La mitad de los puestos de trabajo del mercado laboral costarricense tiene un alto nivel de riesgo de ser reemplazados por máquinas o computadoras. Se trata de 1,06 millones de empleos de los 2,16 que existen en el país.
Pero, ¿cuáles son las ocupaciones que están más expuestas a ser sustituidas por la tecnología de la cuarta revolución industrial?
La respuesta a esta pregunta surge del estudio Retos de la cuarta revolución industrial sobre el mercado laboral costarricense, elaborado por el economista y estadístico Andrés Fernández Aráuz y publicado por la Academia de Centroamérica, el pasado jueves 19 de noviembre. La investigación fue financiada por la Fundación Konrad Adenauer (KAS).
Existe un conjunto de 20 empleos que concentran a la mayor cantidad de trabajadores actualmente en el país y que además tienen el nivel más elevado de riesgo de mecanización.
En la lista se encuentran peones agrícolas y de construcción de edificios, conductores de automóviles y taxis, guardas de seguridad, cocineros y secretarios, entre otros.
La investigación tomó como base 116 ocupaciones que tienen la mayor probabilidad de ser sustituidas por una máquina, un algoritmo o una computadora en el futuro.
De esa porción, 10 tipos de empleos agruparon a la mitad de los trabajadores y si el análisis se extiende, 20 ocupaciones concentran al 70% del total de personas que laboran en el país y que están en muy alto nivel de riesgo, se trata de 752.000 puestos.
En cuanto a los sectores por rama de actividad económica, hay seis que reúnen la mayor parte de los trabajadores más amenazados por la revolución 4.0.
Alojamiento y servicios de comida tiene 83,4% de empleos en riesgo de automatización; construcción, 77,1%; servicios administrativos y de apoyo, 77,6%; transporte y almacenamiento, 69,4%; agricultura y ganadería, 67,4% y manufactura, 52%.
Casi cuatro de cada 10 puestos en el comercio mayorista y minorista, y la reparación de vehículos, podrían ser sustituidos por máquinas.
Resulta interesante que solo el 7,9% de las ocupaciones relacionadas con los hogares como empleadores, lo que se conoce como actividades informales e independientes, son susceptibles a automatizarse.
Esto se puede deber a que se ejecutan tareas monótonas y repetitivas, pero se combinan con la aplicación de conocimientos técnicos o académicos.
Las ramas de actividad más vulnerables ante la mecanización tienen una mayoría de trabajadores no especializados o con nivel medio.
El 21% de las personas en el mercado laboral desempeñan ocupaciones con alta calificación (directores, profesionales y técnicos), el 55% de nivel medio y el 23% restante se dedica a las tareas más elementales de la economía.
De acuerdo con la Clasificación de Ocupaciones de Costa Rica (COCR-2011) publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), las labores más elementales se refieren a tareas que requieren conocimientos y experiencia para realizar actividades sencillas y rutinarias.
Se trata de labores con ayuda de herramientas manuales para las cuales se requiere de esfuerzo físico y poca iniciativa. Generalmente, se desarrollan en agro, pesca, manufactura, construcción, limpieza y asistencia doméstica.
Entre menos calificadas y más elementales sean las tareas asociadas a una ocupación, mayor será su probabilidad de automatizarse.
En las ocupaciones más calificadas el porcentaje de empleos en elevado riesgo de mecanización es de apenas 14%, frente a las de nivel intermedio en las que el 57% de los puestos laborales están amenazados.
Seis de cada 10 ocupaciones no calificadas tienen un alto nivel de vulnerabilidad de cara a la tecnología.
Fernández explicó en entrevista con EF, que la automatización no se refiere a implementar Inteligencia Artificial (AI) o robots de última generación, puede ser el uso de computadoras, algoritmos, máquinas o técnicas de machine learning.
Existen casos como los de un oficinista o un contador, en los que algunas de sus tareas se pueden reemplazar con algoritmos o fórmulas programadas en hojas de Excel. Eso permite abaratar costos a las empresas.
Por sexo, el 53,2% de los trabajadores en puestos con alto riesgo son hombres, frente al 42,3% de mujeres.
Esto se debe a que la cantidad de ocupados hombres es mayor, se trata de 1,3 millones de trabajadores masculinos (61,6%) frente a 832.000 mujeres (38,4%).
Sin embargo, Fernández señala que las mujeres encuentran más opciones laborales en cargos que tienen mayor riesgo como puestos administrativos, secretariales y algunos ligados al comercio y los servicios.
Metodología
El investigador adaptó la metodología del reconocido estudio de Frey y Osborne publicado en 2013, para estimar el segmento del mercado laboral que se podría encontrar en riesgo de automatización.
Para lograrlo utilizó los datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) y la COCR-2011, ambas emitidas por el INEC.
Aunque los cálculos se aplicaron para los resultados de la ECE del cuatro trimestre del 2019, último periodo sin efectos de la crisis del coronavirus, las estimaciones se replicaron en las encuestas de los tres trimestres previos del mismo año para validar tendencias y evitar estacionalidades.
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Fernández utilizó los algoritmos ejecutados por Frey y Osborne para obtener la probabilidad de automatización sobre las diferentes ocupaciones del mercado laboral costarricense en una escala de 0 a 1, en la que se seleccionó 0,75 como el mínimo. Todos los valores superiores a ese nivel se consideran en muy alto riesgo de mecanización.
El objetivo es mostrar cuántos trabajadores ejecutan actualmente ocupaciones que tienen un alto riesgo de ser automatizadas, en cuáles actividades económicas y cómo se relacionan estos resultados con otros factores como el nivel de calificación del empleo o los años de escolaridad de las personas.