Donald Trump dominaba las encuestas de cara a las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos antes de anunciarse el retiro de la candidatura del actual presidente, Joe Biden. El candidato republicano ya aventajaba a Biden desde hacía varios meses en la mayoría de los sondeos disponibles, pero la distancia se acrecentó en las últimas semanas, entre junio y julio —sobre todo después del debate en CNN, el 28 de junio anterior; mismo que propulsó el retiro del actual mandatario de la búsqueda de un segundo periodo—.
La distancia era marcada. En promedio, el expresidente Trump aventajaba a Biden por 2,7 puntos porcentuales en las consultas más recientes, según el promedio del sitio especializado Real Clear Polling. En otras palabras, el republicano casi había triplicado su ventaja en las últimas cuatro semanas.
Ante ese escenario, parecía cada vez más probable un regreso al poder por parte de Donald Trump y, al mismo tiempo, tanto aliados como rivales políticos de Estados Unidos se preguntan cuál sería su nivel de exposición al riesgo ante un eventual viraje en la Casa Blanca.
¿Qué puede esperar Costa Rica de un retorno de Trump? La Unidad de Inteligencia ‘The Economist’ (EIU, por sus siglas en inglés) realizó un análisis estadístico sobre la vulnerabilidad de las 70 economías más cercanas a Estados Unidos —y su estimación para el caso tico no fue la más dichosa de todas.
Índice de riesgo
La EIU, parte del grupo de The Economist, realizó un índice de riesgo de Trump (Trump Risk Index, originalmente en inglés). A través de este instrumento intentó medir los niveles de vulnerabilidad de los 70 mayores socios comerciales de Estados Unidos en relación con los posibles cambios en la política estadounidense si el republicano consigue la presidencia.
Según la entidad, el comercio, la seguridad y la inmigración son las áreas en las cuales se esperan “cambios políticos importantes” en caso de una victoria de Trump; por ejemplo, a través de la aplicación de mayores aranceles y restricciones comerciales, una menor cooperación en defensa, y un enfoque migratorio más restrictivo.
A partir de este análisis, Costa Rica fue identificada como la segunda nación de las 70 totales con un mayor nivel de exposición al riesgo.
¿Cómo llegó Costa Rica a ese puesto si se trata de un aliado natural de Estados Unidos a lo largo de la historia? Precisamente porque las naciones con mayores vínculos en áreas comerciales, culturales y de seguridad son las que tienen un mayor nivel de riesgo ante los eventuales cambios en una segunda administración republicana con Trump a la cabeza, según detalló la EIU.
En el caso puntual costarricense, el estudio determinó que el principal campo de exposición o vulnerabilidad es en materia de seguridad, pues la política de Trump apunta a ser más restrictiva en su apoyo a otras naciones.
Costa Rica, al igual que Panamá, obtuvo la puntuación máxima de riesgo en este campo, por su dependencia a Estados Unidos en materias como apoyo militar, ayuda económica y gestión de armamento, entre otras cuestiones.
En ese sentido, los especialistas de la EIU recordaron que tanto Costa Rica como Panamá “reciben ayuda militar estadounidense, pero tienen un gasto de defensa propio nulo o limitado”, a pesar de sus altos riesgos por la influencia del narcotráfico y otras ramas del crimen organizado.
Otros países vulnerables al cambio de timón en Estados Unidos por motivos de seguridad, según el reporte, son los aliados de la OTAN, principalmente Alemania y Japón. Estos países dependen de los servicios de seguridad estadounidenses y gastan una proporción relativamente baja de su producto interno bruto (PIB) en defensa, además de que tienen grandes superávits comerciales bilaterales con Estados Unidos, “una de las principales preocupaciones de Trump”.
México, el país más vulnerable del recuento a nivel general, tiene mayores problemas en áreas relacionadas con el comercio y la inmigración, aunque en este último punto también destacan países de la región como El Salvador, República Dominicana, Honduras, Guatemala y Nicaragua.
