Aunque la tecnología parezca un tema que no tiene mucha relación con el derecho, la realidad es que, al contrario, en un mundo globalizado y digitalizado es inaceptable que el derecho no se adapte a las exigencias de la modernidad.
Hoy, el mundo jurídico se enfrenta a un reto enorme para lograr una transformación respecto a la forma en que se ofrecen los servicios legales. La pregunta clave es ¿cómo lograrlo?
La informática jurídica es una técnica que fusiona las aplicaciones informáticas con el derecho para automatizar la información jurídica. Sirve para elaborar documentos, generar nueva información, aprovechar los instrumentos de análisis y de tratamiento de información jurídica. Es un tratamiento automatizado de las fuentes del derecho mediante sistemas o plataformas de documentación.
En la actualidad, algunas herramientas propias del legal-tech son, por ejemplo, aquellas que facilitan la generación de contratos, conocidos como smart contracts, las plataformas digitales de interacción, accesibles a toda hora y en todo lugar o herramientas que con poco esfuerzo, permiten la creación de todo tipo de gráficos, reportes y estadísticas, entre otros. También contamos con la inteligencia artificial y la alimentación de las bases de datos jurídicas. Este tipo de herramientas son utilizadas tanto en instituciones del sector público como en empresas privadas.
Sin embargo, la era tecnológica también representa retos y riesgos asociados a las labores de los profesionales en Derecho.
Uno de los mayores riesgos es cómo garantizar la protección de información sensible en un plano tecnológico, pues las personas, físicas o jurídicas, son el eslabón más débil en la escalera de la seguridad informática.
Por otra parte, la abogacía es un ejercicio que obligatoriamente implica una relación humana, y la sensibilidad para tratar la problemática del cliente es necesaria. Por ello, el balance entre máquina y hombre debe prevalecer en todo momento, pues el objetivo del uso de tecnologías en el campo jurídico es agilizar y apoyar en diversas tareas, pero su fin no debe ser jamás “robotizar” el derecho.
También cabe preguntarse cómo lograr la implementación de la tecnología en el derecho. La aproximación entre la experiencia de profesionales en derecho, firmas consolidadas y la innovación de estudiantes y jóvenes abogados, son la incubadora del derecho tecnológico.
Brechas generacionales
En mayo de 2018, Deloitte dio a conocer los resultados de la última encuesta global sobre millennials.
De acuerdo con las respuestas obtenidas, se identificaron las principales preocupaciones de esta población en el ámbito laboral, así como las expectativas que tienen respecto a las empresas, y cabe resaltar, para el tema que nos ocupa, que se espera el uso de nuevas tecnologías en los centros de trabajo.
Según el reporte oficial de la encuesta, también se demostró que en un mercado en crecimiento, los patrones de compra de servicios legales están cambiando. Es necesario contar con expertos en tecnología que puedan ofrecer más que el asesoramiento jurídico tradicional, por ello, las firmas deben proporcionar innovación en sus servicios y la posibilidad de llegar a un plano transfronterizo con ayuda de la tecnología.
El punto clave se centra en el mutuo apoyo entre las nuevas generaciones y las consolidadas. Para los millennials y la generación Z, utilizar herramientas y dispositivos electrónicos les es sumamente sencillo, por lo que tal facilidad puede ser utilizada en pro de las empresas a la hora de implementar nuevas tecnologías y a la vez atraer el talento joven.
Por otra parte, la experiencia de los abogados consolidados, es de gran importancia puesto que su conocimiento e identificación de barreras en la práctica a lo largo de los años, permite que las nuevas generaciones puedan innovar e implementar las herramientas necesarias para agilizar o facilitar ciertos procesos.
Aún con todo, en Costa Rica se ha visualizado cada vez más la importancia y la actualidad del tema, por lo que dichosamente algunas universidades ya imparten cursos de Derecho informático como parte del su plan de estudios, sin duda un importante avance en la materia.
El momento para aplicar la tecnología en las ciencias jurídicas está aquí y ha llegado para dar paso a una nueva era, la era del Derecho tecnológico.