El Fusarium Raza 4 Tropical, un mortal hongo que ataca a las plantaciones de banano, plátano y las familias de las musáceas, le quita el sueño a los productores nacionales. La enfermedad aún no llega al país pero está cerca, este año llegó a Colombia.
Unos 1.000 kilómetros separan a Costa Rica de la temida enfermedad. Esta es la distancia que existe entre la Terminal de Contenedores de Moín (TCM) hasta el Puerto de Santa Marta en Colombia. El puerto de Limón es una de las posibles vías de ingreso junto a los aeropuertos.
El Mal de Panamá, como también se le conoce, puede sobrevivir en la tierra hasta por 30 años y es altamente resistente a los fungicidas; por lo que el hongo no solo dejaría una profunda huella sobre los cultivos de banano sino que podría afectar el 76% del empleo en la provincia atlántica, según el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE).
La enfermedad se manifiesta como un marchitamiento en las plantas. A nivel externo produce bajamiento en las hojas y afecta a la variedad Cavendish que se cultiva actualmente y que es resistente al Fusarium Raza 1. Esta variedad del hongo devastó, durante la primera mitad del siglo pasado, miles de hectáreas de sembradas en América Latina y el Caribe.
Actualmente se estima que las clamidósporas del Fusarium Raza 4 Tropical podrían impactar el 80% de las musaseas que se utilizan para consumo humano.
Ante la amenaza, Costa Rica redobla las acciones preventivas y cuenta con una estrategia enfocada en tres pilares: exclusión, detección temprana y la búsqueda de material vegetativo resistente.
Mortal hongo amenaza al banano
Fusarium Raza 4 Tropical llegó al continente en mayo de 2019
FUENTE: CORBANA. || w. s. / LA NACIÓN.
Alto riesgo
El Fusarium Raza 4 Tropical es la plaga de mayor riesgo para el país, según Fernando Araya, director ejecutivo del SFE. En caso de que ingrese se convertiría en una seria amenaza para los micro, pequeños y medianos empresarios.
No necesariamente todos los productores deberían cambiar de actividad porque algunos podrían sobrevivir produciendo con variedades resistentes, según Jorge Sauma, gerente general de la Corporación Bananera Nacional (Corbana).
En el territorio existen 183 fincas de banano comercial de las cuales 98% está en el Caribe, aquí se incluyen productores nacionales y transnacionales como Chiquita Brands Costa Rica, Dole y Del Monte, de acuerdo a datos de Corbana.
Dicha entidad también tiene mapeados a 100 pequeños productores de banano dátil, y estima unas 10.000 hectáreas dedicadas a la producción de plátano aunque se requiere de un censo del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) para tener una cifra exacta.
La cercanía del agresivo hongo coincide con un sector agropecuario vulnerable que durante los primeros ocho meses del 2019 mantuvo una contracción del 0,9%, según el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE). En setiembre hubo un tímido gracias a la normalización de las condiciones climáticas.
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La contracción ya tuvo repercusiones en las ventas internacionales del banano –principal producto de exportación del país– . Al primer semestre del año las ventas de la fruta experimentron un decrecimiento del 18% con respecto al mismo periodo del 2018, por lo que Costa Rica dejó de percibir divisas por $97 millones, según el Resultado de Exportaciones del I Semestre de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).
La llegada de la enfermedad impactaría cerca del 76% del empleo en Limón y podría aumentar la tasa de desempleo en la Región Huetar Caribe que al tercer trimestre del año fue del 9%, según la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec).
Un perjuicio a 40.000 puestos de trabajo directos y 100.000 indirectos, es la estimación que maneja el SFE en caso de que el Fusarium Raza 4 Tropical llegue a suelo nacional.
Hasta hace algunos meses el Aeropuerto Juan Santamaría era el lugar por donde se esperaba que entrara el mortal hongo debido al alto volumen de turistas que ingresan diariamente; pero después de que Colombia confirmara la presencia de la enfermedad, la TCM es la zona de mayor riesgo.
La llegada del hongo es relativamente fácil porque cualquier partícula de suelo –de un sitio donde haya estado la enfermedad– se puede trasladar en calzado, ropa, souvenirs hechos con fibras de plátano, platanilla o musáceas, o paquetes que contengan semillas.
Además los equipos y los contenedores con los que se realizan los intercambios comerciales representan un peligro, por eso el SFE redobla acciones de prevención mediante la fumigación, según confirmó el director ejecutivo de la entidad.
El plan
Costa Rica apuesta a la prevención para evitar el ingreso del hongo aunque falta más velocidad de parte de las autoridades gubernamentales. “Hay que acelerar el paso ya no podemos seguir caminando, sino que hay que correr”, sentenció el gerente general de Corbana.
El SFE trabaja en la implementación de medidas de bioseguridad en puertos, aeropuertos e ingresos terrestres. Actualmente está en trámite la compra de alfombras de desinfección que serán ubicadas en los aeropuertos; para eso se requiere de la autorización de Aeris.
Dicha entidad también está a cargo de los puestos de rayos equis de los aeropuertos por lo que también incluirá dos unidades caninas antes de finalizar el año para redondear la estrategia de prevención en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría.
Otro de los brazos de la estrategia es la detección temprana y para eso se fortalecen las capacidades de los laboratorios y del personal para que puedan detectar a tiempo la enfermedad, en caso de que llegue.
“La detección temprana es fundamental para una contención, es un patógeno difícil de contener pero es más difícil si se tarda”, manifestó Araya.
Desde el 2018 el país cuenta con un plan de contingencia y este año se realizó un simulacro en el centro de investigación de Corbana, ubicado en La Rita de Guápiles, para valorar la capacidad de los funcionarios.
Además se contempla la necesidad de valorar la productividad de nuevas variedades que sean tolerantes o resistentes al Fusarium Raza 4 Tropical.
Una de las variedades que podrían entrar en juego es la CRISPR/CAS que desarrolla la empresa brasileña Embrapa y que consiste en tomar los genes más resistentes del banano y apagar los más débiles mediante una enzima. Esta es una alternativa, según Jorge Sauma, gerente de Corbana, sin embargo, la Unión Europea (UE) la considera un transgénico.
Las autoridades nacionales también han realizado incursiones a fincas en Filipinas, para la valorar la experiencia de las fincas y cómo los productores sobreviven con nuevas variedades de banano, tras el paso de la enfermedad.