Diego Miranda tomó las riendas de la Municipalidad de San José (MSJ) con una fuerte y repetida promesa de cambio, luego de que San José tuviera prácticamente un mismo alcalde por más de dos décadas.
Este ímpetu de transformación ha chocado más de una vez con la resistencia interna de algunos trabajadores, según reconoció el alcalde.
Desde el quinto piso del edificio municipal y casi seis meses después de asumir el cargo, en entrevista a El Financiero Miranda repasa sus primeros seis meses como alcalde, comparte la visión que tiene de la capital y promete varios proyectos.
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¿Cómo intenta cambiar una municipalidad que por 20 años o más ha estado a la cabeza de una misma persona y con una misma forma de hacer las cosas?
—Mejorando los procesos, esa ha sido una de las principales orientaciones desde el principio. Estamos ejecutando un contrato con el Tecnológico de Costa Rica. Ellos están haciendo un mapeo de los procesos de la Municipalidad y la idea es que el producto final que ellos entreguen nos dé una recomendación de cómo mejorar la institución en general.
¿Cuándo darían ese producto final?
—No tengo la fecha exacta, pero creo que es para febrero del próximo año.
¿Esto es con el fin de mejorar los procesos?
—Con el fin de mejorar los procesos, pero de ahí va a salir una recomendación sobre modificaciones que se tienen que hacer en las estructuras. Hay evidentes fallas en algunos procesos de la Municipalidad y la idea es corregirlos. Si en la cadena hay, por ejemplo, un eslabón innecesario —puede ser una oficina, una persona o un trámite— la idea es que el estudio del TEC nos diga cómo corregirlo
¿Qué tan fuerte ha sido la resistencia a lo interno?
—Hay de todo. Es natural la resistencia frente a lo desconocido y el cambio. Lo veo como una actitud humana y eso pasa también en las organizaciones y nos ha pasado aquí. Alguna gente se siente insegura de lo que hemos estado haciendo o ya de entrada tenía algún nivel de resistencia y han presentado oposición a algunas de nuestras iniciativas, pero eso no ha sido obstáculo para seguir avanzando.
Su partido mantiene una alianza en el Concejo Municipal con otras agrupaciones, ¿en qué temas están logrando consenso y en cuáles no?
—Hemos logrado consenso en los grandes proyectos que queremos impulsar. Tuvimos una votación de mayoría absoluta en el presupuesto municipal del año siguiente. En los temas en los que no hemos encontrado consenso o hemos tenido oposición tienen que ver con transparencia, combate contra la corrupción, también con algunas disputas relacionados más a temas nacionales que cantonales, por ejemplo la Unión Nacional de Gobiernos Locales (UNGL).
¿Usted mantiene la idea de sacar a la Municipalidad de San José de la Unión de Gobiernos Locales?
—No creo que eso sea posible porque hay una mayoría en el Concejo Municipal que más bien ha votado a favor de participar de la Unión Nacional de Gobiernos Locales. Mi posición es que es un órgano que no cumple el objetivo de integrar a las municipalidades en generar una política pública más necesaria.
El presupuesto 2025 de la Municipalidad va a ser de ¢90.000 millones. ¿Cuáles serán las principales partidas?
—En términos de seguridad estamos haciendo una inversión millonaria en cámaras para equipar a la ciudad: vamos a construir un nuevo centro de monitoreo y a ampliar el monitoreo que se hace ya con las casi 800 cámaras que tiene la ciudad. También estamos haciendo una inversión en maquinaria, que esperamos ejecutar, todo eso tiene un procedimiento de contratación administrativa que va a tardar su tiempo.
Para lograr estas partidas para temas específicos, ¿a qué se le ha quitado dinero?
—Hemos tratado de no quitar dinero. Lo que sí hemos hecho es un análisis más consciente de partidas que tenían una subejecución. Le pongo el caso de la planilla de la Municipalidad, la presupuestación de la planilla, que la hemos tratado de afinar lo más que se puede, pasó de ¢47.000 millones este año a ¢45.000 millones el año que viene. No es que estamos recortando planilla, simplemente estamos haciendo un cálculo más detallado de cuánto realmente consume la planilla y generando una política respecto de gastos que nos parecían superfluos.
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¿Entonces son movimientos presupuestarios más que todo internos?
