Lácteos Herencia, una empresa en Santa Cruz de Turrialba con 45 años de existir en el mercado lácteo costarricense, se alista para enfrentar uno de los mayores desafíos para la rentabilidad de su leche y sus quesos: la apertura comercial con los productos estadounidenses pactada en el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (DR-CAFTA).
Aumentar la eficiencia desde la innovación, para que sus vacas se alimenten con pastos de mayor calidad, así como la especialización de su “auténtico queso de Turrialba” con la denominación de origen son la apuesta de su propietario, Vinicio Araya para enfrentar el futuro vendaval.
Así como Araya, un pequeño productor nacional, algunas empresas medianas como Turrialba Gourmet, con sus dos marcas Le Chaudron y Del Guayabal, y hasta la Cooperativa de Productores de Leche Dos Pinos están alerta ante la presión y mayor competencia que implicaría la llegada del arancel a 0% en 2025 sobre un mercado que ha permanecido históricamente protegido.
“Tendremos que competir en igualdad de condiciones con los ganaderos y la industria láctea de los Estados Unidos, mercado que goza de subsidios que otorga el gobierno a sus productores y las industrias. Esto hace que las relaciones comerciales sean asimétricas”, precisó a EF Luis Mastroeni, director de Relaciones Corporativas y Sostenibilidad de Dos Pinos.
Una región protegida
El DR-CAFTA se firmó en 2004 por Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Estados Unidos y República Dominicana. De acuerdo a lo negociado en este convenio, después de 10 años de su entrada en vigencia, empezaría a regir la paulatina desgravación arancelaria para los productos lácteos de todas las partes.
Centroamérica era una región protegida, pero Costa Rica en particular tenía un arancel del 65% en el 2014. La cifra actual del arancel de importación de CAFTA es del 19,8%.
Todos los productos lácteos tienen aranceles diferentes. Jaime Morales, gerente de Comercio Exterior de Grant Thornton explicó que mientras el lactosuero quedó con libre comercio, otros productos como la leche evaporada y la leche condensada quedaron con desgravación a 10 años.
Para la leche líquida y el yogurt se pactó una una reducción del arancel a 20 años y es precisamente lo que quedaría “abierto” a partir del 2025.
“Este tipo de categorías de desgravación buscan que las industrias que deben competir con productos del exterior puedan prepararse. El libre comercio en esos productos va a generar un mayor dinamismo”, expresó Morales.
En guerra avisada
La competencia directa para el país sería con los productos originarios de Estados Unidos, pues ya con Centroamérica y República Dominicana se tiene libre comercio con el segmento de lácteos.
Por ejemplo, desde Nicaragua se importa leche fluida, leches saborizadas, leche en polvo y yogurt, principalmente. De El Salvador vienen cantidades crecientes de yogurt y queso. Desde hace varios años, los helados guatemaltecos están presentes en el mercado nacional y de Panamá llegan quesos, leches condensadas y evaporadas.
La liberación de la actividad en la región se había dado en el marco del Tratado General de Integración Económica Centroamericana. Y con el CAFTA, también se garantizó el acceso a ciertas cantidades de productos (como el queso) a través de los contingentes, una herramienta que garantiza un acceso mínimo a un mercado —con una cuota determinada por el Ministerio de Comercio Exterior para importadores— sin pagar arancel.
La firma Turrialba Gourmet con su marca Le Chaudron, un concepto de quesos artesanales de recetas suiza y francesa, ya ha tenido “una competencia desde siempre” con contigentes de quesos maduros, cheddar, parmesano, y otras categorías.
Ahora, con la apertura comercial aproximándose y la pérdida de relevancia de esta importación a pequeña escala sin pagar impuestos, su propietaria Maritza Solano apuesta por un estilo diferenciado, enfocada en fidelizar a los clientes y de concientizar sobre la industria artesanal de quesos. La misma receta se repite para su otra marca Del Guayabal, que también distribuye a nivel nacional con la denominación de origen.
