El Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) de Costa Rica hasta el tercer trimestre de 2022 fue el segundo más bajo entre los países de América Central y República Dominicana, según los datos disponibles de la región.
El país, además, sigue la tendencia de la mayoría de los integrantes de la región, los cuales experimentan un freno en su producción.
La inflación y las medidas de política monetaria que se aplican para aplacarla tienen un efecto desacelerador; por ejemplo, la subida en las tasas de interés que han puesto en marcha los principales bancos centrales de Occidente.
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La economía centroamericana que registra un mayor crecimiento de su producción es la de Panamá. Sin embargo, su situación del país canalero es especial.
Panamá aún experimenta un rebote importante por la recuperación pospandemia del comercio internacional, principalmente porque ninguna otra nación centroamericana cayó tanto con la emergencia sanitaria y tenía tanto trecho para levantarse.
La actividad económica del resto de los países del área muestra una tendencia a desacelerarse sin excepciones.
Región se desacelera
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) explicó en su último Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, publicado en diciembre pasado, que la actividad económica de la región se desaceleró hacia el cierre de 2022.
Este, señaló, es un comportamiento que continuaría en 2023 e incidiría en un menor crecimiento económico este 2023.
Además del impacto de la inflación y de las medidas de política monetaria más restrictivas, como la subida de las tasas de interés, existen otros factores que invitan a pensar en un menor dinamismo. Por ejemplo, la Cepal menciona una menor confianza empresarial producto de peores condiciones para invertir e incertidumbre, así como mayores costos de producción.
Los niveles de actividad económica inciden en diversos ámbitos y van más allá del crecimiento final del cada período. Por ejemplo, se reflejan en mejores o peores condiciones para la generación de empleo.
“La dinámica de la actividad económica lograda en el primer semestre de 2022, que fue mejor de lo esperado, permitió, entre otras cosas, reducir marcadamente la tasa de desocupación regional. Sin embargo, la desaceleración que se ha manifestado en el segundo semestre de 2022, y que se prolongará en 2023, siembra dudas sobre la posibilidad de seguir observando mejoras en los indicadores laborales de la región”, advirtió la entidad.
La desaceleración de la actividad económica iría de la mano con un menor crecimiento del comercio internacional del que estaba previsto. La Organización Mundial del Comercio (OMC) esperaba un aumento de 3,4% en abril de 2022, pero ahora solo del 1%.
Esto tiene un impacto importante en todas las economías, pero principalmente en aquellas como las de Costa Rica, altamente dependientes de sus relaciones internacionales.
Producción estancada en Costa Rica
El IMAE costarricense de octubre de 2022 (último registro disponible) dejó en evidencia el freno económico que empieza a profundizarse. Las empresas fuera del régimen especial (zona franca y similares) registraron un crecimiento cero.
Las empresas de ese régimen, llamado definitivo, incluyen al 85% de la economía del país.
La producción costarricense registró un crecimiento interanual de 2,2%; sin embargo, ello se debió a la actividad en régimen especial, cuya producción ascendió un 13,6%.
El reto es gigante para la economía costarricense, si se toma en cuenta la proporción de cada sector.
Las actividades más golpeadas son la agricultura, la construcción y el comercio. Las industrias de los servicios, más resilientes a la subida en los precios, han demostrado más dinamismo.