La decisión de Alemania de mantener en reserva dos centrales nucleares en medio de una escasez energética expuso las disputas en el gobierno alemán y generó críticas de expertos en economía y energía.
El giro en la política del gobierno se dio después de una segunda prueba de estrés para evaluar la seguridad energética de Alemania en momentos que Rusia reduce el suministro de gas a Europa.
Las tres centrales nucleares que quedan en Alemania debían ser retiradas a finales de este año, pero dos de ellos se mantendrán en reserva "hasta mediados de abril 2023 en caso de necesidad", dijo el lunes el ministro de Economía, Robert Habeck.
Pero la decisión se convirtió en una "prueba de estrés para la coalición" de los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz, los Verdes de Habeck y el liberal FDP, según el diario Sueddeutsche Zeitung.
El ministro de Finanzas Christian Linder, del FDP, no ocultó su empeño en mantener operativas las tres plantas en lugar de dejarlas en espera.
"No debemos ponernos muy exigentes, sino hacer todo lo que facilite nuestras vidas", dijo lunes a Sueddeutsche Zeitung, antes del anuncio nuclear.
Eso implica "que sigan funcionando las plantas de energía nuclear al menos hasta 2024", sostuvo el líder del FDP.
En una indicación de que no ha cambiado de posición, Lindner también retuiteó a varios miembros de su partido que criticaron la decisión del lunes por no ir lo bastante lejos.
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Plantas activas
La decisión de Habeck aplaza parcialmente la salida nuclear decidida por la excanciller Angela Merkel tras el desastre de la planta japonesa de Fukushima en 2011.
El ministro dijo que el tema de la energía nuclear está "ligado a muchas emociones" pero que la extensión parcial es necesaria para evitar una crisis de electricidad "extremadamente improbable".
Pero ante el encarecimiento de las facturas eléctricas se tienen que movilizar todos los recursos posibles, según Veronika Grimm, del consejo de asesores económicos del gobierno.
"Eso significa no solo plantas a carbón, sino también plantas nucleares", declaró Grimm el martes al diario FAZ.
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"Las plantas deberían seguir activas, no solo en espera como está actualmente previsto, porque solo así bajarán los precios de la electricidad", señaló.
Agregó que el gobierno deberá examinar la extensión de la vida útil de las plantas por cinco años e incluso reactivar plantas cerradas para mantener los precios "dentro de los límites".
Por el contrario, Claudia Kemfert del instituto de investigación económica DIW señaló que "las plantas nucleares no están adaptadas para servir de reserva porque no pueden ser encendidas y apagadas fácilmente".
Entre tanto, el diario financiero Handelsblatt publicó que la extensión parcial es "la peor de todas las decisiones posibles".
“Absurdo”
"Vamos rumbo a una crisis de suministro energético", declaró Friedrich Merz, líder del opositor CDU a la radio pública alemana.
Apagar capacidad de generación eléctrica en tiempos de crisis es "completamente absurdo", afirmó, tras agregar que la crisis provocada por la guerra en Ucraniana ha sido agravada por "las decisiones del gobierno federal.
Habeck "evitó el riesgo de entrar en conflicto con parte de su partido", apuntó Handelsblatt.
La extensión de las plantas atómicas es un tema delicado para los Verdes, cuyas raíces están en el movimiento antinuclear de Alemania.
La decisión fue "difícil de tomar pero necesaria así como está", declaró el líder delos Verdes, Omid Nouripour, a la televisión pública.
Habeck insistió el lunes en que Alemania no desistirá de su plan de abandonar la energía atómica.
El ministerio de Habeck fletó cinco terminales flotantes para la importación de gas natural licuado en sustitución del suministro ruso, el primero de los cuales deberá estar operativo a finales de año.
Al mismo tiempo, tomó medidas para reiniciar las centrales de carbón paralizadas y llenar los depósitos de gas antes del invierno para evitar un déficit energético.