—Sí. Hemos tratado de invertir más en partidas que nunca se había invertido o que la Municipalidad no tenía un compromiso de invertir tantos recursos. Hablamos de la construcción de 10 kilómetros de aceras a través de un contrato por demanda, estamos haciendo coordinaciones con el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) para que nos deje hacer las aceras de toda la Avenida Segunda más caminables y que estén arborizadas; vamos a intentar hacer la construcción de una ciclovía que conecte el eje este-oeste, de barrio Escalante a Rohrmoser; la iluminación de La Sabana; la reconstrucción del Parque Central; una presupuestación millonaria para invertir en uno de los principales nodos de transporte que es Plaza Víquez.
Tenemos la presupuestación de un proyecto que le estamos llamando Centro de Desarrollo Humano. Queremos emular el modelo de las Unidades de Vida Articulada (UVA) de Medellín, donde se les dé servicios a poblaciones vulnerables y lo estamos planificando en el Parque del Sur, un espacio verde que tenemos entre barrio Cuba, Sagrada Familia y Cristo Rey. El presupuesto del año que viene está muy completo, el reto es más bien ejecutarlo.
¿Cuál es la estrategia para atender las distintas necesidades de los distritos periféricos?
—La idea es que el plan piloto que estamos haciendo en el centro histórico nos genere experiencia para llevar ese plan al resto de distritos. Esto porque en el centro es donde se manifiestan las problemáticas de manera más agravante: personas en situación de calle, contaminación, inseguridad.
¿Y cuándo creen que puedan tener resultados robustos para empezar a replicar este proceso?
—Seguimos analizando la información recolectada durante este tiempo. En la experiencia de cinco meses que llevamos analizando los focos de contaminación de San José, ya hay una experiencia que empieza a ser exitosa que es el pregonero de la campanita. Es un aviso anticipado de que va a pasar el sistema de recolección que tiene la Municipalidad que, aunque sea muy rudimentario, ha demostrado funcionar.
Usted entró a la Municipalidad prometiendo un cambio para San José. En pocas palabras, ¿cuál es el modelo de ciudad que usted aspira para la capital?
Lo que yo aspiro es que San José sea una ciudad más humana, más adaptada para que cualquier persona pueda vivir en ella.
¿Hay alguna ciudad que sea de referencia especialmente?
—No, hay ciudades que tienen buenos ejemplos. Le mencionaba Medellín, o algunos distritos de Ciudad de México son interesantes en términos de proyectos que han ejecutado de planificación urbana, de regeneración del territorio. Todo lo que le he venido hablando son mejoras en los servicios ordinarios que tiene la Municipalidad, pero eso es la primera etapa, lo inmediato. Estamos pensando y trabajando en lo más estratégico, dónde vemos a San José en cinco o 10 años. Necesitamos agua en San José para que sea una ciudad que se pueda habitar de nuevo porque no podemos seguir habilitando nuevos desarrollos inmobiliarios si no tenemos disponibilidad de agua para abastecer a las poblaciones.
Usted ha criticado el incentivo que el alcalde anterior creó para el desarrollo inmobiliario vertical aduciendo que le ha generado a la municipalidad pérdidas millonarias. ¿Qué propone para cambiar o para sustituir este incentivo?
—Lo he conversado incluso con la Cámara de la Construcción, que son los principales beneficiarios del incentivo, y ellos mismos están de acuerdo en dejar de percibir lo que se percibe por el 1% del valor de la construcción. Efectivamente la Municipalidad ha perdido importantes recursos.
¿Tiene un cálculo de cuánto?
—Estamos haciéndolo. La Escuela de Economía de la Universidad de Costa Rica, en el Observatorio de Políticas del Suelo, nos va a ayudar a hacer un cálculo, que es fácil de hacer porque es detallar el 1% del valor de los desarrollos inmobiliarios que se han hecho en San José y hacer la suma de todos.
Decía usted que habló con la Cámara de la Construcción, ¿hay algún consenso de cómo va a variar o a qué va a evolucionar el incentivo?
—En lo que tenemos un consenso es que hay que sentar una mesa de trabajo para mejorar las reglas que se tienen que establecer en la ciudad y que la Municipalidad necesita recursos para mejorar, por ejemplo, las áreas comunes.
¿Entonces su propuesta personal, más allá de lo que salga de esa mesa de trabajo, es eliminar este incentivo?
—La Municipalidad es la que da el incentivo y para nosotros dejar de percibirlo es un error.
¿Pero su propuesta personalmente cuál sería entonces?
—Cobrar, como establece la ley, el impuesto a la construcción.
