Tras una gira de trabajo en Sudamérica, Carlos Manuel Rodríguez hace una parada en Costa Rica en su camino hacia Washington, Estados Unidos, desde donde dirige desde junio del 2020 el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), conocido también como GEF, por sus siglas en inglés.
Rodríguez llegó al país para clausurar el Foro Regional Finanzas Climáticas y Bosques, organizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) durante una semana en La Fortuna de San Carlos, con la participación de representantes de una decena de países latinos que desarrollan proyectos de pago por resultados de reducción de emisiones, además de otros países donantes como Reino Unido y Noruega.
Con el volcán Arenal como telón de fondo, el exministro de Ambiente y Energía cuestionó la visión de responsabilizar solamente a los países industrializados por el cambio climático y criticó los insistentes intentos de países latinos por explotar petróleo y gas natural, incluido Costa Rica.
Usted decía que la explotación de combustibles fósiles y la minería no ha disparado el desarrollo en Latinoamérica, pero aún así hay países que siguen intentando estos proyectos. ¿Se sigue equivocando la región?
—Claro que sí, se sigue equivocando. Cuando hablan de petróleo y gas nos comparan con Noruega, y yo le digo a la gente que lo que va a pasar aquí va a ser muy parecido a lo que pasa en Colombia y Venezuela, no en Noruega. No nos comparemos de una manera irreal. Vemos estos Estados dependientes del combustible fósil y no han generado ningún desarrollo social importante y han consolidado una clase económica y política en el poder asociada a estas actividades extractivistas. ¿Entonces por qué ellos quieren eso? Porque el ingreso del petróleo es muy bueno y tienen un problema fiscal. Aquí lo que hay que hacer es invertir a largo plazo en la transición.
LEA MÁS: ¿Qué es la exploración de gas natural y por qué causa interés?
El Gobierno de Costa Rica quiere levantar un inventario de gas natural para su probable explotación, ¿es esto otra equivocación?
—Costa Rica no tiene un centavo para hacer un inventario. Habría que pedirle a la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) que lo haga y eso significa aumento de tarifas porque tiene que financiarlo de alguna manera. Los reservorios, si los hay comerciales, son tan pequeños que pocas empresas se van a aventurar a hacer una inversión aquí y van a ir a los países grandes. A mí me parece totalmente irracional. ¿Por qué estamos pensando en petróleo y gas si va de salida? Eso no va a ser negocio para nadie. Vamos a durar 10 años en concesiones, estudios, Sala Cuarta, Contraloría y al final perdimos el tiempo de avanzar en electrificar. Inversiones como estas nos amarran a más largo plazo. La refinería china de Óscar Arias era un buen ejemplo de cómo nos amarramos al petróleo por muchos años. Yo no tengo ningún argumento ambiental, tengo argumentos económicos. Económicamente no tiene ningún sentido. Además, ¿cuál problema nos resuelve? No nos resuelve un problema de energía, de movilidad, de emisiones, posiblemente sí un problema fiscal. Entonces si el gas natural es para venderlo entendamos bien el negocio.
Se ha hablado en este foro de cómo llevar el financiamiento climático desde las grandes instituciones mundiales hasta los productores y proyectos locales, ¿qué mecanismos están usando para eso?
—Hay muchos mecanismos que son muy buenos, que a lo largo de los años han funcionado bien. El Pago por Servicios Ambientales (PSA) es un ejemplo. El GEF puso $20 millones en Costa Rica y hoy tenemos 4.000 beneficiarios a quienes les llega la plata. No del GEF necesariamente, pero el GEF creó un mecanismo financiero que hoy le llega a todo el mundo. La plata del GEF no necesita llegar al campesino, y como la plata nunca entra al gobierno, sino que está en control de las agencias de implementación, eso lo podemos verificar. El objetivo que tenemos es que se creen mecanismos financieros y política pública que puedan distribuir los beneficios.
El PSA se ejecuta en Costa Rica, ¿pero en otros países?
—Es parecido. Nosotros trabajamos en 145 países. Países que están saliendo de un conflicto armado, países complicados, y el tema de transparencia, rendición de cuentas, derechos humanos son serios, pero tenemos una serie de indicadores que son importantes. ¿Se roban la plata? Hemos tenido casos. Pero al final la decisión de cómo utilizar los fondos del GEF depende del Poder Ejecutivo de cada país. Si ellos quieren crear mecanismos para impactar en el paisaje a nivel de campesinos lo pueden hacer y si ese es el objetivo verificamos que eso sea así. El GEF tiene reglas básicas, avanzadas, pero no tienen que ver con la distribución de los recursos.
