Si resfriarme me da pereza porque requiere reposo y lesionarme me “agüeva”, porque implica además deload, no se imaginan lo que sentí cuando me dijeron que mi cadera requiere cirugía. No.
Lo que me pasó no es producto de “esos ‘ejercicios raros’ que usted hace”, como dijo mi papá, refiriéndose a AntiGravity y a bungee.
Resulta que mi fémur no es redondito como debería. Tiene, me explicó el doctor Kobayashi, una especie de “chichota” que se me formó en la adolescencia.
Como saben, el fémur se acopla a la cavidad de la cadera, que es cóncava. Los fémur que no tienen deformaciones ruedan perfectamente dentro de esa cavidad, protegidos ambos por un tejido que funciona como un empaque (digamos como un equivalente al menisco pero en la cadera).
Por esa anomalía en su forma, mi fémur no rueda sin fracción: el mío lleva golpeando a la cadera más de 20 años y, cual gota de agua en piedra de Confucio, terminó rompiendo el empaque, específicamente, el labrum.
Ahora toca, no solo coser lo roto. También, limar “la chichota”. De no hacerlo, seguirá rompiendo y rompiendo y podría llegar incluso a quedar hueso con hueso y requerir entonces una prótesis.
Cancelado, descartado #eeNdJ.
Y si usted llegó leyendo hasta aquí, probablemente pensará: ¿para qué?
Este post es el primero de la travesía. Quiero contarles cómo me preparo para la operación y cómo me mantengo activa, antes, durante y después para que, si alguien más está en mi situación, no tema.
Espero que mis reseñas les de ánimo y les sean de utilidad.
El balde de agua fría
En mi caso, ese golpeteo del fémur con la cadera sucede cuando mi cadera llega a ángulo de 90 y/o se reduce aún más.
Eso quiere decir que me pasa cada vez que estoy sentada trabajando, comiendo o cosiendo, cuando hago posición fetal dormida, cuando subo gradas, cuando me agacho a alimentar a Lilo o amarrarme los zapatos y, obviamente, también cuando hago ejercicios como sentadillas, desplantes y hasta el child pose de pilates.
Desde que me dieron la noticia hasta un mes después de la operación debo procurar mantener ese ángulo amplio, sea de pie o reclinada hacia atrás.
Noté que hacer elíptica, caminar, bailar y similares “me cansan la cadera” después de 30 minutos. Así que estos días el cardio ha estado al mínimo.
En cambio, para proteger la espalda baja de tanta reclinación, he estado haciendo miles de planchas (bueno, no miles: decenas) y los abdominales que no me requieren comprometer el ángulo de mi cadera. A eso le dedico por lo menos 15 minutos diarios.
Por otro lado, el doc fue claro en que el tema es la flexión de cadera. Pero deltoides, bíceps, tríceps, pectorales y dorsales están igual que siempre.
Incluso, me dijo que podía hacer ejercicios de contrarresistencia recién operada. Así que eso he hecho y seguiré haciéndolo.
Lagartijas, aperturas, press de pecho, curl de bíceps, flexión de tríceps, elevación de hombros y hasta remo con la variación de estar panza abajo con el tronco pegado a la banca... Todos esos ejercicios he estado haciendo sin problema.
Además, mi hermana buscó una sesión de entrenamiento para realizar literalmente sentadas en el sillón.
Así que, ‘chequellos’, no hay excusas que valgan: ¡hay que moverse!