A finales del 2016, Daniela Cordero recién concluía noveno año de secundaria y no estaba muy segura sobre su futuro. El plan era ingresar a la carrera técnica de mecánica automotriz en el Colegio Vocacional de Artes y Oficios (Covao), en Cartago.
Acepta que tuvo miedo porque los estereotipos sociales todavía encasillan a una mujer que quiere desarrollarse profesionalmente en el área de la mecánica. Dejó sus temores atrás y se apuntó en el programa.
Justamente en 2017 el Ministerio de Educación Pública (MEP) arrancó un plan piloto para poner en marcha un sistema de educación dual en cuatro colegios técnicos del país. El Covao estaba en la lista.
Mientras Daniela y otros 25 estudiantes (18 hombres y siete mujeres) se alistaban para empezar su programa de educación técnica, esta institución se adaptaba para implementar un sistema que ya conocía desde hace más de una década.
En este colegio se imparten diferentes carreras técnicas como contabilidad bilingüe, finanzas, electrónica industrial, mecánica de precisión, mantenimiento industrial, informática, diseño publicitario, secretariado bilingüe y, por supuesto, mecánica automotriz.
Desde hace más de diez años este centro educativo trabaja un modelo de formación dual al que llama “pasantías ampliadas”, que combina la enseñanza en las aulas con la experiencia de más de 320 horas en empresas privadas de diferentes áreas.
El Covao logró integrar un modelo en el que los profesores hacen giras de campo para ver cómo trabajan sus alumnos bajo la tutela de un mentor que les ayuda a poner los conocimientos teóricos en práctica mientras se enfrentan a diversos casos con niveles progresivos de complejidad.
Para Daniela es una forma única de aprender porque le permite acumular experiencia en tiempos en los que las empresas buscan que las personas aporten ese valor agregado en sus currículos.
El papel de las empresas
El inicio del plan piloto con el MEP y el avance de la discusión del proyecto de ley en el Congreso –ya aprobado por los diputados– generó una estela de dudas en las empresas privadas antes de engancharse a esta iniciativa.
“Al principio las compañías tenían algunas dudas por todo el tema del proyecto de ley y la posición de los gremios (sindicatos de educación). Pero siempre tuvieron la apertura porque el colegio está muy pendiente del proceso. Los profesores van una vez por semana a las clases prácticas y acompañan a los mentores”, explicó Freddy Gamboa, director del Covao.
En ese punto coincide Paola Pérez, analista senior de talento humano de Grupo Q, quien calificó como “muy exitoso” el programa de educación dual que desarrollan con el Covao y con el colegio Monseñor Sanabria, en Desamparados.
Esta empresa tiene diez estudiantes de ambos centros educativos que reciben lecciones y practican en el taller de la agencia de vehículos en La Uruca y en los talleres Autopits de Moravia, Pinares y Cartago.
Al final de año, Daniela y sus compañeros se convertirán en los primeros graduados del MEP en el formato de educación técnica dual con un título que les acreditará 750 horas de experiencia práctica en empresas y que les facilitará el acceso al mercado laboral.
Incluso, empresas como Grupo Q ya evalúan la posibilidad de abrir algunas posiciones para estudiantes que desarrollaron su aprendizaje en los últimos tres años bajo este formato.
Daniela está convencida de que la formación dual es una puerta valiosa que le permitirá avanzar y encontrar trabajo en su pasión: la mecánica automotriz.