La coyuntura sanitaria ha trastocado de manera importante la realidad de personas e instituciones, y en lo que compete a muchas empresas, los estragos económicos y cambios en el mercado se viven a flor de piel. En la nueva realidad a la que estamos emergiendo, los líderes de empresa tienen el imperativo de replantear la forma en que hacen empresa. Así como la crisis derivada de la pandemia por COVID-19 trajo consigo muchos factores negativos, también ha generado un contexto de oportunidad en donde se han acelerado cambios en el ámbito social, económico y competitivo.
En el Centro de Investigación en Iniciativa Empresarial (CiiE) del IPADE, hemos dado seguimiento a diversas empresas a partir de la declaración de contingencia sanitaria emitida por el gobierno a finales del mes de marzo del 2020. De estos trabajos hemos identificado algunos elementos que habilitan el aprovechamiento de oportunidades en el mundo post Covid-19. Podemos decir que los líderes de estas empresas venían haciendo la tarea, impulsando iniciativas en cuatro frentes:
- Iniciativas de crecimiento. A pesar de el plan estratégico 2020 de toda empresa fue la primera o segunda cosa en cambiar, las empresas que impulsaban con planes de crecimiento agresivo encontraron que alguno de los mercados a explorar terminó por compensar y ha desarrollado ingresos que compensan las afectaciones derivadas del Covid-19. En el peor de los casos, el presupuesto de crecimiento cancelado dio margen de maniobra para poder reaccionar.
- Inversiones en tecnología. Los líderes cuya estrategia consideraba inversiones en tecnología habían recorrido ya el proceso de inversión tecnológica: el acuerdo presupuestal de socios o alta dirección, y la identificación de proveedores o socios estratégicos. La COVID-19 aceleró la transición online to offline (O2O) y todo lo que implica. Aquellos que hicieron la tarea de estudiarlo con tiempo estuvieron en mejor posición de elegir y ejecutar.
- Estructuras preparadas para la reaccionar de manera ágil. Los líderes de empresa que construyeron equipos directivos y de gobierno robustos han estado bien acompañados durante la peor crisis empresarial de nuestra época. El peor escenario observado en el seguimiento hecho desde el CiiE, considera a aquellos líderes de empresa que no contaban con gente capaz de compromiso, propuesta y capacidad de ejecución en entornos de alta y complejidad e incertidumbre.
- Empresas y empresarios con buena reputación. La reacción ante la crisis del COVID-19 no sólo requirió de un buen trabajo hecho hacia adentro de la empresa, sino también de lo construido de manera directa con la cadena de valor y socios estratégicos de la empresa. La confianza y generosidad que el líder empresarial manifiesta en tiempos de bonanza marcaron la diferencia en tiempos de crisis.
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Como podemos ver, la iniciativa empresarial que impulsa el líder configura las capacidades de la empresa ante las oportunidades que se abren en el mundo post COVID-19. Poco se debe a la brillante ejecución, mucho a un propósito fuerte y a la vocación empresarial.
Definir el propósito de la empresa es la principal tarea del líder. Implica contestar dos preguntas: ¿Hacia dónde vamos? Y ¿Por qué? Podemos afirmar que un propósito fuerte es una ventaja competitiva porque facilita el compartir con los colaboradores el motivo del trabajo y vincularla su voluntad con las tareas a realizar. Esta representa una oportunidad para validar la fortaleza del propósito empresarial y descubrir aquellos talentos internos, conocidos y emergentes que se habían pasado por alto y revalorar de manera más objetiva a todas las personas de la organización.
Sobre la vocación empresarial, esta crisis resalta la importancia de tres virtudes necesarias en los líderes de empresa:
- Humildad. Hacer empresa implica hacer con una comunidad. Ni los éxitos ni las crisis empresariales se explican por el hacer de un individuo. Aquellos que tienen estructura de directiva y de gobierno robusta y capaz entienden que es fundamental pedir ayuda en la toma de decisiones y recibir consejos para conducir la empresa. Desaprovechar el conocimiento y guía de otros es un acto de soberbia.
- Objetividad. En una crisis de esta magnitud no hay espacio para los deseos. Los directores que mejor han llevado esta coyuntura buscan y exigen de sus equipos de apoyo la objetividad. Lo que significa entender el panorama como realmente es y no como queremos que sea, incluso cuando no se tiene toda la información que se desea o necesita para poder decidir. Para operar bien en la realidad actual es fundamental ser objetivo.
- Optimismo. Este es un importante motor de la iniciativa empresarial. Como no hay empresa perfecta, sin optimismo las oportunidades y amenazas podrían verse igual. Una pregunta difícil en cualquier empresa en este momento es ¿Se tiene al líder adecuado? La respuesta tiene que ver en gran medida con el optimismo o pesimismo que el líder emana. Ambos se transmiten fácil y generan respuestas afines de colaboradores, proveedores, socios de negocio y clientes.
Sobre el autor: Luis Antonio Paredes es director del CiiE y Profesor del Área de Política de Empresa de IPADE Business School