La pandemia ha creado la mayor disrupción de los sistemas educativos en la historia y la tecnología ha sido la tabla de salvación para millones de estudiantes y docentes. En cuestión de semanas, el coronavirus cambió la forma en que se educa, se enseña y se aprende. Y a pesar de los enormes retos que el sector educativo ha enfrentado, el aprendizaje en línea y las plataformas tecnológicas permitieron a los estudiantes continuar con sus procesos de formación cuando escuelas, universidades y centros de aprendizaje cerraron sus puertas.
Cifras reveladas por la Organización de las Naciones Unidas muestran que el COVID afectó a 1,6 mil millones de estudiantes en más de 190 países y en todos los continentes. Los cierres de escuelas y espacios de aprendizaje impactaron al 94% de la población estudiantil mundial. En el caso de Costa Rica esto generó una afectación para cerca de 1.200,000 estudiantes pertenecientes a primaria, secundaria y universitaria, quienes tuvieron que dejar de recibir clases presenciales.
Superar el primer obstáculo
Pero lo cierto es que durante esta retadora etapa quedó también al desnudo la brecha digital: la educación virtual sacó a relucir las carencias de recursos digitales apropiados, así como la falta de dispositivos y cobertura suficiente de Internet. El desafío del MEP era enorme: para que sus 68 mil docentes y 1,2 millones de estudiantes tuvieran las herramientas que les permitieran continuar con el servicio educativo, logró implementar nuevas formas de enseñar y abordar la educación, y fortalecer las herramientas didácticas y las competencias de docentes y estudiantes gracias a la implementación rápida de Microsoft Teams, entre otras estrategias resilientes.
Adicionalmente, alianzas como la celebrada por kölbi y Microsoft para llevar la oferta de Office 365 en su versión educativa, y a Teams a todos los rincones del país y brindar líneas y canales de apoyo para asegurar su aprovechamiento y adopción fueron importantes para reaccionar y ayudar a mitigar los efectos de la pandemia en la formación de los niños y jóvenes costarricenses.
Aun así, lo cierto es que el reto de la transformación tecnológica del sector académico sigue siendo desafiante: los datos oficiales del Ministerio de Educación Pública (MEP) estiman que cerca de 91.000 estudiantes tuvieron que detener su educación, mientras que de la población total un 60% pudo seguir teniendo acceso a su plataforma educativa. El 40% restante tuvo que recurrir a la comunicación por WhatsApp, recursos digitales offline, así como impresos. Nuevamente la creatividad del MEP con el uso de la televisión o los programas como “Aprendo en casa” permitieron a cientos de miles de niños no pararan de aprender.
Y aunque poco a poco en la región la presencialidad, la alternancia y el modo híbrido van ganando terreno, lo cierto es que casi dos años lectivos apoyados en tecnología han dejado una huella profunda en maestros y estudiantes. Así pues, es poco probable que los modelos vuelvan a ser los mismos de 2019.
Hoy el reto es continuar desarrollando habilidades en estudiantes y maestros para enriquecer los nuevos modelos mixtos y más ágiles que surjan tras esta disrupción. Se trata de no volver al pasado y tomar esos aprendizajes de la pandemia para crear modelos educativos más flexibles y pertinentes y empoderar con tecnología al sector. Hay, además, un gran potencial para que las instituciones educativas incorporen otros aspectos valiosos de la tecnología que les sean útiles para mejorar la oferta y la calidad educativas.
El desarrollo de habilidades en los maestros: un paso clave
Con el propósito de mantener activos los ciclos lectivos, muchas instituciones educativas migraron su proceso de enseñanza-aprendizaje hacia la virtualidad. Si bien había instituciones que previamente habían adoptado prácticas para facilitar este tipo de educación, otra gran población carecía del conocimiento o herramientas.
El estudio ‘El uso de la tecnología para innovar la práctica docente’, elaborado por el Programa de Educación del Diálogo Interamericano en colaboración de Microsoft, identificó que la mayor dificultad para llevar a cabo las clases virtuales fue la ‘falta de conectividad’. Pero en un número muy cercano a esta primera respuesta, el estudio reveló que apenas un 50% de los educadores se sentían con la preparación suficiente para enseñar a distancia de manera efectiva durante la pandemia. Estos datos ponen en evidencia otro de los retos para el sector educativo, pues la capacitación en plataformas digitales para docentes es esencial.
Antes de la pandemia, muchos maestros ya expresaban la necesidad de tener mayor y mejor capacitación en el uso de herramientas digitales y plataformas educativas. Durante la pandemia, sin embargo, se desarrollaron plataformas sofisticadas que algunas veces resultaron demasiado complejas para su implementación.
Atendiendo a esta necesidad, el MEP y Microsoft desarrollaron una campaña para entrenar a docentes. Su foco se centró en el fortalecimiento de competencias digitales y pedagógicas ajustadas a la educación remota e híbrida. En una primera etapa, que funcionó como plan piloto de este proyecto, se formaron 2.500 docentes de todo el país, en el marco del Webinario de Actualización Docente (WAD), en un periodo de cuatro semanas. La formación contó con capacitaciones sobre la plataforma de Microsoft Teams para el aula, entrenamientos para el aprovechamiento del cuaderno integrado de OneNote, sobre la realización de cuestionarios y evaluaciones dentro de Teams, además de sesiones prácticas, autoevaluaciones y un sinnúmero de material descargable. El programa escaló y hoy son muchas las habilidades que han desarrollado los maestros para innovar en educación con el uso de la tecnología.
Nuevas oportunidades
Además de la indispensable virtualización de la enseñanza, la creación de habilidades de los docentes en materia de tecnología tiene el potencial de detonar una verdadera transformación del rol de los maestros en la gestión de los datos del aprendizaje y empoderarlos para la toma de mejores decisiones de enseñanza y de aprendizaje, basadas en información real.
La tecnología permite sistematizar el contenido del currículo, medir el avance de los estudiantes, evita que los docentes tengan que dedicar una porción significativa de su tiempo a las tareas administrativas, y puedan emplear ese tiempo en maximizar su impacto sobre el aprendizaje de sus estudiantes.
Pero la tecnología no sólo empodera a estudiantes y maestros. La inteligencia artificial y las tecnologías como Internet de las Cosas (IoT) están habilitando nuevos escenarios educativos. Educación híbrida, campus inteligente, modelos que leen mucho mejor al estudiante y sus intereses de formación, que además más adelante conectan con la empleabilidad. Allí se encuentra una gran oportunidad para que los sistemas educativos se apalanquen en la tecnología para desarrollar soluciones que resuelvan otros de los problemas de la educación: calidad educativa, financiación, deserción, pertinencia y empleabilidad.