En medio de un boom de batidos, helados y frutas, Costa Rica se reencontró con la pitahaya hace poco más de un año. Esta fruta no es extraña en la agricultura nacional; por el contrario, es autóctona. De hecho, la Hylocereus costaricensis es una de las variedades que se cosechan en Vietnam, mayor productor y exportador del mundo.
En el mercado local, la pitahaya se consume poco. Sin embargo, está empezando a salir del anonimato después de aparecer en la lista del programa Descubre.
La iniciativa estatal creó un portafolio de nuevos productos agrícolas para promover y, de paso, prometió contribuir con la reactivación económica al convertir la agricultura de subsistencia en comercial e, incluso, de exportación.
Como parte del proceso exploratorio de los productos, la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) realizó estudios para definir si la pitahaya costarricense tenía mercado internacional. La respuesta fue afirmativa; eso cambió el panorama del puñado de productores que hace menos de un lustro se dedican al cultivo de la fruta morada.
¿Sembrar pitahaya?
La pitahaya es una fruta exótica no solo porque se la catalogue así internacionalmente, sino porque su aspecto no deja margen para pensar algo diferente. De hecho, también otro de sus nombres es la fruta del dragón.
Sus nutrientes, antioxidantes y cualidades complementan sus llamativos color y forma. Además de ser extraña, tiene una demanda insatisfecha a nivel mundial. En eso pusieron los ojos los agricultores pioneros del país.
Según estimaciones de la Cooperativa de Pitahayeros y de la Cámara de Productores de Pitahaya, el total de área de producción en Costa Rica no supera las 60 hectáreas. Entre estas dos organizaciones se divide casi el total de productores nacionales. En contraste, Nicaragua tiene más de 700 hectáreas sembradas de esta fruta.
La mayoría de las plantaciones en Costa Rica tiene entre uno y dos años. Son cultivos jóvenes que apenas empiezan a producir. El período normal para que uno de los cactus en los que crece la fruta produzca es de tres años. Sin embargo, los agricultores nacionales se las ingeniaron para reducir el tiempo a la mitad en ciertas plantas.
Si se siembran las “semillas” –una parte del tronco del cactus– de una planta que ya produjo, en solo un año esta podría generar al menos un 10% del total de la capacidad, de acuerdo con Raúl Odio, presidente de Coopepitahaya. En este proceso está el grueso de las fincas nacionales.
Esto significa que la magnitud de la producción nacional aún está por verse. En promedio, una planta de pitahaya puede generar entre dos y 10 kilogramos (kg) al año. La estimación conservadora de Odio es que se alcancen los 5 kg por cactus.
Por ejemplo, en la finca de Melvin Alpízar, en Mercedes de Atenas, hay 2.400 cactus sembrados; la mayoría de ellos son jóvenes y apenas están empezando a producir. En esta cosecha, el finquero espera lograr recolectar hasta 6.000 kg luego de pérdidas por plagas y otros factores externos.
Además de productor de pitahaya, Alpízar es agrónomo del Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA) de la Universidad de Costa Rica. Su interés por la fruta inició mientras su padre enfrentaba un cáncer de colon. Las propiedades reportadas de pitahaya hicieron que decidiera sembrarla para que él la consumiera después de la quimioterapia. Hoy, sus padres consumen hasta dos pitahayas al día cada uno.
La cosecha de la fruta es por temporada y tiene diferentes picos. Desde finales de mayo hasta principios de noviembre hay entre cuatro y seis cosechas. En promedio, las fincas tienen entre 2.000 y 4.000 plantas por hectárea para un rendimiento total –en el mejor escenario– de hasta 20.000 kg.
Los números siguen siendo pequeños si se comparan con plantaciones a gran escala, como la piña, pero los precios compensan un poco. Vendido al detalle, el kilo de pitahaya llega a costar hasta ¢3.000, según datos de Coopepitahaya.
