Si usted es de las personas que tiene un muy buen desempeño (sostenible en el tiempo), pero lo atribuye a la suerte, a un error, a trabajar demasiado o a tener buenas relaciones. Si se siente incómodo(a) cuando alguien le da reconocimiento positivo, transformándolo en miedo, o culpa alrededor del éxito.
Si tiene mucho miedo de fracasar y que descubran que en realidad usted es un fraude, no se siente inteligente, es muy perfeccionista, sobreestima a otros y se subestima usted, le cuesta internalizar los sentimientos de éxito, y en general trabaja mucho más que el resto… pues sí, usted puede estar padeciendo el síndrome del impostor.
Un estudio de KPMG encuentra que un 75% de las mujeres ejecutivas entrevistadas de todas las industrias han experimentado el síndrome en sus carreras.
Sin embargo, no es un tema exclusivamente femenino. Hay varios mitos alrededor del síndrome: solo las mujeres lo experimentan, es falso; es algo bueno para la motivación y el éxito, es falso; solo está en tu cabeza, es falso; nunca desaparecerá, es falso también.
El impacto de padecer esto es que de acuerdo a la investigación, si usted es mujer sigue teniendo éxito, pero vive experimentando simultáneamente sentimientos de que usted es un fraude. Esto implica que usted invierte más tiempo realizando tareas que quienes no sufren el síndrome y trabaja mucho más duro y más que quienes no sufren el síndrome.
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Los hombres que sufren el síndrome del impostor tienden a afiliarse más con pares que tienen habilidades menos avanzadas que ellos, son personas que no toman ciertos riesgos, no apuntan a ciertas carreras, o puestos.
Desde el año 1978 Clance & Imes publicaron un artículo titulado: El fenómeno del impostor en las mujeres de alto desempeño: dinámica e intervención.
La profesora de Harvard Business School, Richard Orbé-Austin, ha estado estudiando este fenómeno y se ha convertido en una autoridad en el tema. Su libro “Own Your Greatness to Overcome Impostor Sindrome” explica en mayor detalle este fenómeno.
La autora descubre que hay jefes tóxicos para empeorar este síndrome. El jefe perfeccionista, el jefe inseguro, el jefe errático, el que no da feedback y el que constantemente nos comunica que debemos probarnos a nosotros mismos.
Para empezar a trabajarlo la autora recomienda aprender del tema y aceptarlo, es importante también entender qué son personas o situaciones que lo empeoran, finalmente, con ayuda, un acompañamiento apropiado, es posible ir saliendo.
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Es difícil trabajarlo uno solo, porque está metido dentro de su propia cabeza. Y, de acuerdo a la investigadora, mitigar el síndrome es un trabajo complejo debido a que tiene sus inicios desde la infancia.
Fascinante.
Si quiere aprender más sobre el tema, puede leer el libro, buscar a la autora, ver su “ted talk”. Si quiere deshacerse del síndrome, es recomendable invertir tiempo, energía y recursos en un acompañamiento más personalizado con un experto que sepa del tema.