Costa Rica y el café comparten una larga historia. Han pasado más de 200 años desde que se inició a cultivar esta planta en el país, cuando todavía era colonia española.
Esa primera plantación se le adjudica al cura Félix Velarde, pues es la primera referencia que existe de un solar con plantas de café, ubicado a solo 100 metros de donde hoy se emplaza la Catedral Metropolitana, en San José.
Desde entonces el cultivo de café se expandió y evolucionó. En algún momento llegó a ser la estrella de las exportaciones de Costa Rica, pero esa época se esfumó.
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Los datos más recientes de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) indican que, en el primer cuatrimestre del 2023, el café oro fue el quinto producto de exportación, pero con una cuota de solo 2%. Por delante están los jarabes para bebidas gaseadas, el banano, la piña y los dispositivos médicos.
El volumen de producción de café costarricense es bajo en comparación con otros productores. Costa Rica genera casi 82 millones de kilos de ese grano, una cifra que está por detrás incluso de países vecinos como Honduras, Guatemala o Nicaragua. Brasil y Vietnam son los jugadores de más peso.
Ante la competencia desde distintos continentes, el país ha apostado por la calidad del cultivo y el procesamiento. Eso se refleja en el precio que se paga internacionalmente por el café de Costa Rica.
De acuerdo a los datos de la Organización Internacional de Café (OIC), el precio promedio de exportación de café de Costa Rica fue el segundo más alto del mundo, tras Kenia. Ese monto se situó en $215,9 por la medida de mil quintales.
El café en Costa Rica proviene de 93.700 hectáreas sembradas en 49 de los 83 cantones. Existen 26.700 productores, 304 beneficios y 93 firmas exportadoras, según datos del Instituto del Café (Icafé).
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La cosecha 2022-2023 se acercó a las 2 millones de fanegas y registró un crecimiento del 14% con respecto a la temporada anterior 2021-2022.
Los Santos es, con holgura, la región más cafetalera del país, pues produce alrededor del 40% del grano. El Valle Occidental, donde se incluyen sitios como Naranjo y Grecia, ocupa el segundo lugar.
Al hacer un zoom en cantones, seis nombres destacan. Este grupo de municipios produce casi el 60% del café costarricense, dos de ellos son de la Zona de Los Santos.
Tarrazú y Pérez Zeledón son los principales productores, con una cuota del 15% y 13%, respectivamente.
El gusto por el café costarricense proviene de diferentes latitudes y es por eso que el grano nacional viaja a una amplia diversidad de territorios como producto de exportación.
Los envíos de café al exterior son un cuantioso negocio, pues por este rubro ingresaron a la economía $338 millones en la temporada 2021-2022.
Estados Unidos el principal comprador, pero una quinta parte vuela a otro importante destino: Bélgica. No obstante, la mayor parte de lo que aterriza en esa nación se reexporta.
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En general, Europa es el segundo gran mercado, pues además de Bélgica, Alemania, España e Italia adquieren café costarricense, que también llega a países como Japón o Israel.
Pero Costa Rica no solo produce y exporta, también hay demanda interna. De hecho el consumo nacional se tradujo en $37,7 millones entre 2021 y 2022.
Entre los países productores de café, Costa Rica es el segundo mayor consumidor, por detrás de Brasil, con poco más de cuatro kilos por habitante al año.
No obstante, esa cantidad, e incluso los seis kilos de los brasileños, se queda corta si se compara con países no productores que consumen más café. Finlandia es el número uno, con más de 10 kilos por persona anuales.
La producción costarricense de café de la última cosecha superó las cifras de las dos anteriores y se colocó cerca de la temporada previa a la pandemia.