“La estrategia en un segmento especializado es tener un cliente fiel. Aunque haya un queso importado que está sin arancel o más barato, esta población informada va a preferir el nuestro por su sabor, características y estatus”, dijo Solano. “Yo no quisiera hacer nunca mis quesos con leche de Nueva Zelanda, ni hacerlos con leche en polvo”.
Por su parte, desde hace ocho años, Dos Pinos ha ejecutado un plan de inversión e innovación de más de $2 millones con el fin de fortalecer su liderazgo y sobrevivencia en el largo plazo.
“La diversificación de Dos Pinos, no solamente en mercados, sino en líneas de negocio obedece a ser una cooperativa que continúa haciéndose más fuerte y competitiva. Teníamos que participar en categorías en donde no estábamos”, había indicado Gonzalo Chaves, gerente general de la cooperativa a EF en noviembre anterior.
Dos Pinos ya compite en la categoría de heladerías con La Estación, en carnes con La Granja, en dulces y una variedad de productos lácteos con la marca Gallito. Asimismo, han fortalecido su participación en el mercado regional y actualmente exportan el 30% de su producción hacia países de Centroamérica y El Caribe.
La Cooperativa de Productores de Leche Dos Pinos ya participa en 11 mercados, entre ellos: Estados Unidos, Perú, El Salvador, Honduras, Nicaragua, San Andrés, Curazao, Aruba y Trinidad y Tobago.
— Dos Pinos.
Apuesta en la innovación
Costa Rica produce aproximadamente 3 millones de litros de leche diarios entre 28.000 fincas lecheras ubicadas en zonas rurales del país como en Santa Cruz, San Carlos y Zarcero. De esa cifra total, Dos Pinos procesa 1,4 millones, según datos de la Cámara Nacional de Productores de Leche.
Por otra parte, registros del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) indican que en el país hay alrededor de 300 empresas lácteas, en su mayoría micro, pequeñas y medianas. Estas destinan el 80% de su producción para abastecer el mercado nacional y el restante se exporta.
Asimismo, la mayor parte de la producción se destina a la elaboración de quesos, leche fluida, natilla y mantequilla.
Actualmente, el sector lácteo costarricense lucha contra una tormenta perfecta compuesta por el alza en precios de materias primas derivadas de la crisis de contenedores y la guerra en Ucrania, los embates del cambio climático, con el cierre del mercado panameño desde 2020 y a tres años del libre comercio con los Estados Unidos.
“La creciente alza de insumos ha puesto los costos de producción en niveles nunca vistos. El aumento de los combustibles, fertilizantes y componentes de la nutrición de las vacas ha obligado a algunas empresas a cerrar su actividad y tiene a otras en crisis”, destacó Ivannia Quesada, presidenta de la Cámara.
En el caso de la disputa con el país vecino, en enero de 2021 Costa Rica presentó una reclamación ante la OMC. Meses después, en agosto, el país solicitó el establecimiento de un grupo especial ante el Órgano de Solución de Diferencias de ese organismo para resolver lo que considera medidas “injustificadas” aplicadas por Panamá.
A pesar de que ambos gobiernos han mantenido un canal de diálogo, la disputa persiste. Manuel Tovar, ministro de Comercio Exterior confirmó que el proceso sigue en curso y se está conformando el panel que va a conocer el asunto para, posteriormente, pasar a la presentación de documentos. Una vez más, el ministro dijo que apostará por la negociación, pero la demanda se mantendrá.
El país tiene la tarea de mejorar el hato, los pastos, las cadenas de valor agregado, trabajar en los procesos de industrialización de etiquetado, inocuidad, sanidad animal y vegetal. Así como en la unión entre productores nacionales para tener escalas de producción más altas e incursionar en nuevos mercados.
Mario Monge, presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios (Asoproa) precisó que el sector lácteo debe invertir en innovación, mejora de la productividad y compromiso con la especialización.
Son recomendaciones que Vinico Araya, propietario de Lácteos Herencia, ya está implementando al tiempo que busca fomas para mantener a las personas “casadas” con su producto y teje alianzas con productores de la zona de Santa Cruz. Con todo esto, más que preocuparse por la apertura comercial con el gigante estadounidense, se ocupa de asegurar su negocio en el futuro.