Los diputados del período legislativo 2022-2026 tienen, en promedio, un alto nivel de asistencia a las sesiones del Plenario legislativo. En promedio, se puede decir que los 57 diputados asistieron a nueve de cada 10 sesiones celebradas hasta noviembre de 2022; mientras que para el resto de las sesiones pidieron permisos para faltar o simplemente se ausentaron sin esa autorización.
La situación, sin embargo, es disímil entre congresistas. Mientras que algunos nunca se ausentaron del todo, otros se ausentaron el doble del promedio o pidieron permisos en altas proporciones.
EF revisó los registros de asistencia de los congresistas al Plenario y comisiones. Los datos más recientes del Congreso están actualizados hasta este mes de noviembre, según la administración. Estos son sus récords, según los registros del Departamento Financiero del Congreso.
¿En el Plenario?
La asistencia en promedio de los diputados al plenario es alta. Sin embargo, varios diputados se ausentaron en más de una decena de ocasiones.
La diputada con una mayor cantidad de ausencias sin permiso al plenario legislativo hasta noviembre pasado fue Paola Nájera, del gobernante Partido Progreso Social Democrático. Ella faltó sin permiso de la Presidencia Legislativa en 15 ocasiones, todas entre los meses de octubre y noviembre.
Según la diputada, las ausencias se debieron a un accidente doméstico que le provocó una fractura. Por ese motivo, afirmó, se trata de ausencias sin permiso pero sobre las cuales puede aportar una justificación por incapacidad.
Como no solicitó los permisos oficiales para ausentarse, la diputada oficialista vio disminuido su salario. En lugar de los ¢4 millones regulares en octubre, recibió ¢129.056 ese mes, según los registros públicos de la Asamblea Legislativa.
Además de Nájera, otros cuatro congresistas registraron más de una decena de ausencias sin permiso en los primeros siete meses de gestión. Ellos fueron sus compañeros de fracción Luz Mary Alpízar (13) y Ubaldo Agüero (10); Andrea Álvarez, del Partido Liberación Nacional (12); y Horacio Alvarado, del Partido Unidad Social Cristiana (11).
Ni ellos, ni la oficialista Nájera, sin embargo, fueron los que más faltaron a las sesiones generales del Congreso.
La diputada que menos estuvo presente en el plenario fue la liberacionista Carolina Delgado. Ella faltó a 22 de las 114 sesiones, pero en todos los casos pidió permisos para ausentarse. De ellos, dos los pidió en junio, dos en julio, tres en agosto, nueve en septiembre y seis en noviembre.
Los permisos, explicó la liberacionista, tuvieron que ver mayoritariamente con viajes de representación en organismos parlamentarios internacionales.
“Yo soy la presidenta de la Comisión Interparlamentaria de Mujeres y también soy miembro del Consejo de ParlAmericas (una red internacional de diputaciones). Además, tuve una invitación de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para un encuentro latinoamericano sobre economía de cuido, tuve otra invitación para ver cómo están atendiendo temas de violencia política en Minnesota y he estado yendo a consejos municipales a hablar sobre los alcances de la nueva Ley 10.235 (para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en la política), promoviendo su reglamentación”, comentó.
Los diputados utilizan los permisos para ausentarse cuando tienen alguna justificación, como un viaje de representación en el extranjero, alguna enfermedad o cuestiones familiares por atender.
Estas autorizaciones, que permiten a los congresistas ausentarse sin perder sus remuneraciones, las otorga la Presidencia legislativa (en este caso, el presidente Rodrigo Arias, del PLN). La Presidencia debe sopesar la explicación que da el legislador, así como la conveniencia de otorgar el visto bueno, para el correcto funcionamiento del Plenario y sus sesiones.
Actualmente, explicó el despacho de Arias a EF, no se utiliza un límite máximo de permisos por sesión (como aplicaron otros presidentes legislativos en el pasado). Sin embargo, no se dan más de los que garanticen el quórum para cada una de las sesiones del Plenario en el Congreso.
“La diferencia entre ausencias sin permiso y con permiso”, explicó el director ejecutivo de la Asamblea Legislativa, Antonio Ayales, es que “cuando se pide permiso no se rebaja una proporción de las dietas, pero cuando no se pide el permiso sí se hace la disminución salarial”.
Además de Delgado, otros 14 congresistas superaron las 10 ausencias con permiso en los primeros siete meses de gestión legislativa.
Ellos fueron Carlos Felipe García, Daniel Rojas, Carlos Andrés Robles, Melina Ajoy y María Marta Carballo, del Partido Unidad Social Cristiana; Alexander Barrantes, del PPSD; Geison Valverde, Katherine Moreira, Luis Fernando Mendoza, Rosaura Gamboa y Sonia Rojas, del PLN; Gloria Navas y Yonder Salas, de Nueva República; Jorge Dengo y Eliecer Feinzaig, del Liberal Progresista; y Priscilla Vindas, del Frente Amplio.