A pesar de esto, las ventas en Costa Rica son solo parte del camino para llegar a la primera exportación de la fruta, que es la promesa final.
Canadá
En el mercado internacional ya hay importadores interesados en la incipiente pitahaya costarricense. De acuerdo con Raúl Odio, en Europa, países como Holanda, Alemania y Turquía hicieron los primeros guiños, si bien no son más que conversaciones iniciales.
Sin embargo, hay un destino al que parece que la fruta tica sí va a llegar este año: Canadá.
En el Estudio de Mercado de Frutas Exóticas en Canadá, realizado por Procomer en 2018, se evidenció que Costa Rica tiene oportunidades para comercializar este tipo de productos, específicamente en puntos de venta dirigidos al mercado étnico.
Las importaciones canadienses de frutas exóticas desde Costa Rica superaron los $2.000.000 en 2017, enfocadas principalmente en papayas frescas (76%) y otras frutas como rambután (24%).
En este contexto, Procomer propone el país norteamericano como destino principal para la pitahaya, pero hila aún más fino y destaca Toronto como meta final. La ciudad tiene la mayor cantidad de inmigrantes en la nación: un 46% del total de sus habitantes; es precisamente en esa población donde las autoridades nacionales ven un mercado en potencia. Según el estudio ya mencionado, 17% del total de habitantes de Toronto son chinos o tailandeses, y, un 3%, latinos. Ellos son el público final de la fruta porque ya la conocen y la consumen.
La variedad de pitahaya costarricense –roja con pulpa roja– está ausente del mercado canadiense, según la promotora. Esto representa una oportunidad para los productores nacionales.
En contraste, Ecuador, principal proveedor latinoamericano de pitahaya a Canadá, exportó más de $828.000 (dólares estadounidenses) con la variedad amarilla de pulpa blanca.
La promesa de la exportación de la fruta a Canadá entusiasma a los productores, pero aún no se atreven a hablar de grandes cantidades. A pesar de eso, Coopepitahaya asegura que hay tres potenciales clientes interesados con los que las conversaciones van bien avanzadas.
Si bien la producción nacional en estos momentos es modesta, mientras las plantas maduran, estas primeras exportaciones –casi simbólicas– allanarían el terreno para las cosechas más grandes que vendrán en los próximos años.
¿Cuánto se podría exportar a Canadá? El estimado de Coopepitahaya es de 500 kg por semana durante tres meses. Es una meta interesante, tomando en cuenta el tamaño de la producción nacional, de acuerdo con Odio, y se podría ejecutar antes de noviembre.
Por su lado, la Cámara habla de números muy similares. En total se podrían exportar hasta 5.000 kg divididos en seis viajes vía aérea cada 15 días, según Juan Carlos Piña, presidente de la agrupación. El comercio sería con un supermercado específico durante tres meses, pero, en lugar de Toronto, visualizan Vancouver como destino final.
El precio de referencia internacional es de $35 por caja (4,5kg) ya puesto en el puerto de destino.
De acuerdo con Alberto Montero, gerente del Programa Nacional de Frutas del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), teniendo claro el destino canadiense, lo que sigue es Europa. Mientras tanto, el proceso –aún experimental– debe ser aprovechado de la mejor manera para que dentro de unos meses la producción sea rentable y, sobre todo, estable.
Los números de la fruta del dragón |
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60 hectáreas es el total de área de producción en Costa Rica. |
1 y 2 años tienen las plantaciones en Costa Rica. |
3 años dura la fruta para alcanzar su producción plena. |
Una planta de pitahaya puede producir de 2 kg a 10 kg de fruta. |
Hay entre 4 y 6 cosechas de la fruta desde finales de mayo hasta principios de noviembre. |
En una hectárea se siembran entre 2.000 y 4.000 plantas |
El kilo de pitahaya al por menor supera los ¢3.000 |
$35 es el calor internacional de caja de pitahaya. |