¿Se imagina correr dos 2.5 maratones al día? (Yo tampoco. ¡No he corrido ni una!)
Lo cierto es que se estima que, de hacerlo, se quemarían unas 8.000 calorías.
Eso es justamente lo que gastan quienes se dedican a plantar árboles, estiman en The World.
Claro, esas son personas que dedican todo su día laboral a tareas como mover sacos de tierra, excavar, empujar, jalar, etc.
Sin embargo, y sin necesidad de dedicar tanto tiempo a la actividad, hacer regularmente tareas de jardinería podría ser una manera de mitigar su huella de carbono y quemar calorías (desde 60 en media hora, según los cálculos de English Gardens).
Dependiendo de la actividad realizada, podría implicar ejercicios tipo cardio hasta otros funcionales de fuerza.
A eso, súmele los beneficios cognitivos de pasar tiempo al aire libre.
¿Y en cuanto al planeta?
Una investigación de National Geographic señala: “Aunque la cantidad de carbono que un árbol puede almacenar varía de especie a especie, asegura la autora principal del estudio, Karen D. Holl, se estima que un sólo árbol puede transformar 22 kilos de CO2 para su propio beneficio al año”.
Si pensamos que las emisiones de CO2 de Costa Rica per cápita son 1,59 ton de CO2 al año, podríamos proponernos plantar un árbol por semana como parte de nuestros 150 minutos de ejercicio semanales.
Aún así le quedaríamos debiendo 14 al planeta para compensar nuestras emisiones, para quedar tablas, deberíamos sembrar uno cada 5 días, pero por algún lado se empieza.
¿No creen?