En Costa Rica se registraron 8,1 graduados de bachillerato y licenciatura, por cada mil habitantes, en 2024. Sin embargo, en 40 cantones el mismo indicador fue más alto y en los otros 44, más bajo; es decir, la realidad no es igual en todos los sitios.
Cantones como Montes de Oca, San Pablo, Acosta, Flores y Belén destacan en las listas; mientras que otros, históricamente rezagados en temas socioeconómicos como Garabito, Talamanca, Puerto Jiménez, Monteverde, y Matina, muestran los peores registros.
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Los datos
Para realizar este trabajo, EF utilizó las bases de datos elaboradas por el Consejo Nacional de Rectores (Conare), en las cuales se contabilizan todos los títulos otorgados por universidades públicas y privadas del país, así como la residencia de las personas que los obtuvieron.
En total, se otorgaron 41.000 títulos de bachillerato y licenciatura en 2023. Sin embargo, se excluyeron poco menos de 1.000, debido a que los diplomas correspondían a personas provenientes del extranjero o de las cuales no había registro sobre el lugar en donde vivían.
Posteriormente, EF realizó dos cálculos distintos: el primero, un promedio de títulos por cada mil habitantes de cada cantón del país (en general) y el segundo, un promedio entre las poblaciones de 20 a 39 años estimadas por cantón, según los documentos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
En general
Cuando se revisan los datos de títulos otorgados por cada cantón, hay tres realidades distintas. Hay 19 cantones en los cuales se registran más de 10 títulos por cada mil habitantes, mientras que hay otros 22 en los cuales ni siquiera se llega a los seis.
En cambio, otros 53 cantones contabilizaron registros intermedios, más cercanos al promedio del país.
Los mejores números al realizar este cálculo los obtuvieron los cantones de Montes de Oca (14,5 por cada 1.000 habitantes), San Pablo (12,1), Acosta (11,6), Flores (11,5) y Belén (11,3). En cambio, los peores registros se contabilizaron en Garabito (2,4), Talamanca (2,9), los nuevos cantones de Puerto Jiménez (3,4) y Monteverde (4,1), y Matina (4,1).
Entre jóvenes
Pero cuando se hace zoom en los números y se dividen los números de personas graduadas entre la población joven, de 20 a 39 años, hay algunos cambios en los top-5 de mejores y peores registros; aunque las tendencias generales se mantienen.
Con este enfoque, cantones como Pérez Zeledón, Hojancha y León Cortés se unen al top-5 general. En cambio, los últimos cinco en la lista se mantienen igual.
Para este cálculo se emplea la referencia de 20 a 39 años porque este es el bloque de la población que acumula la mayor cantidad de personas graduadas en el país (casi nueve de cada 10), según los datos del Observatorio Laboral de Profesionales (Olap) del Conare.
A nivel nacional, el promedio de graduados entre personas jóvenes es de 23,2 por cada 1.000 personas de 20 a 39 años, aunque hay 24 territorios en los cuales la cifra sube por encima de los 28 registros y otros 15 que ni siquiera superan los 20.
Explicación y motivo
Cuando se colocan los datos en mapas de calor, es posible observar algunas tendencias. Una de las más notorias es que los mejores promedios de graduados se ven en los cantones con mejores índices de desarrollo económico y social, y viceversa.
La ausencia de educación superior es, al mismo tiempo, causa y consecuencia de los rezagos estructurales en algunos cantones; por ejemplo, en las costas o la Zona Norte.
Según había explicado la jefa Académica de Conare, Katalina Perera, en una entrevista con EF, hay elementos como menores índices de graduación y menor disponibilidad a herramientas básicas para estudiar, como conectividad y disponibilidad de medios electrónicos, que inciden en bajas tasas de graduación en algunas zonas. Esto, a su vez, mantiene las condiciones de rezago en el largo plazo.
Otra tendencia visible cuando se analizan los datos a fondo es que los índices de graduados por cantón suelen subir en aquellos territorios en donde hay sedes universitarias, o cuando al menos están cerca.
Esto último podría ocurrir por varias situaciones, aunque hay dos preponderantes.
La presencia de recintos universitarios implica mayores oportunidades para que la población local estudie (ya que la cercanía implica menores costos para los estudiantes). También se da el fenómeno de la migración por estudios; lo cual genera que en los cantones cercanos a las universidades crezca la población de jóvenes que finalmente se titula. Este último es un factor que incide al alza en los precios de la vivienda, para venta y alquiler, en algunas zonas del país, según ha explicado el consultor financiero e inmobiliario, Melizandro Quirós, en distintas ocasiones a este medio.
¿Qué se estudia?
La zona de residencia del estudiante no solo modifica las probabilidades de que este finalmente se gradúe o no. También condiciona cuál tipo de carrera estudia.
A partir de los mismos datos de graduación, es posible determinar que el promedio de graduados de carreras STEM (en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) es de 3 de cada 10 estudiantes a nivel nacional; pero que esa proporción cae en cuatro de las seis regiones de desarrollo en que se divide el país.
El dato cae por debajo de 2,5 de cada 10 graduados en las regiones Pacífico (2,5), Huetar Norte (2,5), Huetar Caribe (2,1) y Brunca (1,9); pero sube en la región Central (3,4) y en la Chorotega (3,3).
Este comportamiento es afectado por múltiples factores, según los expertos. Entre ellos está la tendencia en los estudiantes de primera generación (aquellos que son los primeros con un título universitario en su núcleo familiar) de optar por carreras de educación, derecho o ciencias sociales; la infraestructura para impartir carreras STEM suele ser más costosa para las universidades y, por tanto ven menos rentable expandirlas fuera de las zonas más pobladas; y los mercados laborales en las regiones periféricas son menos susceptibles de absorber a trabajadores más calificados.
Por eso, explicó la investigadora del Programa Estado de la Nación (PEN), Valeria Lentini, algunos meses atrás, es probable que, aún si las universidades pudieran desplazarse a todos los sitios y ofrecer la mayoría de sus carreras, “podrían no tener suficientes personas para atender”.