Probablemente la mayor preocupación de todas las economías desarrolladas y en desarrollo es ¿cómo empezar una reactivación económica que permita que la economía empiece a funcionar nuevamente y se enrumbe al crecimiento sostenido? Además, que fomente el desarrollo de las pymes y que impacte favorablemente en las regiones. Esto es lo mas cercano a las famosas tres B: bueno, bonito y barato. Pues bien, esto es posible, aunque no sencillo.
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Revisando la información de lo que han hechos los países latinoamericanos para iniciar un proceso reactivador, nos encontramos con las propuestas convencionales de los bonos o ayudas a las personas / familias en desventaja o riesgo social. Ahí el gran problema ha sido la ausencia de bases de datos que permitan llegar en forma eficiente a quienes realmente lo necesitan y no financiar a otros grupos o bien duplicar ayudas.
De otro lado también los financiamientos para las pymes, que en muchos casos lo único que hacen es mantener en cuidados intensivos al paciente por más tiempo, ya que lo que necesita (clientes), es lo que aun no tiene. Financiar a las pymes sin tener certeza sobre el regreso de los clientes es una apuesta muy peligrosa, tanto para las pymes como para el sistema financiero.
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Otro elemento observado en las políticas de estímulo es la ausencia de un colchón social para la clase trabajadora, eso que llamamos clase media y que, en muchos casos, no solo ha visto reducido sus ingresos (por el desempleo, reducción de horas o congelación de contratos), sino que es altamente posible que hayan pasado a la pobreza debido a esta situación.
En Chile, se ha probado una medida que -aunque ha sido cuestionada- no deja de ser exitosa: el uso de los fondos de pensiones. De lo que sería el equivalente al ROP en Costa Rica, se han autorizado el retiro voluntario del 10%, es decir, de su ROP usted, si lo desea, puede retirar el 10% para hacer con el lo que desee. En Chile las autoridades y administradores del fondo señalaron que sería la quiebra del mismo. Pues bien, nada de eso pasó, todo lo contrario, mucha gente hizo el retiro y con ese dinero, arreglaron sus casas, compraron bienes durables, alimentos; que en la práctica tuvo un impacto directo y positivo en la economía que volvió a moverse en mercados que estaban entumecidos por la pandemia y se pensaban podrían colapsar. Ferreterías, artículos de construcción, jardinería, etc., además de electrodomésticos, muebles y otros enseres. Pero no solo eso, además muchos optaron por pagar sus deudas con el sistema financiero lo cual además le dio alivio al mismo.
Ante el impacto positivo de la medida, el gobierno autorizó un segundo retiro, un segundo 10%, y luego un tercero. Es posible que muchos piensen, y que va a pasar en el futuro con la pensión. Yo los invitaría a cambiar la pregunta; ¿Cuál es su situación actual? ¿si tuviera acceso a sus fondos, en qué los invertiría? ¿preferiría dejarlos en el sistema? Es su decisión. Pero en la práctica es altamente probable que, si paga deudas, ya no tenga una deuda más grande al momento de su retiro, y por tanto, deje de tener una mayor preocupación que la que tiene ahora.
¿Qué pasa si hoy mejora su vivienda?, podrá disfrutarla hoy mejor y no cuando usted no pueda hacer los arreglos. Estará teniendo hoy una mejor calidad de vida y no posponiéndola para un futuro incierto. Finalmente es su dinero y es usted quien decide que hacer con el mismo. Si desconfía de sus habilidades para manejarlo o de que lo va a usar mal, no lo retire. Es también su elección. Lo que sí es un hecho corroborable, es que esos fondos en manos de sus propietarios, fueron a actividades económicas que han vuelto a hacer a andar la economía chilena, una de las mas competitivas de América Latina.
La segunda medida es aun más simple. Compre local. No por ningún sentimiento nacionalista o de falso patriotismo, sino porque simplemente esos recursos se quedan en la economía doméstica. Si puede comprar frutas y verduras nacionales, hágalo. Ello va -con intermediación, es cierto- a los productores nacionales. Use las redes sociales. Hay muchos pequeños productores que se han unido a Facebook, como “yo ayudo a reactivar la economía costarricense” por poner un ejemplo, y que están vendiendo directamente, llevando sus productos a sus puertas con mecanismos de programación semanal de entregas, pagando por SINPE o en efectivo contra entrega. Podemos consumir mejor, más sano, local, ¿Por qué no hacerlo?