos de datos, especialistas en éxito del cliente, especialistas e ingenieros de full stack.
Le siguen los técnicos en sistemas de generación de biogás, redes sociales, técnicos de servicio en aerogeneradores, comercializadores y especialistas informáticos de crecimiento.
“El futuro del trabajo muestra la demanda de una amplia variedad de habilidades técnicas disruptivas y de habilidades comerciales y especializadas de la industria”, indica el informe.
¿Cuáles habilidades son esas?
En negocios, especializadas en la industria en que Usted se encuentre, habilidades blandas, habilidades tecnológicas básicas y habilidades en tecnologías disruptivas.
Fíjese que la mayoría de esas áreas no están en las ofertas académicas universitarias. No tienen que estarlo: se adquieren vía cursos de certificación.
Segundo: no espere a que las universidades, su patrono o el gobierno haga algo. Empiece a buscar ya cómo actualizarse.