Intel, retrasado frente a sus competidores en chips adaptados a la inteligencia artificial (IA) generativa, anunció el jueves un gran plan social para reducir sus costos en 10 mil millones de dólares, despidiendo a más del 15% de su personal antes de fin de año.
El gigante estadounidense de semiconductores contaba con cerca de 125,000 empleados a finales de 2023, por lo que alrededor de 18,000 personas perderán su trabajo.
El grupo generó 12,800 millones de dólares en ingresos en el segundo trimestre, menos de lo esperado por los analistas y una caída del 1% interanual.
Publicó una pérdida neta de 1,600 millones de dólares, en comparación con un beneficio neto de 1,500 millones hace un año.
También anunció que no pagaría dividendos a finales de año.
Su acción cayó más del 19% en los intercambios electrónicos después del cierre de la Bolsa de Nueva York.
“Nuestro desempeño financiero fue decepcionante en el segundo trimestre, aunque logramos hitos clave en tecnología”, reconoció Pat Gelsinger, CEO de Intel, citado en el comunicado de resultados.
Vientos en contra
La empresa enfrentó “vientos en contra” en el segundo trimestre que ralentizaron la producción de componentes para la nueva generación de ordenadores adaptados a la IA, según su director financiero David Zinsner.
“Al orquestar una reducción de costos, estamos tomando medidas proactivas para mejorar nuestros beneficios”, declaró.
Intel planea reducir sus gastos de capital en más del 20% para todo el año, a una cifra entre 25 y 27 mil millones de dólares.
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El plan de reducción de costos “puede apoyar sus finanzas a corto plazo, pero esta medida no es suficiente para redefinir su posición en el mercado de chips en evolución”, reaccionó Jacob Bourne, analista de Emarketer.
Los competidores de Intel, como los estadounidenses Nvidia y AMD, que diseñan semiconductores, y el taiwanés TSMC, que fabrica chips de vanguardia, capitalizan la ola de la IA generativa lanzada por OpenAI y su plataforma ChatGPT a finales de 2022.
La demanda de gigantes como Microsoft y Google, entre otros, por estos componentes ultra sofisticados, necesarios para el funcionamiento de esta tecnología, ha explotado.
Momento crítico
Preocupados por reducir su dependencia de Asia, los Estados Unidos están gastando decenas de miles de millones de dólares para reactivar la producción local de semiconductores.
Y Intel es uno de los beneficiarios. La empresa ha anunciado la construcción de nuevas capacidades de producción en varios estados estadounidenses.
Pero ha quedado rezagada en los chips más caros y demandados en este momento, aquellos adaptados a servidores en los que se entrenan los modelos de IA generativa.
Por lo tanto, apuesta por componentes para dispositivos con nuevas capacidades de IA, especialmente los nuevos portátiles presentados este año por HP, Microsoft y otros.
La empresa californiana “se encuentra en un momento crítico en el que aprovecha las inversiones estadounidenses en fabricación nacional y el aumento de la demanda mundial de chips de IA para imponerse en la fabricación de chips”, subrayó Jacob Bourne.
“Su capacidad para implementar con éxito su estrategia de fundición (fábrica de fabricación de chips) será crucial para determinar si puede convertirse en un verdadero rival de TSMC”, añade.
Para el tercer trimestre, Intel prevé ingresos entre 12,500 y 13,500 millones de dólares.