En estas últimas semanas, Estados Unidos ha venido reportando una serie de datos que en conjunto, nos indican que su economía está logrando, de manera pausada, llevar su tasa de inflación hacia la meta de la Reserva Federal, al mismo tiempo que sigue presentando tasas de crecimiento superiores a las esperadas por el mercado. Esto sugiere que la esperada recesión pronosticada por la mayoría de los mercados no llegará y que, más bien solo podría registrarse una desaceleración. ¿A qué puede responder este comportamiento?
En detalle, durante esta última semana, el índice que mide la inflación, PCE subyacente, utilizado por la Reserva Federal, registró un crecimiento para el mes de junio de 0.18% (2.2% anualizado), y en los últimos tres meses la tasa anualizada es de 2.3%, lo que da indicios de que se está logrando ir hacia la meta del 2.0% de la autoridad monetaria. Mientras tanto, la economía registró un crecimiento del 2.8% interanual para el cierre del primer semestre; dato que sigue mostrando una economía sólida, aunque si se analiza con mayor detalle a nivel de consumo y desempleo sí se observan signos de desaceleración, aunque no a niveles que hagan prever en el corto plazo una recesión.
Este comportamiento descansa en factores coyunturales como lo es los altos niveles de ahorro que se acumularon en los hogares durante la pandemia, lo cual ha permitido mantener un gasto en consumo fuerte; el esfuerzo del gobierno, que continua con varios estímulos e inversiones en infraestructura; un mercado laboral fuerte, que ha impulsado la estabilidad y el crecimiento de los salarios; y un balance de las empresas saludables, que permite continuar con inversiones y crecimiento. Por otra parte, es importante también considerar factores estructurales como lo son el cambio tecnológico y la innovación, que aportan a la economía una importante mejora en la productividad en sectores que hoy son claves, como inteligencia artificial, salud y tecnologías de la información.
Ante esto, se plantea una nueva realidad que no nos llevará a un ciclo económico similar al que se tenía previo a la pandemia, sino que será posible ver tasas de crecimiento e inflación en las economías más volátiles y, con ellos también tasas de interés más altas comparadas a los años 2010 a 2020; luego de la gran crisis financiera.
El panorama actual se está traduciendo en un consenso de que la Reserva Federal dará el primer recorte de tasas para la reunión de septiembre, y la mayoría está descontando otra baja adicional para el mes de diciembre. Por tanto, esta semana se tendrá la reunión de la autoridad monetaria sobre la cual los mercados ya asumen que no habrá cambio; sin embargo, escucharán y leerán con detalle el mensaje de Jerome Powell, para buscar mayor certeza de la trayectoria de las tasas para la siguiente reunión, el 18 de septiembre.
Estas señales ya están impactando a nivel en los rendimientos de los bonos, que ya se ajustan con sus rendimientos a la baja, por lo que sigue siendo un momento importante para analizar opciones de inversión y asegurar rendimientos atractivos en sus portafolios.
Durante todo proceso de inversión el acompañamiento y el respaldo para el inversionista son clave, por eso es importante que se acerque a profesionales y equipo experto que puedan asesorarle de la mejor manera, alineados a sus objetivos y necesidades.