La pandemia de la COVID-19 agudizó la tendencia a la baja en la matrícula de estudiantes que acuden a colegios privados en Costa Rica e incluso redujo el número de instituciones que conforman la oferta de este sector, según muestran los datos del Ministerio de Educación Pública (MEP).
EF analizó los datos de matrícula entre 2015 y 2021 suministrados por MEP como ente rector, con el fin de conocer el comportamiento de la población estudiantil y la oferta de colegios privados en el país.
Los números no solo evidencian el golpe de la pandemia sino los retos a más largo plazo que enfrentan estos centros educativos como el presupuesto familiar cada vez más ajustado en grandes segmentos de la población y el comportamiento demográfico de un país que tienden al envejecimiento.
Dado que el sector de colegios privados es diverso en costos y oferta académica, los problemas económicos del país no afecta a todos por igual. El grupo de centros educativos que reciben apoyo financiero del Estado registran aumentos en sus matrículas que los directores atribuyen a la posibilidad de ofrecer menores costos de matrícula y mensualidad.
“Ante una crisis económica, hay un desplazamiento. Si tenés a tu hijo en un colegio caro y el ingreso real disminuye, hacés lo propio para poder ofrecer a tu hijo una experiencia similar”, comentó Rommel Porras, vocero de la Asociación de Centros Educativos Privados (ACEP).
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Oferta y demanda
Durante los años en estudio la cantidad de colegios privados que no reciben dinero del Gobierno y registrados con al menos un estudiante por el MEP presentó un crecimiento del 5,4% al pasar de 203 en 2015 a 214 en 2021.
En el 2020 fue el año en que el listado de MEP alcanzó la mayor cantidad de instituciones privadas con 219.
En el caso de los colegios con estímulo estatal, el número se ha mantenido estable durante el mismo periodo de seis años, en torno a los 25.
Los colegios con estímulo estatal, anteriormante conocidos como subvencionados, son aquellos administrados por un ente privado pero que reciben una contribución estatal por medio de diferentes esquemas. Esto hace que el costo de la mensualidad sea más accesible.
A nivel global, con ambos sectores agrupados, la cifra de instituciones secundarias privadas pasó de 226 en el 2015 a 239 este año.
El panorama de este sector de la educación también se ve afectado al revisar la cantidad de estudiantes matriculados en este tipo de centros educativos.
A pesar de que la cantidad de colegios privados tendió a aumentar, los datos exponen una disminución de la población estudiantil desde el 2015.
Ese año, estaban matriculados 28.742 estudiantes en centros privados, cifra que disminuyó un 9,2% hasta los 26.072 este año. También hay una variación a la baja de un 5,8% (si se compara el 2021 con el año pasado.
En el caso de los colegios con estímulo estatal, la situación cambia. Los datos del MEP muestran una mayor estabilidad y en el último año creció un 6,1% para sobrepasar los 13.500.
Las estadísticas evidencian una realidad que puede encontrar sus causas en diferentes fenómenos.
Una de ellas es la situación económica de las familias. Ya desde antes de la pandemia, el país presentaba cifras de desempleo de dos dígitos y había una alta desconfianza en la economía. La pandemia de COVID-19 no hizo otra cosa que profundizar esos problemas en Costa Rica.
Esa realidad económica la conocen en la Asociación de Centros Educativos Privados (ACEP), que reúne a 119 instituciones educativas privadas, y donde hablan de un “empobrecimiento” de las familias que repercute en la inversión que pueden dedicar a la educación de los hijos.
El tema de costos es de peso. Por ejemplo, el colegio subvencionado Don Bosco cobra en este 2021 una mensualidad máxima de ¢84.500 con matrícula de ¢145.000. Su población en secundaria supera los 1.300 alumnos. Por su parte, en el Colegio Lincoln -el centro privado más grande del país- la mensualidad supera los ¢600.000, según los datos de su página web relacionados a costos.
Porras, explicó que perciben que los colegios más afectados podrían ser los que se dirigen a los estratos medios y bajos donde los padres, madres o encargados perdieron el empleo y recurrieron a solicitar descuentos, más tiempo para pagar la mensualidad o, en última instancia, cambiaron a sus hijos de institución.
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En ese contexto, la ACEP considera que los colegios subvencionados pudieron verse beneficiados al ofrecer una opción más económica, pero con una calidad similar. Mientras tanto, los colegios privados más costosos perciben menos afectación, pues esas familias se vieron menos perjudicadas por la crisis, según consideraron en la Asociación.
Otro cambio que podría incidir en la matrícula a más largo plazo es el demográfico. Las proyecciones del Centro Centroamericano de Población (CCP) indican que la población entre los 12 y 17 años viene en disminución, pero se incrementará levemente esta década hasta llegar a un máximo en el 2030.
Después de ese año, la tendencia a la baja se acentúa y ese conjunto de población estará por debajo de las 400.000 personas en el 2050. Eso es un 12% menos de las casi 450.000 que se estiman para el 2021.
Los más grandes
Aunque el 83% de los colegios privados que no reciben estímulos del Gobierno posee menos de 200 estudiantes, hay algunos que destacan por su amplia población matriculada, según los datos del 2021.
