El 6 de junio de 1944, 9.500 aviones y 6.939 buques se dirigían en horas de la madrugada hacia el norte de Francia. En ellos viajaban 3.200 vehículos blindados y unos 156.000 soldados estadounidenses, británicos y canadienses listos para desembarcar en las costas de Normandía.
Para los historiadores, el Día D –también conocido como operación Overlord– es una de las campañas militares anfibias más importantes de la historia, no solo por su enorme despliegue militar sino por el efecto decisivo que tuvo en la Segunda Guerra Mundial.
A los 80 años del suceso, esta semana, los aliados se reúnen durante tres jornadas (los días, 5, 6 y 7 de junio) en las playas que fueron escenario de esta gesta bélica para conmemorar la liberación de Europa de la Alemania nazi, pero también para expresar su apoyo a Kiev en su lucha contra Moscú, cuya delegación fue excluida este año de las actividades conmemorativas como un gesto de rechazo hacia el presidente de Rusia, Vladimir Putin.
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La conmemoración del desembarco de Normandía arrancó este miércoles en la localidad bretona de Plumelec, en el oeste de Francia, con un primer homenaje a los resistentes y a los paracaidistas de la Francia libre. Justamente, los invitados más ilustres de las ceremonias serán los familiares de las víctimas civiles y unos 200 veteranos de Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá todavía con vida, ya que, debido a su avanzada edad, este podría convertirse en su último gran aniversario.La remembranza de esta efeméride siempre ha tenido un lugar especial en Occidente. Para los aliados, este titánico desembarco hace ocho décadas contribuyó decisivamente al inicio de la liberación de Francia y el noroeste de Europa de la ocupación nazi al mando de Adolf Hitler. Al final de esa primera jornada de ese 6 de junio de 1944, los aliados habían asegurado un puente estratégico en Francia que les permitiría después tener una plataforma de ataque directo al corazón de Alemania, pero al precio de unas 10.000 bajas de efectivos, entre muertos y heridos.
Tras casi tres meses de duros combates en la región, la batalla de Normandía terminó en Falaise, el 21 de agosto, con una sonada derrota nazi, pero también con más de 20.000 civiles muertos. A partir de ahí, los aliados lanzaron una rápida carrera hacia la frontera alemana, y la liberación de París llegó solo cuatro días después, lo que dejaba a Hitler atrapado entre dos frentes de combate –en el este estaban las tropas de la Unión Soviética–, lo que terminaría precipitando su caída en mayo de 1945, marcando el inicio del final para las potencias del Eje.
Los ecos de la hazaña aún resuenan hasta nuestros días. De hecho, este jueves se lleva a cabo la tradicional ceremonia internacional en Colleville-sur- Mer, con la presencia de unos 25 jefes de Estado y de Gobierno de Europa y América del Norte. Además de los presidentes de Francia y Estados Unidos, Emmanuel Macron y Joe Biden; los mandatarios de Italia, Polonia, Eslovaquia y la República Checa; los jefes de Gobierno de Alemania, el Reino Unido, Canadá, Países Bajos, Dinamarca, Noruega y Luxemburgo, y los reyes del Reino Unido, Países Bajos, Bélgica y el gran duque de Luxemburgo figuran entre los asistentes.
Lo que significa una celebración del Día D sin Rusia
Y además de mantener vivo un episodio clave para la historia de la humanidad, esta conmemoración tiene un tinte político internacional si se compara con el 75.º aniversario, de 2019, y con otras celebraciones anteriores, ya que por primera vez no fue invitado Rusia (como heredera de la Unión Soviética), pero sí a Ucrania, lo que marca estos 80 años de aniversario bajo la sombra de la invasión y la inyecta de un gran simbolismo en momentos que el Viejo Continente vuelve a tener un conflicto en su territorio.”Aunque la Unión Soviética jugó un papel importante en la derrota de la Alemania nazi, la invasión rusa de Ucrania descalifica políticamente a los dirigentes rusos para participar en la conmemoración del Día D. De hecho, en la actualidad prácticamente no existe ningún contacto de alto nivel entre los dirigentes rusos y sus homólogos de la OTAN”, le explicó a EL TIEMPO Charles Kupchan, miembro principal del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por su sigla en inglés), sobre qué significa en la práctica la ausencia de Rusia en estos eventos
Porque durante estos últimos 80 años, siempre Rusia había tenido un espacio reservado para estas actividades, a las que siempre había asistido por el alto precio que pagó la URSS en la victoria final de la Segunda Guerra Mundial (27 millones de muertos civiles y militares). Ni siquiera los desencuentros anteriores que Europa había tenido con Putin la habían llevado a excluirlo.
No solo el presidente Putin fue declarado persona non grata, sino que Francia dio marcha atrás también a su idea inicial de invitar a un representante ruso a las ceremonias. “No habrá delegación rusa. No se dan las condiciones, debido a la guerra de agresión que Rusia libra contra Ucrania y que se ha intensificado aún más en las últimas semanas”, indicó la presidencia francesa.
