Costa Rica cerrará 2023 con una tasa de homicidios histórica, de 18 casos por cada 100.000 habitantes. El país alcanzó los 907 homicidios este 30 de diciembre, después de que una balacera saldó la muerte de un hombre de 30 años y dejó a otras tres personas heridas a eso de las 5:58 p.m., en la localidad de Lindavista, de La Unión, en Cartago.
La cifra de 907 homicidios implica un incremento de más del 40% en la comparación con el 2022: un salto que las autoridades judiciales atribuyen a una escalada en la cantidad de bandas de crimen organizado y de sus disputas territoriales, así como al aumento en la producción de drogas regional y la proliferación de préstamos ilegales, entre otros factores.
La magnitud de la violencia homicida de 2023 no se veía desde 1948, cuando la Guerra Civil de aquel entonces ocasionó entre unas 2.500 y 3.500 muertes, según las investigaciones académicas a las que ha hecho alusión la Universidad de Costa Rica (UCR) en recientes publicaciones.
En aquel entonces, la tasa de homicidios fue de más de 350 homicidios por cada 100.000 habitantes; sin embargo, ese dato respondió al conflicto interno y no a un fenómeno estructural de criminalidad, como ahora.
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El registro de este 2023 es un dato elevado que pone a Costa Rica entre los países de la región con una peor situación. De hecho, la tasa del país este año superó el promedio de América Latina, que fue de 15 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2021, según el último Informe Global sobre el Homicidio de la Organización de Naciones Unidas (ONU) publicado este año.
La comparación no es halagüeña para Costa Rica; ni consigo misma ni con otras naciones.
Comparación incómoda
La tasa de homicidios de Costa Rica en 2023 es apenas comparable con la tasa de países como Brasil, Guatemala o Venezuela en años recientes.
Estas son naciones latinoamericanas con serios problemas de crimen organizado por tráfico de drogas y conflictos relacionados con la inestabilidad política de sus gobiernos.
La tasa de Costa Rica, además, es muy superior a la de varios países de Centroamérica como Panamá, Nicaragua y El Salvador; así como de otros países sudamericanos como Uruguay, Suriname, Paraguay, Chile, Perú, Argentina y Bolivia.
El dato de Costa Rica apenas es superado por el de naciones históricamente afectadas por las máximas élites del narcotráfico y de otras actividades de crimen organizado como Honduras, Belice, México, Colombia y, más recientemente, Ecuador.
Tendencias dispares
El último Informe Global sobre el Homicidio de la ONU advertía que los países centroamericanos, “históricamente asociados con altas tasas de homicidio”, habían experimentado mejorías en los últimos años.
La mejoría se había visto en países como El Salvador y Guatemala, entre otros, “a raíz de agresivas intervenciones contra las pandillas”; sin embargo, Costa Rica más bien venía experimentando un retroceso desde finales de la década pasada.
En su análisis, el documento señaló como principal causa del desajuste las tensiones entre grupos criminales por el dominio de los puertos en Limón: un “nodo clave de distribución (de drogas) hacia Europa”.
Sin embargo, en los últimos meses se avivaron otros problemas que también potenciaron el aumento de la violencia.
Entre ellos, el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Randall Zúñiga, señaló que en los últimos años se formaron más organizaciones criminales por un aumento en la cantidad de droga importada; al mismo tiempo que crecieron las disputas regionales, tras la captura de “cabecillas” de varios grupos que dominaban espacios claves, como el sur de la capital San José.
Otras cuestiones que también incidieron en el aumento, según el director del OIJ, fueron el incremento en las operaciones ilegales de financiamiento privado, popularmente conocidos como los créditos “gota a gota”; y una mayor actividad del sicariato relacionada con todos los factores antes mencionados.
El Gobierno de la República, encabezado por el presidente Rodrigo Chaves, ha centrado su discurso en que el aumento en los homicidios afecta principalmente a personas vinculadas con actividades criminales.
No obstante, muchos de los crímenes de este 2023 han ocurrido en espacios públicos, incluidos hospitales e inmediaciones de escuelas.