Nos encontramos, de manera fortuita, el miércoles pasado por la mañana en el bulevar de la Avenida Central de San José, a tan solo 200 metros del Ministerio de Hacienda.
Como siempre que nos vemos, se trató de un breve intercambio de palabras sincero, respetuoso, ameno y hasta con una dosis de fisga y sentido del humor.
No tengo porqué negarlo, me gusta hablar con Albino. Aprendo mucho de él, de su visión del mundo, su actitud ante la vida, sus opiniones sobre el acontecer costarricense. No tenemos que pensar exactamente igual para platicar como personas civilizadas.
Él sabe, lo tiene absolutamente claro, que yo trabajo en Grupo Nación, y sin embargo este hecho nunca le ha impedido saludarme con un fuerte apretón de manos, un abrazo y una sonrisa.
Incluso, hemos participado en caminatas dominicales, almorzado, cenado y, por qué no decirlo, disfrutado de unas cuantas cervezas en un viejo bar esquinero de San Mateo de Alajuela.
¿Por qué lo admiro?
Sí, con el paso de los años hemos cultivado una especie de amistad que si bien no califica como un vínculo entre amigos entrañables, sí evidencia aprecio mutuo.
También una gran admiración de mi parte. Lo admiro por su sinceridad, trabajo arduo, transparencia, espíritu constructivo, valiosos aportes al país, verbo distinguido, educación y cara de persona buena y bondadosa.
A pesar de conocerlo desde hace varios años, no fue sino hasta hace poco que supe que es doctor en Literatura Comparada por la Universidad de Montreal, Canadá, y que ha ejercido la docencia en la Universidad Nacional (UNA). ¡La vida está llena de misterios y sorpresas!
Y aún hay más: es coautor del Diccionario de literatura centroamericana, La travesía azarosa de los textos: folklore literario y literatura folklórica en Costa Rica, El discurso colonial: construcción de una diferencia americana y La historiografía literaria en América Central (1957-1987). Lo confieso: no tenía la menor idea de esto.
Como si fuera poco, es miembro numerario de la Asociación Costarricense de la Lengua desde abril del 2015 y ha dictado conferencias y sido profesor invitado en prestigiosas universidades de Alemania, Brasil, Chile, China, Francia, Noruega, Canadá y Taiwán. Sin duda alguna, un ciudadano que ha dejado en alto el nombre de Costa Rica.
Sí, esta semana tuve el privilegio de conversar nuevamente con Albino Chacón Gutiérrez. Da gusto hablar con él, con seres humanos como él, en momentos en que el diálogo de altura está tan devaluado en nuestro país.