La productividad es un factor fundamental para las empresas: se logran mayores resultados (y rentabilidad), se reducen los errores y se agiliza la comunicación e intercambio de información al interior de la organización. Y el incremento de la productividad empresarial se notará en cada sector y en la economía del país.
“Es la única manera de elevar los niveles de vida en medio del envejecimiento, la transición energética, la reconfiguración de las cadenas de suministro y los balances globales inflados”, advierte el estudio de McKinsey Global Institute (MGI) titulado Invertir en el crecimiento de la productividad. ¿Cómo se encuentra Costa Rica en este tema?
Costa Rica aumentó la productividad hasta 2022, pero se mantiene una amplia brecha con respecto a Estados Unidos, Europa, China y con otros miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En la región de América Latina el país destaca. Pero lo negativo es que hace 25 años el nivel de productividad regional era muy superior a otras regiones emergentes, tales como China, India, Europa del Este o África subsahariana, entre otras.
Y actualmente su crecimiento es negativo y es muy inferior respecto a las zonas mencionadas. Excepto Costa Rica, recalca McKinsey, ya que el país logró aumentar su productividad: un 2% de 1997 a 2022 y, particularmente, entre 2014 y 2019 cuando alcanzó un 2,3%.
Ricardo Monge, presidente de la Academia de Centroamérica, advierte que —si bien la productividad laboral en Costa Rica creció de forma sostenida entre el 2000 y el 2022— la tasa fue relativamente baja (un 2,5%).
“Si Costa Rica quisiera igualar en 25 años la productividad laboral de los EE. UU., tendría que hacer crecer su tasa del 6,3% al año (en el caso de la OCDE, al 4,7 %)”, escribió Monge en un artículo publicado en La Nación.
¿Por qué es tan importante esta medición para todas las personas y para la economía?
“El aumento de la inversión se asocia con un mayor crecimiento de la producción y la productividad, menor inflación, mejores equilibrios fiscales y externos y menores tasas de pobreza y desigualdad”, recordó Olivia White, socia senior de McKinsey & Company y directora de MGI.
Debe recordarse que desde los años 90 el incremento de la productividad se relaciona con la inversión tecnológica y, más recientemente, con el uso de la información o el conocimiento. Monge recuerda que hay una vinculación directa con los factores productivos: capital, trabajo y recursos naturales.
Avances y rezagos
El informe de McKinsey señala que en los últimos 25 años la productividad promedio global se sextuplicó y que 30 economías con 3.600 millones de habitantes mejoraron en la “vía rápida”.
En las economías avanzadas se desaceleró en un punto porcentual y varias economías emergentes (con 1.400 millones de habitantes) “nunca alcanzarán los niveles de las economías avanzadas”.
La inversión para recuperar la productividad permitiría ganar entre $1.500 y $1.800 en el año 2030 en PIB per cápita y permitiría que las economías emergentes alcance la “vía rápida”.
El estudio de McKinsey & Co. distingue tres tipos de economías emergentes:
—De carril rápido: China, India y zonas como Europa Central y Oriental
—De carril medio: África subsahariana.
—De carril lento: América Latina, Oriente Medio y África del Norte.
Costa Rica, Perú y República Dominicana destacan por colocarse en las economías del carril medio. Pero a medias, no es suficiente.
Monge recalca que en Costa Rica en el 2022 la productividad laboral (a precios corrientes y en paridad del poder de compra) era de $23, lejos de los países de la OCDE ($54) y de EE. UU. ($74). Alcanzarlos o acercarse es posible.
Como lo demuestra el avance de los 30 países en vías de desarrollo o emergentes que consiguieron llegar al 5% anual. “Lamentablemente, ninguno es de América Latina y el Caribe”, dice Monge. ¿Y por qué Costa Rica no está entre esos 30 países?
—Porque el peso del sector de media y alta tecnología es relativamente pequeño: 15% del Producto Interno Bruto (PIB), explica Monge.
—Porque la reasignación de recursos de actividades poco productivas hacia más productivas no es la norma, lo cual explicaría problemas estructurales como la falta de promoción de la competencia y un mercado laboral mucho más flexible.
—Porque tenemos un decreciente esfuerzo en materia de innovación desde hace varios años: en 2014 Costa Rica invertía en investigación y desarrollo un 0,55% del PIB y en el 2021 cayó al 0,27%. “La tendencia a la baja es sostenida”, advierte Monge. De hecho, disminuyó la cantidad de registros de propiedad intelectual.
—Porque Costa Rica sigue sin atender sus retos en educación, inversión en infraestructura, mejora del clima de negocios y del marco institucional.
Medidas
Pasar al carril rápido es posible. El informe de McKinsey dice que las medidas claves incluyen:
—Impulsar la inversión de capital hacia la urbanización efectiva.
—Aumentar el tamaño y la productividad de los sectores de servicios y construcción.
—Aumentar la sofisticación e interconexión global de la fabricación.
—Mejorar el ambiente económico: ”Todo ello será posible gracias a un entorno empresarial atractivo”, apunta McKinsey.
McKinsey ve posible esto si también se invierte en digitalización, automatización e inteligencia artificial. Y hay una base en el caso de nuestro país.
En lo primero, Costa Rica aumentó en 26 puntos la proporción de población urbana, tanto como China (34 p.p.), Albania (24 p.p.) o Botsuana (22 p.p.).
En ciudades bien gestionadas se encuentran todos los ingredientes para aumentar la productividad, los ingresos y la demanda.
“Un mayor consumo brinda a las empresas el incentivo para invertir, lo que, a su vez, hace que los trabajadores sean más productivos, reiniciando el ciclo”, explica Olivia White, de McKinsey.
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Lo mismo ocurre si aumentan los servicios según las necesidades y oportunidades y con una manufactura más sofisticada.
“En el caso de Costa Rica el crecimiento (de la manufactura) fue del 0,2%, por lo tanto, existe un gran margen de mejora en este aspecto”, dice McKinsey.
Monge también señala la necesidad de una “estrategia eficaz”, la mejora en el entorno, la reducción de trámites, la simplificación tributaria, el fortalecimiento del sistema nacional de calidad y el incremento de los servicios de conexión e Internet.