Los tres de mayor población son el Lincoln, el Saint Clare y el Técnico Profesional CIT. Los 10 colegios privados con más matrícula se ubican en el Gran Área Metropolitana (GAM).
En el caso de los privados con estímulo estatal, hay dos de ellos que sobrepasan los mil estudiantes: el Santa María de Guadalupe y el Colegio Técnico Don Bosco. El Claretiano, el Sagrado Corazón de Jesús y el Covao diurno completan la lista de los primeros cinco. Todos también están en el GAM.
Para hacerle frente a un mercado con diversidad de opciones y que tiende a contraerse, los centros educativos echan mano al posicionamiento que les han dado sus años de trayectoria pero sobre todo a robustecer su oferta académica.
Por ejemplo, los colegios Lincoln y Saint Clare apuestan por complementar el currículo básico con otras características. En el caso del Lincoln, han incorporado el bachillerato internacional, la formación bilingüe y programas de artes y deportes. Por su parte, el Saint Clare aplica una metodología propia con énfasis en la interdisciplinariedad y habilidades de investigación.
Siguiendo la filosofía del mismo nombre, el colegio Marista afirmó que han apostado por atender grupos grandes de estudiantes para que el mayor número de familias tengan acceso a “una educación de calidad y a un costo adecuado”, aseguró Ana Isabel Saborío, directora de la entidad, quien agregó que el colegio aplica una metodología basada en el desarrollo de competencias con clases de educación ambiental y robótica, entre otros.
Finalmente, el Don Bosco duplicó su matrícula desde el traspaso, a finales de los años 90, a su ubicación actual en Concepción de Alajuelita, lo que les permitió ampliar las instalaciones, sumado a que el modelo de estímulo estatal permite ofrecer un costo de mensualidad más accesible.
Además, la institución destacó la educación integral de valores salesianos, competencias blandas y técnicas, y la aplicación de un sistema pedagógico preventivo, que contempla a poblaciones en riesgo social.
Variaciones
Con base en los datos del MEP, el 60,5% de los colegios privados redujo su matrícula en el 2021, con respecto al año pasado. El 35% sumó nuevos estudiantes, mientras el 4,5% se mantuvo igual.
Esas variaciones son a la inversa en los colegios con estímulo estatal. En ese sector, el 50% aumentó la matrícula, un 42% percibió una reducción y un 8% la conservó.
Los números indican que, a grandes rasgos, estos últimos se vieron más beneficiados este año con la llegada de nuevos matriculados.
No obstante, hay casos específicos de instituciones que crecieron o redujeron más.
Connell Academy, ubicado en Santa Ana, presenta el mayor crecimiento en los seis años de estudio: un 633%, pasando de seis a 44 estudiantes.
La razón de ese aumento es que se trata de una institución nueva, fundada en el 2014, por lo que han tenido más espacio para crecer.
Un diferenciador es que es un colegio boutique, que apuesta por menos cantidad de estudiantes para una atención más personalizada, con formación bilingüe y énfasis en matemáticas, explicó John de Souza, propietario del colegio, quien agregó que la meta a futuro es duplicar la capacidad actual.
En Playas del Coco, Guanacaste, se localiza Dolphins Academy, un colegio que creció un 189% en el mismo periodo, lo que significa un salto de 18 a 52 estudiantes.
Esta institución abrió el rango completo de secundaria hace seis años, pues previamente solo ofrecía los ciclos previos, lo que la hace también una entidad nueva en este sector.
Jennifer Torres, coordinadora académica, mencionó que aplican un sistema dual virtual-presencial, bilingüe y una metodología que busca llevar a la práctica los conocimientos teóricos, como talleres de biología marina o teatro, además de un programa de orientación vocacional.
En la otra acera, Angel High School es el colegio que más matrícula ha perdido desde el 2015, con una disminución del 74%, pasando de 132 a 34 estudiantes.
Irene Vargas, directora administrativa, explicó que se trata de un colegio familiar que ha enfrentado una serie de obstáculos financieros. Perdieron las instalaciones físicas que poseían y se mudaron a un terreno alquilado en San Pedro de Montes de Oca.
Vargas asumió la dirección en el 2020 y desde entonces la institución trabaja en una campaña de mercadeo con el fin de aumentar la matrícula, pero la pandemia significó un tropiezo más, a pesar de que ofrecieron becas y precios más competitivos.
De forma similar, el Centro Integral Niños y Niñas Triunfadores, en San Isidro de Heredia, tuvo un decrecimiento del 73% en los seis años, de 33 a nueve estudiantes.
Se trata de una institución inclusiva que trabaja con grupos reducidos y atención personalizada, dirigida a niños con alguna discapacidad, por lo que la virtualidad es más difícil de aplicar, expresó Johnny Siles, director de secundaria.
El colegio ofrece servicios que Siles admitió son costosos de mantener como hidroterapia, equinoterapia o terapia física y del lenguaje. No obstante, tienen algunas ventajas que les han permitido sobrevivir como un local propio, aunque tuvieron que reducir el personal.