¿Y se sustituiría con otro incentivo o beneficio?
—Eso es lo que vamos a ver en la mesa de trabajo. Pensemos no solo en términos de si tienen o no un impuesto, sino que los desarrollos inmobiliarios tengan un objetivo. Un incentivo se plantea porque se tiene un objetivo muy concreto. El incentivo que se planteó en el decreto del 2004 era para que existiese repoblamiento en San José, pero muchos de esos incentivos nunca se han fiscalizado. La idea del repoblamiento sigue estando en la cabeza mía y de la administración, pero necesitamos que realmente los incentivos cumplan sus objetivos. En esa mesa vamos a discutir con el sector privado que cualquier incentivo que demos cumpla el objetivo de repoblar San José.
¿En ese concepto de ciudad habitable que usted hablaba entran este tipo de desarrollos verticales de forma masiva, como ya se está empezando a ver?
—Sí, las tendencias siempre hablan de densificar las ciudades porque evidentemente si nosotros seguimos expandiendo la mancha urbana el impacto ambiental es mucho mayor que el que hace densificar. Necesitamos tener una política de densificación, pero que no sea una política solo de construir hacia arriba, sino que realmente esas construcciones tengan un sentido de quiénes las van a habitar. Lo que no queremos tampoco es construir guetos en medio del centro de San José, que es lo que ha venido pasando, es una ciudad segmentada, eso lo queremos tratar de evitar.
En San José no se manifiesta de forma tan fuerte, pero en otras ciudades el acceso a la vivienda y la limitación a plataformas de alquiler vacacional son tema del día a día. ¿Cuál es su posición en ese debate?
—El tema necesita de una conversación con el sector privado para generar una regulación que sea beneficiosa para todos. Necesitamos que no se construyan desarrollos inmobiliarios que compitan con los hoteles que ya tiene la ciudad y eso es lo que ha venido pasando, tenemos desarrollos inmobiliarios que están deshabitados o habitados de manera parcial por arrendamientos de Airbnb. Eso no genera el tejido social que necesitamos para que la ciudad sea boyante.
¿Usted apoya la idea del comercio al aire libre?
—Ya tuvimos una reunión previa y hemos venido convocando a los restauranteros para que sepan que la Municipalidad está interesada en promoverlo, pero eso no depende solo de que exista o no el reglamento, depende también de crear espacios amigables para que el comercio al aire libre sea posible. Una cosa que estamos haciendo en los últimos días es tratando de arborizar el bulevar de la Avenida Central para que el paisaje dé un espacio que podría, por ejemplo, tener comercio al aire libre.
Usted dice que se va a hacer una inversión en el centro de monitoreo, sin embargo, ya ha habido antes inversiones tecnológicas en seguridad, ¿por qué esta inversión va a ser distinta?
Porque no es solo tener cámaras, y las cámaras no pueden ser un elemento de persuasión. En conjunto con la embajada norteamericana estamos implementando inteligencia artificial, que nos va a permitir tener un software que detecta patrones. Eso da más datos de lo que puede dar si una persona está monitoreando.
Un tema nacional que afecta al cantón es la escasez de recurso hídrico en Hatillo. ¿Cómo la municipalidad puede incidir en este tema?
—No solo en Hatillo, ahora en Pavas, en Zapote, en algunas partes de San Sebastián, en algunas partes del centro de San José, en La Carpio. Somos un cantón totalmente afectado por el desabastecimiento del agua, por diferentes razones.
¿Qué margen de acción tiene la Municipalidad?
—La Municipalidad no tiene ningún margen de acción porque no es competencia municipal, pero lo que sí podemos hacer es representar a los vecinos que se están viendo afectados.
La sectorización de buses está planeada para arrancar el próximo año, ¿teme que menos buses que ingresen al centro traigan menos usuarios y eso repercuta en el comercio?
—Hay que planear los desembarcos de la gente. La mayoría de la gente siempre va a venir al centro de San José para algunos servicios. Y hay que apostar a eso.
Pero otra gente ya no va a sentir la necesidad de venir porque justamente la idea es que no toda la gente entre al centro de San José, para eso van a haber buses sectoriales...
—Sí, pero yo no creo que la implementación de la sectorización sea un tema rápido. Hay que ver cómo camina. Para mí si se implementa es una buena noticia que nos permitiría mejorar las zonas de desembarco para que estén más adaptadas para que la gente no venga San José solo a querer ir de un bus a otro, sino a hacer otro tipo de actividades.