Incluso, con motivo del 70.º aniversario del desembarco, en 2014, Putin sí fue invitado, pese a que Rusia se anexionó tres meses antes la entonces península ucraniana de Crimea, y también su entonces par ucraniano, Petro Poroshenko.Por ello, estos tres días en los que se conmemora el desembarco de Normandía están cargados de un ambiente inusual. En especial, porque los líderes occidentales aprovecharán la oportunidad para volver a expresar su apoyo a la resistencia que Kiev libra contra Moscú.
Está previsto también que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, acompañe a los dirigentes aliados en las conmemoraciones y luego sostenga varias reuniones con sus homólogos –entre ellos Biden– para discutir las minucias de la guerra.Para el mismo Macron, anfitrión del evento, la invasión rusa representa una amenaza existencial para Europa. El mandatario francés espera que la conmemoración del desembarco aliado sirva también para reforzar el respaldo a Zelenski.
“Cuando la guerra ha vuelto al continente 80 años después de la liberación de Europa”, Macron y Biden “discutirán acerca del apoyo inquebrantable y a largo plazo que se debe dar a Ucrania”, según la Presidencia francesa.
Los temores que acechan a Europa
Estos llamados han cobrado mayor relevancia, en especial porque el ejército de Ucrania no está pasando un buen momento y Rusia viene, poco a poco, ganando terreno. La falta de reservistas, la lenta llegada de nuevos suministros y la superioridad aérea de las fuerzas enemigas explican las razones detrás de la mala hora que vive estas semanas Kiev en el terreno de combate. Ante este difícil panorama, Zelenski les ha pedido a sus aliados que le permitan usar el armamento que le envían para atacar directamente en territorio ruso, un asunto que hasta ahora era una línea roja que los occidentales no se atrevían a cruzar para evitar una escalada con Moscú.
Ahora, el Reino Unido, Polonia, Finlandia, Francia, Canadá y más recientemente Estados Unidos dieron un giro de hoja a este asunto tabú. Ya el ejército ucraniano utilizó esta semana el armamento que le dieron los aliados para atacar directamente el óblast ruso de Bélgorod y destruir un sistema antiaéreo de su ejército rival.Ante dicho escenario, Putin había amenazado días antes a Europa con “graves consecuencias” en caso de que los países de la Otán permitieran el uso de su armamento para atacar directamente suelo ruso. “Esta constante escalada puede tener graves consecuencias, y si esas graves consecuencias se hacen notar en Europa, ¿cómo reaccionará Estados Unidos?”, dijo Putin, quien aludió a la paridad nuclear entre ambas superpotencias. Sin embargo, Putin tachó ayer de “disparate” un posible ataque ruso contra países de la OTAN debido a la gran diferencia de sus potenciales militares.
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En todo caso, los temores siguen latentes. Este cambio de discurso de los aliados se debe a que Rusia viene logrando conquistas estratégicas en el frente de batalla y los europeos y los miembros de la OTAN quieren a toda costa impedir que el Gobierno ucraniano caiga. De hecho, algunos países de Europa de este ya están empezando a tomar medidas de seguridad.
A finales de abril, los seis países de la OTAN limítrofes con Rusia anunciaron que levantarán “un muro de drones” para prevenir “provocaciones” en la frontera, según anunció el Gobierno lituano. El proyecto se elaboró debido al incremento de las preocupaciones por temas de seguridad desde el inicio de la invasión. Porque de los 32 miembros de la Alianza Atlántica, seis tienen fronteras con Rusia: los tres Estados bálticos, así como Finlandia, Noruega y Polonia.
Para los analistas, las posibilidades de una guerra más amplia entre la OTAN y Rusia siguen siendo bajas. Sin embargo, los dirigentes de los países mantienen cierta preocupación al respecto, como es el caso de Macron.
“Hasta ahora, tanto los miembros de la OTAN como Rusia han tenido cuidado de evitar hostilidades directas, una de las razones por las que los miembros de la Alianza Atlántica se han abstenido de desplegar tropas sobre el terreno en Ucrania. No obstante, la agresión rusa ha llevado a una guerra a gran escala en Ucrania, y el riesgo de una escalada a una guerra más amplia, ya sea por accidente o intencionalmente, estará presente hasta que termine la guerra”, agregó Kupchan.
Así las cosas, lo que ocurrió en Normandía hace 80 años es muestra de que el mundo quiere mantener viva la memoria para evitar que un gran conflicto se repita, en especial cuando hoy la mayoría de los países de Europa ven que los rusos amenazan su estabilidad regional. El mismo papa Francisco lo expresó ayer e hizo un llamado para evitar a toda costa un nuevo conflicto de escala global: “Si durante décadas el recuerdo de los errores pasados apoyó el firme deseo de hacer todo lo posible para evitar un nuevo conflicto mundial abierto, observo con tristeza que hoy ya no es lo mismo y que los hombres tienen poca memoria”, remarcó el sumo pontífice.