Chile acude este domingo a la segunda y última jornada de votación para elegir a los 155 miembros de la Convención Constitucional, además de otras autoridades locales, para cerrar un capítulo histórico y abrir un nuevo ciclo que recoja la demandas de equidad y bienestar que reclamó la calle.
Después de una primera jornada de votación el sábado, este domingo culmina el proceso para elegir entre 1.373 candidatos, entre los que hay políticos, actores, escritores, profesores, activistas sociales y abogados constitucionalistas, que quieren redactar la Constitución que sepultará la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), señalada como el origen de las desigualdades sociales.
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El sábado más de 20% de los 14,9 millones de electores dieron su voto voluntario en la primera jornada de estos comicios, que por la pandemia decidieron realizarla en dos días tras una postergarción de cinco semanas desde el 11 abril por una nueva ola de COVID-19.
En el desglose del voto por regiones y comunas, la tendencia marcaba una importante diferencia entre la alta tasa de participación en los sectores más acomodados y una baja afluencia en zonas más pobres.
“Me gustó haber visto harta (mucha) gente; estamos todos participando de este hecho histórico que es la constituyente y diría que está todo muy normal y muy bien organizado”, dijo a la AFP Camila Galleguillos, de 32 años, quien trabaja en una agencia de diseño.
El cambio de la Constitución de Pinochet fue la forma en que el sistema político chileno logró encauzar las masivas manifestaciones —varias muy violentas— que estallaron el 18 de octubre de 2019, dejando una treintena de muertos y daños millonarios en el comercio y el mobiliario público.
A casi un mes de iniciadas las protestas, cuando varios edificios ardían en Santiago, las fuerzas políticas anunciaron un acuerdo para llamar a un plebiscito que decidiera el cambio o no de la Constitución, que finalmente se celebró el pasado 25 de octubre de 2020.
Un abrumador 80% apoyó la opción “apruebo” al cambio constitucional en un día que culminó con masivas manifestaciones; mientras que solo un 20% se decantó por el “rechazo”, una opción que se concentró en las tres comunas más ricas de Chile.
Además de los constituyentes, los chilenos votan este fin de semana por alcaldes, concejales y, por primera vez, gobernadores regionales, en otro paso hacia una sociedad más participativa.
El proceso constitucional marca, además, la primera vez en el mundo que una Constitución se escriba por constituyentes elegidos de forma paritaria y también hará historia al reservar 17 elegidos para los 10 pueblos originarios.
Una Constitución que una
La esperanza del mundo político es que el proceso constituyente —que tendrá una duración de nueve meses, prorrogable por una única vez por tres meses— logre pasar la página a la larga transición política que se abrió una vez que Chile recuperó la democracia en 1990.
Nunca antes los chilenos habían tenido la oportunidad de participar en la redacción y votar por una nueva Constitución, con la que, según diversos sondeos, los chilenos esperan se les garanticen varios derechos sociales, como el acceso a la salud, la vivienda o la educación.
"Aquí se juega buena parte del futuro de nuestro país para escribir una Constitución que nos una, no una que nos separe, como la actual", dijo el precandidato presidencial progresista Heraldo Muñoz, tras emitir su voto el sábado.
Una encuesta de la empresa Criteria, difundida por el diario La Tercera, mostró el sábado que un 63% de los chilenos confían en que el resultado de la nueva Constitución tenga “consecuencias positivas para el país”.
Una minoría siente temor, sin embargo, de que pueda derivar en una Constitución muy izquierdista, que cambie radicalmente el modelo económico ultraliberal y político de Chile.
El proceso es también visto como un ejemplo para resolver los problemas sociales que plantea la democracia.
“Las constituciones duran bastantes años, por eso hay que hacerla bien, con tranquilidad, sin descalificaciones. Creo que es importante en un día como hoy, frente a lo que está sucediendo en América Latina, cuidar a la política”, afirmó el expresidente chileno Eduardo Frei (1994-2000).