“The Inventor: Out for Blood in Silicon Valley” es un documental de dos horas, lanzado en 2019 y nominado a los premios Emmy, sobre el auge y la caída de Theranos, una compañía médica multimillonaria fundada por Elizabeth Holmes, y hoy acusada por fraude. En 2015, Theranos era una empresa enfocada en desarrollar tecnología para realizar 240 pruebas de sangre, que iban desde el colesterol hasta el cáncer, a partir de una muestra obtenida con un pinchazo en el dedo. Holmes fue demandada por múltiples cargos en varias jurisdicciones de los Estados Unidos.
La genial idea emprendida por Holmes, valorada entonces en $10.000 millones, y quien contaba con 800 colaboradores del más alto perfil científico, resultó ser uno de los engaños más grandes en la historia de los Start Ups. La misma emprendedora que en 2015 fue nombrada por la revista Forbes como la multimillonaria más joven de Estados Unidos, se convirtió en 2018 en la ladrona de los inversionistas más veteranos. El documental de HBO sigue siendo actual: a inicios de este año saltó a la luz pública la noticia de que Holmes fue condenada a 20 años de cárcel por cada cargo del que se le acusaba.
En 2003, Holmes abandonó sus estudios en Stanford, y con solo 19 años construyó un imperio basado en una sólida mentira. Tan persuasiva y convincente fue su idea, que llegó a ser considerada la sucesora al trono de la innovación de Thomas Edison y Steve Jobs. A pesar de saber poco sobre ingeniería y medicina, logró cautivar a algunos de los inversionistas más ricos del mundo, tales como Rupert Murdoch y la reconocida cadena de farmacias Walgreens. Todo ello apoyándose en la falsa promesa de revolucionar los análisis de sangre.
Tanto Holmes como su presidente y amante, Sunny Balwani, recaudaron más de $700 millones. Hoy, ambos son juzgados por haber mentido sobre la tecnología, el negocio y el rendimiento financiero de la empresa. Hasta poco antes de empezar la pandemia, Theranos valía menos de $0 dólares. La tragedia de Holmes empezó a finales de 2015, cuando un periodista del Wall Street Journal, apoyándose en una valiosa fuente que explicaba el fraude, destapó la gran mentira del startup. Todo se debía, como luego diría uno de los reporteros de Fortune que entrevistó a Holmes, a un problema de integridad.
Problemas de integridad
Algunos atribuyen la fuerza de su engaño a la confianza de Holmes en sí misma, y a su apariencia física. Sus ojos azules y pelo rubio, la hacían atractiva; de hecho, Jennifer Lawrence interpretará a Holmes en la película inspirada en el libro de la quiebra, titulado “Bad Blood”. Al igual que Jobs, usaba cuellos de tortuga negros, y se valía de su penetrante mirada y seguridad para vender su visionaria idea. Su actitud fue tan contundente y sus efectos llegaron tan lejos, que hay quienes todavía dudan si Holmes era consciente de que estaba mintiendo: cabe incluso la posibilidad real de que ella racionalizara sus acciones y se convenciera a sí misma de que estaba diciendo la verdad.
Dan Ariely, economista conductual de la Universidad de Duke, demostró cómo las personas que mienten por una causa benéfica, son casi imposibles de identificar. Según Ariely, los detectores de mentiras descubren la tensión que experimentan los humanos cuando dicen mentiras, pero esa emoción puede desaparecer cuando creen que están haciendo algo bueno. No es una locura pensar que la falta de integridad de Holmes, fuese debido a su convicción de que estaba haciendo algo extraordinariamente noble. En una entrevista resumió su propósito de vida diciendo: “Que menos personas tengan que despedirse demasiado pronto de quienes aman”. También existe otra opción, y es que Holmes fuese incapaz de verse a sí misma como una mentirosa o estafadora: a veces el deseo de mantener una imagen perfecta, no perder ni reconocer los errores, puede generar un trastorno de la autopercepción.
Gran cantidad de las tragedias que enfrenta la humanidad empezaron con el noble deseo de construir un mundo mejor. Algo así podríamos afirmar de quienes impulsaron los regímenes totalitarios: su problema fue creer que “el fin justifica los medios”. Esta frase atribuida a Maquiavelo, pero nunca escrita por él, sintetiza el trasfondo de su obra “El Príncipe”, que personifica la tiranía. En esta línea, la sutil capacidad de “distorsionar la realidad” de Holmes es y será un caso de estudio para los apasionados de la ética y los startups: hasta qué punto se diferencian la ficción de la realidad; cómo distinguir la ambición por un negocio, de aquello que es imposible de lograr. Quizá la clave para decantar la verdad de la mentira se resuma en la máxima atribuida a un autor anónimo: “Dos cosas te definen: tu paciencia cuando no tienes nada, y tu humildad cuando lo tienes todo”.
Referencia principal: https://mercatornet.com/did-elizabeth-holmes-realise-that-she-was-lying-through-her-teeth/76669/