Esta reflexión va dedicada a la gente valiente.
Compartí una foto en redes sobre una experiencia en vacaciones y alguna gente me dijo que yo era muy valiente. Me dio miedo, adrenalina y satisfacción vivir la experiencia, pero me llamó la atención que me llamaran valiente.
Hoy quiero reflexionar sobre lo que significa ser valiente.
Empecemos por las definiciones de valiente.
Valiente. Que actúa con valor y determinación ante situaciones arriesgadas o difíciles.
Ser valiente es tener el coraje de superar aquello que tenemos delante, es la oportunidad de afrontar esa situación que la vida nos ofrece, o que nosotros hemos elegido. La valentía es un reto al que nos exponemos para crecer, aprender y superarnos.
El coraje o la valentía es una virtud humana, que se puede definir como la fuerza de voluntad que puede poseer una persona para llevar adelante una acción a pesar de los impedimentos. El coraje moral permite actuar correctamente a pesar de recibir por ello descrédito, vergüenza, deshonor o represalias sociales.
Creo que el ser valiente tiene que ver con enfrentar los miedos y asumir una decisión que tendrá consecuencias no todas deseables, no todas positivas, (o agradables) pero en el largo plazo y en el balance, positivas.
Ejemplos de valentía.
A nivel de relaciones, pudiera ser cuando una persona decide terminar con un matrimonio que no es sano. Esa persona es valiente si tiene dependencia económica, emocional e incluso social (teme perder la aceptación social que conlleva estar casado) de esa relación, pero en su interior sabe que íntimamente no es sana, que le hace daño y que no hay forma de repararla.
Sin tener claridad de cómo va a resolver todos los detalles, o los asuntos domésticos, administrativos, prácticos, teniendo una idea, ganas de trabajar, claridad mental, se salta (figurativamente hablando) y decide separarse. Para mí, eso es ser valiente.
A nivel vocacional, pudiera ser cuando un joven decide estudiar una carrera que no es lo social, o familiarmente aceptado, que conlleva un riesgo grande por la incertidumbre de que no hay un camino definido vertical, pero es algo que, en la intimidad de su mente y su corazón, sabe que es lo que es su vocación, su interés, aunque involucre desilusionar a su papá, a su mamá, a la familia por seguir su llamado interior. Para mí, eso es ser valiente.
A nivel de liderazgo organizacional, pudiera ser cuando un líder acepta un reto que involucra cambiar de área funcional (pasar de operaciones a manejar el negocio), cambiar de país a un país muy distinto, o pasar a manejar una escala diferente (de 100 a 1000 reportes directos). Hacer algo que no se ha hecho, algo sin precedentes, con la convicción de que nada de lo que ha hecho en el pasado sirve para enfrentar el presente y el futuro, pero con el deseo de aprender y dar lo mejor de sí para sacar el reto de forma exitosa. Eso es ser valiente.
A nivel de un líder de estado, pudiéramos pensar en alguien como Mandela. Después de estar 30 años en la cárcel, hereda la presidencia de un país que está al borde de la guerra civil, para muchos era su oportunidad para cobrar venganza, o retribuir a él y a sus hermanos todo el sufrimiento de parte de los ciudadanos blancos. Pero el percibe el mundo diferente, en vez de cobrar venganza, invita a sus compañeros sudafricanos a componer una nación de colores, que brilla por su diversidad, reconciliación, esperanza.
He aprendido a lo largo de mi vida, que ser valiente tiene muchas recompensas. No está exento de dolor y sufrimiento, pero a la larga ser valiente con autenticidad y alineación de valores tiene el resultado de desarrollarnos, de crecer como seres humanos (en el proceso hacer crecer y beneficiar a otros), no porque queramos, sino porque para sobrevivir nos transformamos y nos convertimos en personas más sabias, más complejas, con la capacidad de percibir la realidad compleja con muchas más perspectivas y posibilidades.
Hay ocasiones en la vida en las que uno simplemente debe hacer el análisis, luego decidir y tomar la decisión, aunque de miedo, aunque no se tenga todo fríamente calculado, caminar con convicción por terreno desconocido, sin mirar atrás.
Agradezco a la vida por las personas valientes a mi alrededor que me inspiran, me enseñan y gracias a las cuales tenemos un mundo mejor.