En contraposición, cuatro diputados no registraron una sola ausencia (con o sin permiso) en las primeras 114 sesiones del Plenario en el Congreso. Esa lista la conforman los liberacionistas Gilbreth Jiménez y José Francisco Nicolás; el liberal Gilberto Campos; y la jefa de fracción del partido de gobierno Pilar Cisneros.
¿Y en las comisiones?
En materia de comisiones, la situación es un poco más compleja a la hora de realizar mediciones y comparaciones.
Como los diputados se dividen en foros legislativos distintos, todos tienen diferentes registros de sesiones totales a las que debieron asistir.
Por ejemplo, mientras que Pilar Cisneros fue nombrada por el PPSD en tantas comisiones que debió acudir a unas 149 sesiones en conjunto; otros como el presidente legislativo Rodrigo Arias, del PLN, apenas debieron asistir a 12 de ellas.
Es usual que el presidente legislativo acuda a menos comisiones, al tratarse del director del debate en el pleno.
Al igual que en el Plenario Legislativo, la diputada con más ausencias a comisiones fue Paola Nájera. Ella faltó a 15 de 85 sesiones de foros a las que debía asistir. Muy cerca le siguió su compañera de fracción Luz Mary Alpízar, quien se ausentó a 13 de 88 sesiones.
En cuanto a los permisos, la que más pidió licencia para ausentarse fue la liberacionista Sonia Rojas. Ella se ausentó a 21 de sus 112 sesiones.
Sonia Rojas fue la que más permisos pidió, pero no la que más obtuvo como proporción del total de sesiones a las que debió acudir. Ella faltó con permiso a un 18,8% de las 112 sesiones a las que debía acudir; mientras que su compañera y jefa de fracción Kattia Rivera acumuló 19 ausencias con permiso, pero ellas representaron un 21,8% de las 87 sesiones a las que debía acudir.
Para este cálculo se utilizaron únicamente los registros de comisiones permanentes, permanentes especiales y especiales. No se contemplaron comisiones plenas (que se reúnen menos frecuentemente) o reuniones de jefaturas de fracción.
Rodrigo Arias y Pedro Rojas, del PLN, son los únicos que no faltaron a las sesiones de sus comisiones en los primeros siete meses de gestión. Eso es comprensible, porque son los que debieron asistir a una menor cantidad de sesiones por tener menos nombramientos.
La remuneración de los diputados
El salario de los diputados se rige a través de la Ley de Remuneración de Diputados de la Asamblea Legislativa (7.352), vigente desde 1993, y está ligado a la asistencia de los legisladores.
Una parte del salario se compone de las dietas que reciben los diputados al asistir a cada sesión; mientras que otra parte se reconoce por concepto de “gastos de representación”.
Actualmente, el salario de los diputados es de unos ¢4 millones; de los cuales unos ¢3 millones corresponden a dietas y ¢1 millón a gastos de representación.
Ambas sumas, dice la norma, se deben actualizar una vez al año, de acuerdo con la inflación calculada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Si el aumento de la inflación supera el 10%, entonces ese 10% será el incremento máximo de los dos rubros.
No obstante, los legisladores del cuatrienio pasado aprobaron una reforma para congelar los aumentos salariales de los congresistas cuando el acumulado de endeudamiento del Gobierno Central supere el 60% de la producción, tal como se aplica a los trabajadores del sector público.
Cuando los diputados se ausentan sin permiso, la administración debe rebajar de su salario una porción. “La asignación mensual de los diputados se dividirá entre el número de sesiones que se celebren o que deban celebrarse cada mes. La suma que resulte de esa división se deducirá, en cada mes calendario, por cada inasistencia del diputado a las sesiones de Comisión y de Plenario de ese mes”, dice la ley, “El Presidente de la Asamblea sólo está obligado a asistir a las sesiones plenarias y a las oficinas administrativas, para el cumplimiento de las funciones que le corresponden”, añade.
La ley establece que se considerará como una ausencia de los diputados cuando estos no asistan del todo a formar el quórum de las sesiones, cuando abandonen su curul sin autorización del Presidente, cuando rompan el quórum o cuando se retiren en el momento de la votación de un asunto en cuya discusión hayan participado.
Según dijo Ayales, llevar ese control es algo que corresponde a la Presidencia de cada órgano legislativo (plenario o comisiones) y lo que ellos reportan es lo que finalmente registra el Departamento Financiero del Congreso.
Si un jerarca legislativo no lleva un adecuado control de todas esas variables, entonces esos errores pueden trasladarse a los registros finales.
Además de las dietas y de los gastos de representación, los legisladores tienen acceso a una tarjeta bancaria para disponer de hasta 500 litros mensuales de combustible, para uso discrecional. Este dinero es acumulable durante todo el año, pero no más allá de diciembre de cada año.