LEA MÁS: Falta de presupuesto compromete futuro del programa estrella de conservación ambiental de Costa Rica
La sostenibilidad financiera de estos programas a largo plazo depende en gran medida de los países que más contribuyen con el cambio climático, ¿hay disposición de estos países y del sistema bancario internacional de continuar estos programas?
—Sí. La cooperación financiera para este tema tiene 50 años y estará en 50 años, pero no tiene la capacidad de asumir el costo de todas las necesidades, hay que bajar las necesidades. Si yo paro la deforestación en mi país, el costo va a bajar porque la deforestación va a disminuir, tan sencillo como eso. Hoy el que más contamina no es el que más lo hacía hace 15 años; hoy China contamina más que cualquiera y aún así a China le dan plata para estas cosas. Ese argumento de la deuda histórica ya no funciona. Hoy Bolivia tiene más emisiones que Alemania y por qué entonces Alemania tiene que darle plata a Bolivia para que implemente su plan climático. Yo veo grandes contradicciones e ironías en este tema. Si hay gobiernos que dicen que no van a hacer nada, están condenando a esa población a la pobreza y a la miseria.
Ante diferentes mecanismos que hay para el financiamiento climático, ¿cuál debería ser la estrategia de Costa Rica?
—Costa Rica tiene que seguir usando los fondos de cooperación internacional de manera estratégica para catalizar diálogos políticos a través de diferentes sectores y, sobre todo, pasar legislación en la Asamblea Legislativa. No hay un proyecto de ley sobre cambio climático; tenemos el Plan de Descarbonización que presentó varias ideas, pero el nuevo gobierno no quiere saber nada de ese plan. ¿Entonces cómo se van a hacer las cosas? El tren eléctrico era una opción muy interesante y lo mataron. A los cooperantes nos quedan muchas dudas. Lo vemos en muchos países, esa inconsistencia política y la incoherencia de la inversión pública son los grandes retos que tiene una organización como el GEF.
Costa Rica ha sido exitoso en conservación y también en captar recursos, ¿pero llegará un punto donde ha sido tan exitoso que se le va a dificultar recibir recursos?
—Sí y no. Los cooperantes ven con muy buenos ojos a esos países que han hecho la diferencia y seguir invirtiendo en ellos nos va a ayudar a hacer diferencia en los países que no han hecho la diferencia.
Usted discutía que el precio de la tonelada de carbono capturado ha rondado los $5 y más bien pide $30. ¿Por qué $30 y por qué este tema no se ha cerrado?
—Es complicado. Hay países que están en una negociación para vender carbono viejo, un carbono chatarra bajo el nuevo esquema del Acuerdo de París. Para mí ese carbono no entra, pero es carbono de India, China y Brasil, y esos tres países tienen fuerza y lo tienen detenido. Los donantes prefieren pagar $5 porque así cubren más área que pagar $30: con $30 te pueden proteger 100 hectáreas, con $5 te protegen 1.000. Lo justo es saber el valor real. En Costa Rica fijar una tonelada de carbono vale $18, entonces tiene que estar por encima de eso. Yo digo $30 porque tenemos que crear el incentivo de mercado para que la gente no haga otras cosas, que les sea más rentable el carbono que las vacas o que el café.
Una de las discusiones que ha habido en el Ministerio de Ambiente es no recibir fondos por reducción de emisiones de, por ejemplo, empresas petroleras o que no tienen prácticas verdes, ¿usted coincide?
—Me parece muy bien que sean selectivos. Nosotros tenemos que ver la oferta y la demanda.
En términos de oferta tenemos que vender el carbono gourmet. Es como el café, el café nuestro es fino y no lo vendemos como café corriente. Bueno, el carbono vendámoslo fino. ¿Por qué es fino? Porque da beneficios de biodiversidad y de desarrollo social.
Y en la demanda tenemos que ser selectivos, nos metemos en la cama con el que queramos, no con cualquiera. Tenemos una reputación y eso vale entonces debemos discriminar, particularmente porque hay mucha falsedad en las intenciones y los objetivos de muchos de los que andan detrás de esto y lo que quieren hacer es un negocio publicitario más que verdaderamente un negocio climático.
LEA MÁS: Franz Tattenbach, ministro de Ambiente: “El cambio climático nos va a pegar sí o sí”