Los resultados de la Prueba de Dominio Lingüístico (PDL) 2021 confirmaron una realidad que el país arrastra desde hace años: la mayoría de estudiantes de secundaria se gradúan con un nivel básico de inglés, lo que significa que no cumplen con el perfil de salida esperado por el propio Ministerio de Educación Pública (MEP), que es de un nivel B1 como mínimo.
Además, existen evidentes brechas cuando se filtran los resultados según tipo de colegio y provincia, que repiten la desigualdad de oportunidades de educación que la pandemia también reforzó.
Ante esto, el MEP confía en que la nueva estrategia de inglés mejore paulatinamente el aprendizaje de este idioma para alcanzar la meta del bilingüismo para el 2040, pero analistas apuntan que existe una acumulación de deficiencias que deben ser solventadas.
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Resultados agridulces
La PDL divide los resultados en cinco niveles: A1, A2, B1, B2 Y C2, con base en el Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas (MCER), que es el estándar internacional de competencia lingüística.
Los primeros dos corresponden a un nivel principiante y dominio básico; los B indican preintermedio e intermedio; y el C1 es un dominio avanzado.
La cara positiva de los resultados de la PDL, aplicada por la Universidad de Costa Rica (UCR) a 71.000 estudiantes de último año de secundaria, es que hubo una mejora en los niveles superiores con respecto a la edición del 2019 (en el 2020 no se realizó debido a la pandemia).
Ese año, el 29% estaba en el nivel B1 o superior, porcentaje subió al 36% en el 2021. Asimismo, esta vez algunos estudiantes puntuaron hasta el C1, algo que no sucedió hace dos años.
Sin embargo, la otra cara deja ver que un 64% de los estudiantes está estancado en un dominio básico del idioma y no alcanza el nivel mínimo esperado por el MEP.
“Si vamos a aspirar a ser un país bilingüe debemos todavía redoblar los esfuerzos. Ese 64% que no tiene los resultados esperados es porque no tiene la cantidad suficiente de lecciones para moverlos a una banda superior”, explicó Walter Araya, coordinador del Programa de Evaluación y Capacitación en Lenguas Extranjeras de la UCR.
Además, aunque en el nivel A2 hubo una reducción con respecto al 2019, en el A1 –el más básico– se presentó un aumento del 1% al 7%.
Para Katherine Barquero, investigadora de educación del Programa Estado de la Nación (PEN), este dato en particular es un “resultado pandémico”, a causa de la merma en lecciones que hubo durante ese periodo.
Araya agregó que se trata en su mayoría de estudiantes con cero conectividad y problemas de contacto con los docentes.
Los resultados en secundaria son consecuencia de una deficiencia en la enseñanza del inglés desde la primaria, de la cual los estudiantes salen sin bases sólidas, de acuerdo con el PEN.
“Nos está tomando 10 años formar personas con capacidades básicas en inglés”, aseveró Barquero.
Por su parte, en el MEP calificaron el resultado general como “satisfactorio” en medio de las limitaciones y condiciones adversas de la pandemia. Manuel Rojas, asesor del Despacho Académico, destacó también un progreso de largo plazo.
“Si hacemos una línea del tiempo y nos devolvemos ocho años, la totalidad de estudiantes que egresaban se encontraban en la banda A1″, comentó Rojas.
A nivel latinoamericano no existe una prueba estándar que permita comparar el nivel de los estudiantes costarricenses. Araya mencionó que la PDL es un examen único en la región.
No obstante, hay otros indicadores que dan algunas pistas. Según el último English Proficiency Index, Costa Rica es cuarto de América Latina en dominio del inglés (tras Argentina, Bolivia y Cuba) y el número 44 del mundo de un total de 112 países.
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Esta es la segunda vez que se aplica la PDL que, por el momento, estudia solo comprensión de lectura y auditiva. Una tarea a futuro es incluir un apartado de producción oral para tener una mayor acercamiento al dominio del inglés en el país, lo que plantea el reto de calibrar y formar a los entrevistadores, aunque se está evaluando hacerlo por medio de inteligencia artificial.
Sin embargo, los analistas coincidieron en que, al incluir esta destreza, los resultados podrían ser peores.
