Estados Unidos y Rusia demostraron nuevamente que pueden dialogar al concretar su segundo intercambio de prisioneros este año, pero pocos esperan canales diplomáticos abiertos entre Washington y Moscú sobre la guerra de Ucrania.
Tras el canje de la basquetbolista estadounidense Brittney Griner por el traficante de armas ruso Viktor Bout, funcionarios estadounidenses y rusos se reunieron el viernes en Estambul para discutir un "conjunto limitado de temas bilaterales", pero el conflicto entre Moscú y Kiev no estaba entre ellos.
En una escena que recordaba a la Guerra Fría, Griner, arrestada en febrero en Rusia por cargos menores de drogas, caminó el pasado jueves 8 de diciembre por la pista de un aeropuerto de Abu Dabi hacia un avión que la llevó de regreso a EE.UU.
En la dirección opuesta estaba Bout, un traficante de armas ruso condenado a 25 años de prisión en EE.UU. tras ser capturado en 2008 en Tailandia, quien en su regreso triunfal declaró que Occidente quiere “destruir” a su país.
Preso aún en Rusia está el ex infante de marina estadounidense Paul Whelan, condenado por espionaje, algo que la oposición republicana usa para criticar el canje negociado por la administración del presidente demócrata Joe Biden, que asegura estar trabajando por su liberación.
El mandatario ruso, Vladimir Putin, parecía abierto a la posibilidad de más intercambios de prisioneros con Estados Unidos, lo que generó especulaciones sobre qué rusos busca liberar.
“En este caso hemos encontrado un compromiso y no nos negamos a continuar este trabajo en el futuro”, declaró Putin al margen de una cumbre en Kirguistán.
Sobre el conflicto en Ucrania, invadida por Rusia el 24 de febrero y cuya contraofensiva con apoyo militar de Occidente provocó la retirada de parte de las tropas rusas, Putin declaró: “En última instancia, al final habrá que llegar a un acuerdo”.
Sin embargo, no está en la agenda de Washington mantener conversaciones directas con Moscú sobre Ucrania.
Biden no quiere hablar con su homólogo ruso sobre una posible solución diplomática del conflicto sin el visto bueno de Kiev que, bajo las bombas, se niega por el momento a oír hablar de ello.
Pero Washington no se abstiene de hablar con Moscú sobre otros temas específicos, y el intercambio de prisioneros del jueves es el segundo desde el inicio de la guerra en Ucrania: Trevor Reed, un exmarine condenado a nueve años de prisión en Rusia por violencia, fue canjeado en abril en Estambul por el piloto ruso Konstantin Yaroshenko.
Estas negociaciones no tienen otro objetivo que liberar a los ciudadanos estadounidenses, señaló Will Pomeranz, director del Instituto Kennan en el Wilson Center, un grupo de expertos con sede en Washington.
“No creo que esto tenga el menor impacto en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos”, apuntó Pomeranz. “Están en un estado completamente deplorable y no creo que eso pueda cambiar la dinámica”.
Fue por canales secretos, y con la ayuda de Emiratos Árabes Unidos, que Moscú y Washington llegaron a un acuerdo sobre Griner y Bout.
Turquía, sede de las conversaciones entre estadounidenses y rusos, tiene —al igual que Emiratos Árabes Unidos— una alianza compleja con EE.UU., al negarse a tomar medidas para aislar a Moscú de la escena internacional, sirviendo así como plataformas para la expatriados rusos.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, había propuesto el canje por Griner a su homólogo ruso, Sergei Lavrov, en una llamada telefónica de julio, la única conversación conocida entre ambos desde el comienzo de la guerra en Ucrania.
Tras la liberación de la estrella del baloncesto, el secretario de Estado de Biden dijo que EE.UU. también estaba dispuesto a colaborar con Rusia en temas muy específicos como el control de armas, pero que este canje no indicaba una apertura diplomática mayor.
"Se trata de hacer que los estadounidenses detenidos injustamente regresen con sus familias", dijo Blinken a CBS News. "Ese era el objetivo principal. No es nada más. Tampoco es nada menos".