La EIU recordó que la migración legal e ilegal a Estados Unidos es una de las principales fuentes de recursos para estas naciones, por medio de las remesas; mientras que muchas de las personas que estudian en territorio norteamericano a menudo regresan a sus países con “mejores habilidades y perspectivas”.
Esta vía de capital tangible e intangible podría cerrarse considerablemente, según el estudio, y países como El Salvador (en donde las remesas representan al menos el 15% del PIB) podrían verse seriamente afectados.
¿Y en el plano comercial?
A pesar de que Estados Unidos es el principal socio comercial de Costa Rica, el país no obtuvo una puntuación de exposición superior a 30 de 100 en ese plano de análisis. A diferencia de otras naciones, la magnitud de las operaciones comerciales del país con la potencia norteamericana son reducidas dentro del gran total estadounidense.
Los países con un mayor nivel de exposición al riesgo en este campo fueron México, China, Canadá, Vietnam, Alemania, Japón, Taiwán, India, Irlanda y Corea del Sur.
Según los especialistas, los países con una balanza comercial más alta y superavitaria con Estados Unidos son los que están más expuestos a cambios en una eventual segunda administración de Donald Trump, pues ha mencionado planes para abordar ese tema a través de medidas como la implementación de impuestos de importación punitivos.
Además, la EIU ponderó en mayor medida aquellas relaciones comerciales que incluyen artículos políticamente sensibles como el acero, el aluminio y los automóviles, los cuales “tienen más probabilidades de estar sujetos a la imposición de aranceles”.
La balanza comercial de Costa Rica con Estados Unidos es deficitaria. El país exportó $2.930 millones al país norteamericano en 2022, mientras que importó otros $5.940 millones, según datos del Observatorio de la Complejidad Económica, OEC (por sus siglas en inglés).
Por otra parte, áreas de interés para Costa Rica como la continuidad de los planes estadounidenses relacionados con la promoción de la industria de chips parecen estar “a salvo” en caso de un cambio en la presidencia estadounidense. Esas palabras usó la firma de inversión Global X, en un documento publicado en abril pasado sobre aquellas cuestiones en materia de de infraestructura en las cuales demócratas y republicanos parecen estar de acuerdo.
“En un contexto de intensificación de las tensiones geopolíticas, la importancia estratégica de mantener el liderazgo en IA nunca ha sido más pronunciada”, señalaron desde el proveedor de fondos cotizados en bolsa. “La Ley Chips representa la culminación de esfuerzos bipartidistas concertados para salvaguardar la ventaja tecnológica de los Estados Unidos y mejorar los intereses de seguridad nacional y, desde su promulgación en agosto de 2022, no ha sido objeto de ningún esfuerzo legislativo de derogación. En nuestra opinión, es poco probable que sea un objetivo, independientemente de los resultados del ciclo electoral de 2024″.
Riesgo, pero no impacto
A pesar de la alerta, la EIU recordó en su reporte que “la exposición no es lo mismo que el impacto”, pues “los gobiernos y las empresas pueden considerar estrategias para minimizar el riesgo asociado con los cambios de políticas que probablemente se produzcan bajo Trump”.
Asimismo, señala el informe, “el primer mandato de Trump demostró que su toma de decisiones podía verse influida por las interacciones con otros líderes”.
En ese sentido, el documento destacó como una probabilidad que “algunos líderes vean en Trump un aliado ideológico” y esto les permita obtener beneficios. Particularmente mencionó los casos del primer ministro de Hungría, Viktor Orban, o el presidente de Argentina, Javier Milei, quienes destacan como “probables ‘trumpistas’ en regiones donde la mayoría de los demás líderes políticos probablemente se muestren ideológicamente distantes”.
“El regreso de Trump representa un riesgo para algunos países, pero no para todos”, puntualizaron sus redactores.