Aquí Costa Rica Manda (ACRM) —el partido político con el que el oficialismo del presidente Rodrigo Chaves pretendía competir en las próximas elecciones municipales— ni siquiera logró oficializar sus candidaturas para alcaldes y síndicos de cara a los comicios del próximo mes de febrero.
Este es un hecho atípico, pues nunca antes se había presentado una situación en la cual el oficialismo renunciara (o se viera obligado a renunciar) a incidir en las elecciones municipales posteriores a su elección presidencial.
La situación aparenta ser un nuevo síntoma del deterioro, cada vez más evidente, del sistema de partidos políticos del país.
¿Qué pierde el oficialismo con esta situación? Es un asunto complejo.
Ronald Alfaro, politólogo de la Universidad de Costa Rica (UCR), lo compara con “fallar un penal” en el mejor momento de un partido de fútbol. El oficialismo se encontraba ante la posibilidad de construir y solidificar una estructura partidaria regional de cara a las elecciones nacionales de 2026, pero ahora se quedaría sin ella y con el desgaste de un proceso que generó tensiones internas y que además será recordado como un nuevo fallo de gestión política y una muestra de inexperiencia.
La exclusión del ACRM se confirmó este 14 de diciembre. Los magistrados del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) declararon sin lugar las apelaciones presentadas por la agrupación política sobre el castigo que recibieron por incumplir con las normas vigentes en materia de paridad de género.
Aquí Costa Rica Manda era la nueva apuesta del oficialismo. A él incluso le habían manifestado su apoyo nueve de los 10 diputados que llegaron al Congreso de la mano del actual gobierno, incluida la jefa de fracción y reconocida asesora del presidente, la periodista Pilar Cisneros Gallo.
Los diputados no renunciaron del todo al Partido Progreso Social Democrático (PPSD), por el que fueron elegidos, para no perder algunos de sus derechos en el Congreso. Sin embargo, la propia Cisneros había comparado a esa agrupación con un “taxi” ajeno que habían tenido que alquilar hasta entonces, pero que ya no era necesario y tampoco era el más apropiado para ellos y el resto del “rodriguismo”.
Lo que pierden y lo que ¿ganan?
En este escenario, es difícil encontrar posibles “ganancias” para el oficialismo.
Podría mencionarse la posibilidad de evitar un descalabro como el que experimentó el Partido Nueva República (PNR) en las anteriores elecciones municipales. En ellas, el partido de Fabricio Alvarado apenas logró hacerse con 17 puestos de regidores (de más de 500), a pesar de que su fundación fue inmediatamente posterior al éxito electoral del excandidato presidencial en 2018, cuando alcanzó la segunda ronda, con un altísimo respaldo en las provincias periféricas del país.
¿Por qué suponer que el “chavismo” no tendría el éxito garantizado en las municipales del 2024? Había indicios como la última encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la UCR. Este estudio determinó que ninguna de las agrupaciones políticas del país acumulaba una intención de voto superior al 14% hasta noviembre pasado y que, en el caso de ACRM, ni siquiera llegaba al 6%.
La intención de voto incluso le daba un mayor respaldo al PPSD que a la nueva agrupación del “rodriguismo”, posiblemente porque era un tanto más reconocido por la población después de las elecciones de febrero de 2022. Ese reconocimiento todavía es valioso, a pesar de que el presidente Chaves terminó públicamente enfrentando con la fundadora, presidenta y diputada de esa agrupación, Luz Mary Alpízar, por diferencias de criterio recientes.
En cuanto a las pérdidas, podría decirse que ACRM y el oficialismo desaprovecharon el capital político y el reconocimiento ciudadano que habían ganado hasta ahora, la agrupación demostró inexperiencia y debilidad estructural para cuestiones básicas como seguir las reglas de los comicios, y desperdició una oportunidad para generar estructuras territoriales más sólidas que luego podían beneficiarles para sostener su continuidad en el tiempo.
Esa ausencia de estructuras extendidas y sólidas no es un detalle menor, según señaló el politólogo Ronald Alfaro. Según explicó, es una de las múltiples causas que podrían explicar por qué incluso un partido que llegó a obtener resultados electorales favorables en elecciones nacionales (y que llegó a dirigir el país) como el Partido Acción Ciudadana (PAC) hoy se encuentra casi completamente marginado de la escena política.
“Lo que sucedió con el PAC es un muy buen ejemplo de que necesitás una estructura territorial para un partido político, para sostener sus resultados electorales en el tiempo, para mantenerte en el poder y para prolongar tu vida política”, señaló Alfaro. “Esta era una buena oportunidad para construir ese camino, pero lo malograron (...) desperdiciaste el penal y, de aquí a las nacionales de 2026, no va a haber otro penal de esa naturaleza”.
ACRM seguirá inscrito como partido político y podría ser la carta del oficialismo de cara a las elecciones presidenciales de 2026, si así lo desea.
El desperdicio del proceso municipal para formar estructuras más sólidas también podría implicar un proceso más traumático de transición de poderes internos, pues se sabe que en escenario en los que no es posible la reelección presidencial ni de diputados también cobra un valor adicional tener estructuras grandes que cobijen el cambio y garanticen conexiones entre las partes.
Por ese tipo de cuestiones es que “los partidos no se construyen de arriba hacia abajo, y aquí lo estamos viendo clarísimo”, indicó Alfaro.
“Partidos desechables”
El hecho inédito de que el oficialismo quede marginado de las elecciones municipales, según Alfaro, es una nueva manifestación del proceso ya conocido de debilitamiento de los partidos políticos.
Ya existían múltiples señales como la casi nula afinidad partidaria registrada en la población, la baja representación municipal del oficialismo representado por el PAC en los últimos dos gobiernos y, más recientemente, la elección presidencial de Rodrigo Chaves a través del PPSD: un partido que hasta entonces carecía de grandes liderazgos o reconocimiento publico.
Alfaro explicó que esto refuerza la visión de los partidos como simples ”taxis” electorales para que personas alcancen puestos de poder y, hasta en algunos casos, como simples aparatos “desechables”.
“En el caso de ACRM, esto se parece a la historia de los trajes del rey”, señaló. “Hablamos de ‘los partidos del presidente’; uno asumía que existen, que son reales y que tienen músculo; pero vimos como realmente el oficialismo salió desnudo a la calle”, puntualizó.
Esta desnudez de partidos y estructuras no solo toca al presidente Chaves, sino que también puede trasladarse a otras figuras que manifestaron su apoyo a ACRM o que incluso apostaron por sus candidaturas.
Por ejemplo, la diputada Pilar Cisneros, llegó a definir a la agrupación como el “vehículo propio” para “seguir apoyando con alma y corazón al gobierno de Rodrigo Chaves” y sacar de los municipios a los partidos tradicionales. Otro ejemplo es el de la actual alcaldesa de San Carlos, Karol Salas, quien incluso dejó al Partido Liberación Nacional (PLN) para aspirar nuevamente por la alcaldía, pero intentando redituar de los resultados electorales que obtuvo el presidente Chaves en la Zona Norte. También se puede mencionar el caso de la exdirectora y exdueña de Diario Extra, Iary Gómez, quien pretendió aspirar por la alcaldía en Alajuela, entre muchos otros.