Las tensiones en Medio Oriente crecieron en la última semana con la ofensiva de drones realizada por Irán en territorio de Israel, en respuesta al ataque del consulado iraní en Damasco, Siria, del 1.° de abril atribuido a Jerusalén.
Si bien ambas naciones son enemigas declaradas desde hace unas cuatro décadas, un ataque militar directo como el del domingo no tiene precedentes y representa el primero entre estos países.
Como ha sucedido antes, un conflicto de esa escala en cualquier parte del mundo genera un efecto dominó de consecuencias económicas para el resto del mundo, incluida Costa Rica.
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La situación en esa región –ya crispada por el ataque terrorista sin precedentes de Hamás en contra de Israel y la guerra en Gaza que ha sumido al enclave en una profunda crisis humanitaria– está obligando a países de todo el mundo a tomar posiciones.
Posibles consecuencias
Si el conflicto en Medio Oriente se extiende, los efectos que Costa Rica podría percibir van desde lo inmediato a lo indirecto a largo plazo en diferentes sectores.
En términos de la relación comercial entre Costa Rica e Israel, una primera repercusión sería el posible freno de la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países, que inició en marzo del 2023.
El café es uno de los principales productos de exportación al país mediterráneo, mientras que de allí se importan artículos como pesticidas.
Consultado sobre este tema, el Ministerio de Comercio Exterior (Comex) indicó que están a la espera de negociar pronto.
“Israel está en una situación complicada por la intervención en Gaza, tras los ataques de Hamás, y ahora los ataques de Irán, por lo que se presume que tendremos que ser prudentes y esperar, a más tardar, a mediados de año”, respondió la institución.
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Una consecuencia que puede estimarse de forma más paulatina tiene que ver con el precio de las materias primas, especialmente del petróleo y gas.
En 2022, Irán fue el tercer productor mundial de gas natural, con una cuota del 6,4%, por detrás nada más de Rusia y Estados Unidos.
Asimismo, Irán es responsable de cerca del 4% de la producción mundial de petróleo, que se suma a otros países vecinos como Arabia Saudita o Irak, cuyas producciones de crudo son mayores.
“Si el conflicto sigue en aumento, la situación va a ser difícil globalmente. Hay algunos analistas considerando un precio del crudo de hasta $200 el barril, lo que pondría al mundo en jaque. Es precisamente esa zona por donde sale la mayor cantidad de petróleo”, comentó Douglas Montero, economista especialista en mercados financieros.
Costa Rica depende altamente de la importación de hidrocarburos para sectores como el transporte y cada vez más para la producción de energía. Además, en transporte internacional de mercancías también usa ese combustible, por lo que un aumento de ese precio internacional tendría un efecto en la inflación.
También, de agravarse el conflicto, podría continuar la escalada del precio del oro y el fortalecimiento del dólar ante otras monedas, consideró Adriana Rodríguez, gerente general de Acobo Puesto de Bolsa.
Por otro lado, Montero agregó que los mercados bursátiles no han reaccionado debido a que Israel se muestra mesurado, pero en caso de un contraataque se espera que los índices caigan por la incertidumbre y el aumento del riesgo geopolítico.
Horas después del ataque con drones, Irán enarboló su derecho de respuesta y se consideró vengado. Luego advirtió a Israel de no contraatacar.
La encrucijada de Costa Rica
El conflicto entre Israel, Irán y países árabes coloca a Costa Rica en una situación compleja a nivel diplomático y en sus relaciones exteriores.
Las lazos con Israel son estables, aunque un punto de desencuentro ocurrió en 2006, cuando el presidente Óscar Arias decidió trasladar la embajada costarricense de Jerusalén a Tel Aviv y así corregir un “error histórico” que privaba a Costa Rica de amistades en el mundo árabe.
Desde entonces la Casa Amarilla ha buscado acercarse a naciones árabes del Medio Oriente. En 2010 estableció relaciones diplomáticas con Emiratos Árabes Unidos, donde siete años después se abrió una embajada costarricense y con quien justamente se acaba de firmar un nuevo TLC el miércoles 17 de abril.
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Arabia Saudita es otro ejemplo. El gigante petrolero es el principal socio comercial de Costa Rica en Medio Oriente, con un intercambio comercial de $103 millones en 2022.
En 2023 se suscribió la creación de un Consejo de Negocios entre Costa Rica y Arabia Saudita y el actual gobierno ha estado en búsqueda de atraer inversiones de ese país.
En ese contexto, la respuesta del país a conflictos en esa región debe ser mesurada debido a los intereses nacionales e internacionales, según considera Gerald Solano, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA).
“Cualquier decisión a uno de los dos extremos podría traer repercusiones con otros socios. Hay que analizar los acontecimientos y manifestarnos en función de nuestras posturas historias”, comentó el académico.
En un comunicado de prensa del 14 de abril, Costa Rica condenó el ataque de Irán en Israel e hizo un llamado a la moderación y al respeto del derecho internacional. “Es esencial que todas las partes eviten acciones que promuevan una escalada en el conflicto”, manifestó la Cancillería.
Dos bandos
Este tipo de conflicto ocasiona un movimiento en las piezas del ajedrez internacional. La situación en la región es crítica.
Solano consideró que ya desde la guerra entre Israel y Hamás se ha fortalecido la idea de la creación de un estado palestino.
Por otra parte, hay temor de que Israel decida responder con ataques a zonas donde el régimen de Teherán produce energía nuclear. Irán, por su parte, es una potencia regional con un territorio 74 veces más grande que Israel y una población nueves veces mayor.
Los esfuerzos de organismos internacionales y gobiernos se enfocan en evitar la escalada de las tensiones y, más aún, evitar el uso de armas nucleares.
“En una región tan caliente puede estallar un conflicto de mayor envergadura con algo que uno ni siquiera se imagina”.
— Gerald Solano, profesor de Relaciones Internacionales de la UNA.
Desde el ataque del sábado, Emiratos Árabes Unidos ha pedido moderación y la necesidad de lograr la estabilidad a través de canales diplomáticos. “La región debe evitar el conflicto a toda costa, ya que no puede soportar tensiones y enfrentamientos adicionales”, afirmó un portavoz del gobierno emiratí, según informó el diario The Wall Street Journal.
Funcionarios de ese país y de Arabia Saudita se han reunido en las últimas semanas con representantes del grupo libanés Hezbollah en un esfuerzo por bajar la intensidad de sus choques con Israel.
Si la tensión entre Israel e Irán se intensifica e involucra activamente a EE. UU., las naciones árabes del Golfo probablemente tendrían una difícil elección: permitir que las fuerzas estadounidenses lancen ataques desde bases en sus países y arriesgarse a represalias iraníes, o tratar de apaciguar a Irán y mantenerse al margen.
No obstante, más allá de apoyar a Israel, EE. UU. parece poco dispuesto en involucrarse directamente en el conflicto, debido a las consecuencias que tendría globalmente, con una probable intervención de otras potencias.
Nota actualizada con la respuesta de Comex.