Brechas
Los resultados del estudio muestran dos brechas principales en el manejo del inglés.
En primer lugar, existe una diferencia significativa según el tipo de colegio. En los privados, el 90% de los estudiantes alcanza mínimo un nivel B1, mientras que en los públicos académicos el porcentaje apenas llega al 25% y se reduce al 13% en los nocturnos.
Los experimentales bilingües son los mejores en el sector público, pues el 81% llega a un dominio intermedio.
En estos últimos y en los privados, ningún estudiante se ubicó en el nivel A1. En el otro extremo, los nocturnos no puntuaron en el C1 y en los académicos solo el 0,5% está en esa banda.
Rojas admitió que la población que se encuentra en las modalidades de educación abierta y para adultos tienen menos exposición al idioma y menos horas de lecciones. Aseguró que el MEP está trabajando en generar oportunidades y una metodología que se adapte a un perfil de personas que están cercanas a un ambiente laboral.
Wady Gutiérrez, vocero de la Asociación de Centros Educativos Privados (ACEP), enumeró tres aspectos a favor de los colegios privados: una mayor cantidad de lecciones de inglés, materias que se dan en este idioma y centros que son prácticamente bilingües. También agregó que la escogencia de los docentes es fundamental.
La segunda brecha radica a nivel de provincias. Heredia tiene los mejores resultados y Limón presenta el mayor rezago. Pero son las provincias costeras las que, en general, poseen una mayor proporción de estudiantes en los niveles básicos.
Esa tendencia se reduce en las cuatro provincias del centro del país, en las que las bandas superiores se ensanchan.
El asesor del MEP achacó estos resultados a que los colegios académicos se encuentran mayormente en zonas costeras y prometió que habrá mejoras “en los próximos años” con una mayor exposición al idioma, certificación docente y replicando estrategias exitosas en las zonas rurales.
Hacia el 2040
La meta del país es que los estudiantes del sistema público alcancen el bilingüismo para el año 2040.
En el 2016 se aprobó una reforma curricular de inglés en la que se habla, por primera vez, de perfiles de salida de estudiantes.
Además, el año anterior se dio inicio a una política de promoción de idiomas que establece un plan de acción al 2040 “para resolver problemas estructurales”.
Rojas habló de un “proceso” que requiere diversas medidas: ampliar la cobertura en preescolar que hoy llega al 18%, mejorar la malla curricular, contratar profesores certificados en nivel avanzado, universalizar la enseñanza en primaria al 10% que hoy no recibe inglés para lo que se requieren 381 profesores, y ampliar las secciones bilingües.
Los resultados de la PDL mostraron que el desempeño de estas secciones se asemeja a poblaciones de estudiantes de liceos experimentales o colegios privados.
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No obstante, el asesor no dio un número exacto del presupuesto que se requiere para echar a andar el plan, pues depende del número de profesores que se necesiten, según dijo.
“Es importante que la próxima administración pueda establecer como prioridad el bilingüismo, dentro de su planificación estratégica, para que los recursos se orienten a resolver la oferta en lengua extranjera”, subrayó el funcionario.
El Ministerio también espera ampliar el modelo de los experimentos bilingües en otras partes del país.
La investigadora del PEN afirmó que esta meta no es factible si continúa la modalidad de enseñanza de inglés en el país.
En su informe del 2017, el PEN alertó sobre varias deficiencias en este ámbito. Entre ellas estaban la poca presencia de tecnología, la débil coordinación entre el MEP y universidades, y una oferta desigual y poco actualizada en los planes de estudio de las universidades que forman profesores de inglés.
Para Barquero, hay desafíos en dos líneas principales: en la cobertura y en las condiciones de aprendizaje, relacionadas a la infraestructura, la tecnología y el nivel de los profesores.
El país pierde con la poca formación de inglés de sus estudiantes. Serán profesionales que tendrán menos oportunidades de potenciar sus conocimientos, pues mucha información científica se da en inglés, y estarán fuera de las demandas del siglo XXI, dominado por carreras tecnológicas y con más difícil acceso a trabajos bilingües mejor pagados.