El 2019 estuvo marcado por una desaceleración en la actividad económica del país producto de diversos factores, entre ellos, la incertidumbre por la puesta en marcha de los nuevos impuestos de la reforma fiscal, los vientos pesimistas que dejó la crisis en Nicaragua y los altos niveles de desconfianza entre los empresarios y consumidores.
Aunque la tendencia se revirtió y, para octubre de este año, el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) mostró su quinto mes de mejora continua –y el nivel más alto de los últimos 14 meses– Costa Rica extraña los tiempos, entre 2010 y 2016, en los que su tasa de crecimiento promedio era de entre 4% y 5%.
Sin embargo, el golpe de la desaceleración económica no se resiente con la misma intensidad en la Gran Área Metropolitana (GAM) en comparación con otras regiones como la Brunca o la Huetar Caribe.
Este fue uno de los hallazgos publicados en el más reciente Informe Estado de la Nación (IEN 2019), en el que por primera vez se ofrece un análisis del dinamismo económico y la estructura productiva de cada una de las regiones de planificación.
Los investigadores tomaron la base de datos Registro de Variables Económicas (Revec) del Banco Central de Costa Rica (BCCR) para explorar las 75.830 unidades productivas o empresas de las cuales existe información. Estas compañías generan el 60% del empleo nacional.
LEA MÁS: Producción nacional continúa en recuperación a octubre
Pese a que el examen de la información se centró en el periodo 2016-2017 (por la disponibilidad de los datos que tienen dos años de rezago), el estudio brinda conclusiones importantes para entender la magnitud de los efectos que provocó –en sus inicios– el proceso de contracción de la economía.
Vistazo a las regiones
Para comprender las dinámicas y las estructuras productivas de cada región, se utilizó la variable de “ingreso por concepto de ventas” que no es equiparable con el “valor agregado” del Producto Interno Bruto (PIB), porque este segundo rubro incluye los costos intermedios.
Sin embargo, el comportamiento histórico de las ventas se relaciona de forma estrecha con el ciclo del PIB (con un coeficiente de correlación de 0,89 entre ambas variables), por lo que este indicador se puede considerar como un reflejo de la economía nacional.
La GAM, que representa apenas el 3,8% del territorio total del país, concentra la mayor parte de la actividad económica de Costa Rica, el 65% de parque empresarial y el 82% del ingreso por concepto de ventas. Para profundizar en el análisis de esta zona, los investigadores la dividieron en dos: Central GAM (cantones de la zona central) y Central-Periferia (cantones periféricos).
Un hecho claro es que el desempeño de la región Central-GAM marca el comportamiento de la economía costarricense y es fundamental para crear oportunidades laborales y de negocio. Las otras zonas del país solo aportan entre el 2% y el 5% de la actividad económica, aunque cuentan con el 38% de la población.
A pesar de que Revec no tiene información actualizada para ahondar en el periodo 2018-2019 –en el cual se observa una mayor caída en el ritmo del crecimiento económico–, este estudio aporta datos que permiten constatar que cada región vive y resiente los procesos de desaceleración con diferentes niveles de intensidad.
Por ejemplo, las regiones Central-GAM, Central-Periferia y Chorotega perdieron más de la mitad de su crecimiento promedio entre 2016 y 2017.
“A pesar de ello, lograron mantener su dinamismo en un rango de entre 1,5% y 2,5%, por debajo del promedio nacional, pero aún en un terreno claramente positivo. Estas tres regiones comprenden el grueso de la economía costarricense (89% de las ventas)”, señaló el informe.
Mientras que los territorios Huetar Norte y Pacífico Central fueron las más afectadas ya que reportaron un desplome de su crecimiento en 2017 y su ritmo de producción tuvo un nivel inferior al 1%.
“Estas zonas debieron ser atendidas por el Gobierno de forma prioritaria con nuevas políticas públicas que permitieran contener o atender el deterioro en la calidad de vida y del trabajo de las personas que viven en estas zonas”, indicó Pamela Jiménez, economista e investigadora del Programa Estado de la Nación (PEN).
Diferentes apuestas
Existen diferencias entre cada uno de los territorios, por esa razón el Informe Estado de la Nación 2019 presentó una aproximación para entender cómo se distribuye la producción a nivel territorial.
En todas las regiones, con excepción de la Brunca, el comercio es la principal actividad aunque existen fuerte brechas en el peso relativo cuando se compara el indicador de la Chorotega (24%) con el de Central-Periferia (43%).
LEA MÁS: Banco Central muestra más confianza luego de repunte del IMAE
La región Central-GAM cuenta con una economía completamente distinta al resto del país, no en vano se le considera como el centro de gravedad de la actividad productiva. La industrias manufacturera de alto y medio contenido tecnológico, el comercio, los servicios profesionales y el sector inmobiliario tienen un importante peso en su dinámica.
Las regiones Central-Periferia y Brunca dependen en un 60% de la producción ligada al comercio y la manufactura. Además, cuentan con actividades industriales muy diferentes a las de la GAM. Por ejemplo, la elaboración de productos tradicionales como café.
Un tercer grupo lo conforman las regiones Huetar Norte y Huetar Caribe que apuestan su producción principalmente al comercio y la agricultura de monocultivos.
En la zona Huetar Norte la piña representa el 68% del sector agrícola, mientras que en el Caribe el banano tiene un peso del 86%.
“Es importante señalar que la agroindustria tiene particular relevancia en la Huetar Caribe, mientras que en la Huetar Norte los servicios profesionales tienen un peso mayor que en cualquier otra zona fuera del Valle Central”, apuntó el informe.
El último grupo en cuanto a estructura productiva está integrado por las regiones Chorotega y Pacífico Central que están altamente vinculadas con el turismo y sus encadenamientos productivos hacia otras industrias.
El segmento de alojamiento y restaurantes representa el 20% de la producción en la zona Chorotega y un 15% en la Pacífico Central, estas cifras encuentran un punto de coincidencia con los datos del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), de los cuales se desprende que el 56% de la oferta de habitaciones se concentra en Guanacaste y Puntarenas.
Conocer a fondo los niveles de crecimiento económico y las formas en que se produce en cada región es una oportunidad para que el Gobierno pueda entender mejor las diferentes realidades que afectan a la población con el objetivo de proponer soluciones ante el desempleo, la pobreza, la educación y la inseguridad.