El Parlamento de Finlandia empieza este martes 28 de febrero a discutir el proyecto de ley de adhesión a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), aunque todavía no dispone de la luz verde necesaria de Turquía y Hungría.
Finlandia, donde la primera ministra Sanna Marin se juega su mandato en las elecciones legislativas del 2 de abril, quiere evitar un vacío político para poder tomar el tren de la OTAN una vez tenga el "sí" de Ankara y Budapest.
El proyecto de ley será votado el miércoles, sin esperar a la vecina Suecia, también candidata desde el año pasado, que todavía no ha conseguido levantar el veto de Turquía.
La deliberación de los 200 diputados del parlamento coincide con la visita a Finlandia del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, para reuniones con los principales dirigentes del país nórdico de 5,5 millones de habitantes.
Veintiocho de los 30 miembros de la Alianza Transatlántica, incluido Estados Unidos, ya ratificaron la entrada de los dos países nórdicos.
Pero falta todavía Hungría, conocida por sus posiciones más ambiguas hacia Moscú, y Turquía, que se quiere erigir en mediadora del conflicto en Ucrania y al mismo tiempo busca resolver viejos litigios con Suecia, principalmente por los militantes kurdos refugiados en ese país.
Desde Helsinki, Stoltenberg afirmó este martes que "ha llegado la hora" de que Turquía y Hungría ratifiquen la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN.
"Tanto Finlandia como Suecia han cumplido con lo que habían prometido en su acuerdo trilateral con Turquía el pasado junio en Madrid", insistió.
El ingreso a la OTAN cuenta con el respaldo casi unánime de los partidos finlandeses, incluso de aquellos que eran contrarios a la alianza antes del inicio de la invasión rusa de Ucrania.
A raíz de la invasión rusa de Ucrania, Finlandia y Suecia decidieron pasar página a su política de no alineamiento militar en vigor desde los años 1990, heredera de décadas de neutralidad, y se postularon a la OTAN en mayo de 2022.
Finlandia había expresado hasta ahora su voluntad de ingresar junto a Suecia. Pero las dificultades que experimenta Estocolmo con Ankara, que culminaron con una serie de incidentes diplomáticos en enero, cambiaron la situación.
El mismo Stoltenberg reconoció a principios de febrero que lo más importante no era la entrada de ambos países a la vez, sino que esta se produzca lo antes posible.
"Podríamos separar el proceso de adhesión de Suecia y de Finlandia", indicó el lunes el ministro truco de Relaciones Exteriores, Mevlüt Cavusoglu.
La aprobación de la ley finlandesa no significa que el país entrará automáticamente a la alianza militar una vez obtenga la ratificación de Hungría y Turquía.
Pero al menos fija un calendario claro: tras su adopción, el presidente finlandés Sauli Niinistö dispone de un máximo de tres meses para firmarla.
Este ya avanzó que lo hará "desde su aprobación". "Si hay razones prácticas, puedo esperar (...) pero no más allá de las elecciones del 2 de abril", afirmó.
Después, según las costumbres de la OTAN, el país debe enviar a Washington los instrumentos de acceso "en algunas semanas como mucho", explicó el canciller de Justicia, Tuomas Pöysti.
Una mayoría de finlandeses (53%) quiere entrar en la OTAN sin esperar a Suecia, según un sondeo publicado a principios de febrero.
Finlandia estuvo bajo dominio sueco hasta 1809, antes de convertirse en un gran ducado ruso hasta su independencia durante la Revolución rusa de 1917.
El país nórdico, sometido a una neutralidad forzosa por parte de Moscú después de su conflicto con la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, comparte la mayor frontera europea con Rusia detrás de Ucrania.
A partir de la primavera boreal deben instalarse enormes vallas en algunas porciones de esta frontera de 1.340 kilómetros debido a las tensiones con Moscú.