No me refiero al consumo de alimentos, sino a algo igual o más relevante.
Tengo consciencia de que estar bien informada sobre lo que ocurre en mi país, en mi región, en el mundo, con respecto a avances o evolución de temas que me interesan, es bien importante para el rol de emprendedora, líder y executive coach.
Hace un tiempo me percaté que estar bien informada, sin embargo, estaba teniendo un efecto negativo en la calidad de mi vida cotidiana.
Leer un periódico nacional, al menos dos veces al día, ver las conferencias de prensa de nuestro gobierno actual, abrir algún medio de prensa internacional, seguir algunas cadenas noticiosas en las redes, que es un privilegio que tenemos hoy, en mi caso particular, me estaba llevando a que, el tiempo de recuperación de mi trabajo, no fuera un tiempo de recuperación, sino que me generaba estrés, preocupación, miedo, ansiedad.
En conversaciones íntimas con líderes, he llegado a identificar que muchos confiesan en la privacidad que da la confidencialidad, un patrón de comportamiento bien arraigado y difícil de romper. Se observan a sí mismos, conectados a su dispositivo electrónico para estar informados, afectando su calidad de vida.
El problema no es el estrés que nos genera navegar por el mundo virtual para estar informado, algo de estrés es bueno para todos, el problema es que esos líderes con que converso, los banqueros, los académicos, los estudiantes, en general, casi todos (incluida yo), no estamos aprendiendo a hacer un espacio de recuperación diaria que nos permita enfrentar mejor las demandas cotidianas y a tener una conversación sana con nosotros mismos antes de embutirnos de hechos, discursos y noticias de difícil digestión.
Todos los días, necesitamos un espacio de recuperación de nuestra cotidianidad. Nuestra salud física, mental y emocional está en peligro por lo que consumimos en adición a lo que nosotros mismos nos decimos para digerir todo eso que nos causa una indigestión mental y emocional.
No alimentar emociones negativas de enojo, sino cultivar emociones positivas, de agradecimiento, de compasión, de amor, son importantes para hacer frente al complejo mundo de hoy.
Para integrar un nuevo hábito debemos ayudarnos: si lo que está más cerca de su cama cuando se despierta es su dispositivo Kindle, un libro o un cuaderno con un lapicero y no el celular, lo más probable es que lea o escriba antes de ir a ver su celular.
Ser feliz y pleno no es un tesoro que se encuentra, es una disciplina que se desarrolla diariamente. Si usted como yo quiere invertir en sus periodos de descanso o reposo, en prepararse y recuperarse para tener el mejor desempeño posible, evalúe qué es lo último que hace antes de acostarse y cuando se levanta y decida qué es lo que quiere hacer en esos momentos claves de su vida, que es una y se acaba.