El futuro de más de ¢165.000 millones del dinero de los contribuyentes destinados al pago anualidades del Ministerio de Educación Pública (MEP), depende de un sistema de evaluación del que desconfía el jerarca del mismo ministerio.
Desde el 2014, más del 99% de los funcionarios del MEP obtuvo su calificación entre “Bueno” y “Excelente”, notas necesarias para disfrutar del plus de anualidad. El resultado casi en automático que se repite período a período pone en entredicho la evaluación que asigna el 10% del dinero destinado en el MEP a remuneraciones.
Mientras prácticamente el total de la planilla más grande del Gobierno (60% del total) acumula anualidades, el MEP hace esfuerzos por cambiar y fortalecer el sistema de calificación con el objetivo de que el dinero no se siga repartiendo por default.
EF consultó al ministro de Educación, Édgar Mora, sobre los cambios que pretende hacer para controlar la entrega de estos incentivos.
—Los resultados casi idénticos de excelencia absoluta en la evaluación de docentes del MEP genera cuestionamientos de si es una evaluación pertinente y bien ejecutada. ¿Esos cuestionamientos los tienen también ustedes? ¿Está buscando el Ministerio algún cambio?
—Estamos proponiendo una evaluación que sea múltiple. Que tanto el jefe inmediato sea el que evalúe como el estudiante, que es el que está día a día con el profesor. Además, se busca que el proceso sea totalmente digital. Actualmente no lo es así.
“El resultado del 98% de ‘excelencia’ es tan consistente en el tiempo, que yo podría suponer que el próximo año va a ser igual. No hay ninguna tendencia que se mueva, lo cual invalida la pertinencia del instrumento absolutamente. No le permite al MEP distinguir entre unos y otros.
“Es decir, el sistema podría seguir adelante creyendo que hay homogeneidad en la calidad y en el desempeño.”
—¿En detalle qué es lo que pretenden cambiar?
—Yo no puedo como ministro decirle a la sociedad costarricense que confíe en esta evaluación, porque yo mismo tengo gran desconfianza en la evaluación. Lo que me extraña es por qué hemos llegado a este punto.
—¿Cuáles son las deficiencias?
—Algunas de índole más político que técnicas. Esta evaluación no representa una cultura de evaluación, es más bien todo lo contrario. Es una salida fácil a una forma cultural que es no enfrentar conflictos, no causar problemas y, por lo tanto, no resolverlos. No es un sistema complejo que vincule, por ejemplo, la evaluación de los docentes con la evaluación del centro educativo, o con los resultados académicos. Tampoco con asignación de tareas.
“Esta evaluación es un trámite en la vida del director y del docente que tiene como finalidad, prácticamente, la designación de un plus salarial al que todos acceden. Literalmente no hay nadie que se quede por fuera.”
—¿Es posible que la evaluación se preste para calificar mal a alguien de manera subjetiva?
—Es muy difícil porque el sistema permite impugnaciones. Es algo que no está mal. A mí me parece que toda evaluación debería tener un proceso donde el evaluado debe ser consultado. Es justo.
“Como el instrumento permite la valoración subjetiva del desempeño los directores –por lo que he escuchado– se sienten muy poco seguros respecto al uso de su crítica al trabajo de un docente porque no saben cómo defenderla”.
—¿Cómo van a cambiar esa cultura?
—La propuesta aún no ha sido elevada al ente rector.
"Estamos elaborando la propuesta por la urgencia de tener una evaluación respetable socialmente. Somos conscientes de que la evaluación que hacemos no merece ningún respeto de la sociedad. No representa una garantía para los padres de familia de que el funcionario del MEP que está interactuando con su hijo sea el idóneo. Eso nos preocupa muchísimo. Sí está claro que representa un nuevo impulso de parte de la administración, para darle contenido no solo a las reformas recientes a la ley –a través del plan fiscal– sino a fallos de la Sala Constitucional que obligan al Ministerio desde hace muchos años a tener evaluación docente y que no fueron cumplidos en su momento.
“Lo cierto del caso es que no queremos postergar más esto.”
—Evidentemente este es un tema que va a incomodar de nuevo a los sindicatos. ¿Es una batalla que está dispuesto a dar?
—Contundentemente sí. Yo no diría una batalla porque puede que no lo sea, pero sí es una misión que yo asumo con absoluta responsabilidad. Me parece central en cualquier propuesta de mejora. La sociedad está pidiendo cada vez más vocalmente que la calidad de la educación no se postergue.
"Esto debería englobarse en tres grandes ámbitos. Primero, reformas importantes a la evaluación del estudiante que parten del planteamiento de bachillerato tal y como lo conocemos.
“El otro gran ámbito es la evaluación de los docentes y de paso la evaluación de la estructura administrativa. El tercero es la evaluación de la infraestructura educativa. Actualmente los que detectan las falencias son el recurso de amparo y la orden sanitaria, lo que refleja que tampoco hay evaluación preventiva de ningún tipo”.
—¿Han tenido acercamientos con sindicatos? ¿Se les ha propuesto el tema?
—Sí. Los sindicatos saben que esta es una prioridad del Gobierno. No pueden desconocer el hecho de que se ha mencionado acá en las reuniones que tenemos con ellos, ni tampoco que el Presidente de la República lo ha mencionado con suficiencia. Esta es una decisión política del más alto nivel, tomada a partir de un acuerdo entre el Presidente y el MEP. Es una misión que nos hemos propuesto realizar, en estos tres ámbitos.
—¿Qué cambios son urgentes?
—Con una nueva evaluación tendríamos la posibilidad de confrontar, por ejemplo, una evaluación que beneficia más allá de lo que debería a un docente, por decir algo, porque el sistema podría tener acceso al expediente verificar datos, cosa que hoy no tenemos.
"Si el director dice que ese docente no tiene ausencias, nosotros tenemos que dar por válido que no tiene ausencias. No tenemos una manera de revisarlo.
"Cada uno de los docentes recibe una serie de asignaciones y tareas todos los años. Si parte de la evaluación se basara en esas tareas ya tendríamos un ancla objetiva para evaluarlo.
“Ese nivel de simplicidad todavía falta acá. Eso sin considerar el desempeño de los estudiantes en la materia que el docente está dando”.
—¿Están considerando cruzar estas evaluaciones con las calificaciones de estudiantes?
—Si, pero también es algo de estudio. Porque bueno, la calificación del estudiante también puede ser manipulada. Se puede decir que si se está tomando en cuenta las notas, para calificar a un docente, entonces estas se pueden ajustar y eso es perverso.
"Todas las ideas son pertinentes y buenas, pero ninguna es la bala de plata.
“Las pruebas de bachillerato o las pruebas de idioma con rango comparable nos permitirían evaluar escuela por escuela o colegio por colegio el desempeño de los profesores. Entonces, tendrías no solo la opinión del estudiante y la opinión del profesor, sino que los resultados de las certificaciones que se le están pidiendo hacer al estudiante.”
—¿El expediente sigue en papel?
—Ese es el expediente que maneja cada centro educativo. Es un folder aunque a veces sea digital, como puede ser un pdf. No hay interacción, no hay capacidad de análisis, ni de cada caso ni del universo completo. Y ese es un tema relevante. Después de que la CCSS produjo el EDUS, el MEP se quedó solo en 1985. En estas materias el MEP vive en 1985.