China arremetió el jueves contra la “oscura historia” de los servicios de inteligencia estadounidenses, después de que el presidente Joe Biden les encargara una investigación sobre los orígenes del COVID-19.
El miércoles, el presidente Biden reabrió las heridas entre ambas potencias al ordenar a las agencias de inteligencia estadounidenses que le informen en un plazo de 90 días sobre si el covid-19 surgió por primera vez en China de una fuente animal o por un accidente de laboratorio.
La teoría de la fuga de un laboratorio, inicialmente esgrimida por el predecesor de Biden, Donald Trump, y luego descartada como “altamente improbable” por una misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que llegó con retrasó a China, resurgió en los últimos días, impulsada por Washington.
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China es muy sensible a las acusaciones de que podría haber hecho más para detener la propagación de una pandemia que ha dejado más de 3,5 millones de muertos y ha paralizado economías en todo el mundo desde que surgió en la ciudad china de Wuhan a finales de 2019.
Pekín rechaza la teoría de que el virus pueda haber surgido de un laboratorio de virología en Wuhan y acusa a Estados Unidos de vender "conspiraciones" y politizar la pandemia.
Los "motivos y propósitos de la administración Biden son claros", dijo el jueves Zhao Lijian, portavoz del ministerio china de Relaciones Exteriores, rechazando la necesidad de una nueva investigación sobre la pandemia.
"El mundo conoce desde hace tiempo la oscura historia de los servicios de inteligencia estadounidenses", dijo en referencia a las infundadas acusaciones de Estados Unidos sobre armas de destrucción masiva que justificaron su invasión de Irak.
Volver a la teoría de la fuga de un laboratorio "es una falta de respeto a la ciencia (...) y también una alteración en la lucha mundial contra la pandemia", dijo Zhao.
Pese a ello, la idea de que el virus salió de un laboratorio de Wuhan está ganando cada vez más adeptos en Estados Unidos.
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Citando un informe de los servicios de inteligencia estadounidenses, The Wall Street Journal informó el domingo de que tres personas del Instituto de Virología de Wuhan fueron hospitalizadas con una enfermedad estacional en noviembre de 2019, un mes antes de que Pekín revelara la existencia de un misterioso brote de neumonía.
La hipótesis del origen natural -respaldada como la más probable por el equipo de expertos de la OMS que visitó China- sostiene que el virus surgió en los murciélagos y luego pasó a los humanos, probablemente a través de una especie intermediaria.
Esta teoría fue ampliamente aceptada al principio de la pandemia, pero con el paso del tiempo los científicos no han encontrado un virus ni en los murciélagos ni en otro animal que coincida con la firma genética del SARS-CoV-2.
Negociaciones comerciales
China quiere dejar de lado la búsqueda del origen de la pandemia, que impulsan países occidentales como Australia y el Reino Unido, y quiere centrarse en su recuperación económica tras lograr controlar el virus dentro de sus fronteras.
En este sentido, el ministerio de Comercio se congratuló el jueves de las conversaciones con Washington que forman parte de un acuerdo para poner fin a la guerra comercial.
Los dos países firmaron el llamado acuerdo de "fase 1" en enero de 2020, en el que Pekín se comprometió a aumentar sus compras de productos y servicios estadounidenses en al menos 200.000 millones de dólares durante 2020 y 2021.
Desde que se detectó en China, la pandemia dejó más de 3,5 millones de muertos en el mundo, según las cifras del último balance de la AFP.
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La situación es desigual según las regiones.
En América Latina, que suma más de un millón de muertos y 32,3 millones de contagios, Uruguay superó el miércoles las 4.000 muertes por covid-19 y Argentina, que atraviesa el peor momento de la pandemia con más de 75.500 muertos, recibió más de un millón de dosis de vacunas de AstraZeneca y Sputnik V.
Por su parte, en Australia, las autoridades anunciaron el jueves que cinco millones de habitantes de Melbourne, la segunda ciudad de país, y su región serán confinados para contener un brote.