Caminar es de los ejercicios más accesibles para la mayoría de las personas y, como toda actividad física, es beneficioso a nivel físico, mental y emocional.
Sin embargo, un reciente estudio exploratorio realizado por la Universidad Anglia Ruskin, en Reino Unido, mostró que puede resultar especialmente beneficioso para adultos con síndrome de Down.
Específicamente, determinaron que este tipo de ejercicio ligero, practicado de manera regular, “puede mejorar el procesamiento de la información y la atención entre las personas con síndrome de Down”.
Para la mayoría de las personas, caminar es una actividad que realizamos “en piloto automático”, pero, en realidad implica mucho procesamiento de información y toma de decisiones.
Póngase a ver un bebé aprendiendo a dar sus primeros pasos: la fuerza y concentración que requieren para simplemente levantarse y el esfuerzo que necesitan para lograr balancearse entre cada paso.
¡Yo misma tuve que re-aprender a caminar después de mi cirugía de cadera!
De hecho, Dan Gordon, profesor asociado de fisiología del ejercicio cardiorrespiratorio en la Universidad Anglia Ruskin y autor principal del estudio, dice que para muchas personas en la comunidad con síndrome de Down no resulta una actividad “natural”.
Por eso, entre los participantes del estudio vieron que “caminar tiene el efecto de activar las vías locomotoras, impulsar el desarrollo cognitivo y mejorar el procesamiento de la información, el sentido de alerta y la atención”.
Este descubrimiento, dicen los investigadores, representa un gran avance en la materia, sobre todo porque “existe evidencia de que las personas con síndrome de Down generalmente no cumplen con los niveles recomendados de actividad física diaria”, los cuales, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa en, al menos,150 minutos de actividad física por semana para personas adultas.
Justo hoy se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down. Los insto, entonces, a celebrarlo en movimiento: si conocen personas con este síndrome, compártanles esta información y ¿por qué no? pónganse las tenis y salgan a caminar juntos. A ambos les hará bien. No asuman que no van a querer o poder.