El anuncio del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) sobre la puesta en marcha un programa de racionamientos eléctricos en todo el país, ante una situación de insuficiencia de la generación local para satisfacer la demanda, volcó la atención del país sobre su complejo modelo de producción, distribución y comercialización de energía.
Hablamos de un entramado que domina el ICE —como participante y también como administrador—; en el cual la situación de las represas hidroeléctricas es crítica, al igual que la planificación y las condiciones atmosféricas.
¿Cuánta electricidad se produce en Costa Rica y cuánta se consume?, ¿por qué el país depende tanto de la lluvia y del viento para generarla?, y ¿qué opciones tiene el país para reservar electricidad o adquirirla en momentos de crisis? EF le explica cómo funciona el sistema eléctrico del país.
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¿Quiénes componen el SEN?
El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) es el conjunto de todas las entidades involucradas en la producción, la distribución y el suministro de electricidad en Costa Rica,
La empresa más relevante del SEN es el ICE, que actúa como operador del sistema y operador del mercado (OS/OM). Entre sus principales funciones están planificar la producción general del país, dar seguimiento a la demanda y autorizar o denegar la actividad de generadores privados vía concesión.
Además del ICE, distribuyen electricidad dos empresas públicas no estatales: la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) y la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH); un ente público no estatal: la Junta Administrativa del Servicio Eléctrico Municipal de Cartago (JASEC); y cuatro cooperativas que ofrecen servicios a nivel regional: Coopelesca, Coopeguanacaste, Coneléctricas y Coopesantos.
También hay múltiples empresas privadas que producen electricidad y la venden al ICE.
Por un lado están las autorizadas para construir, poseer y operar sus instalaciones por cuenta propia (contratos BOO, por las siglas en inglés) y, por otro, las autorizadas para construir, poseer y eventualmente transferir al ICE la operación de sus instalaciones, luego de usufructuar de ellas por algún tiempo (contratos BOT).
Todas estas entidades son las encargadas de generar la electricidad del país, aunque las empresas privadas no pueden tener relación directa con clientes minoristas ni mayoristas.
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¿Cuánta energía eléctrica se produce en Costa Rica?
Todo este entramado de participantes generó un total de 11,9 millones de megavatios hora (MWh) durante el año 2023.
De ese gran total, el ICE produjo la mayoría (un 70%); seguido muy de lejos por las generadoras privadas (18%) y por el resto de empresas y cooperativas locales (12%).
La gran mayoría de la electricidad en Costa Rica se genera a través de fuentes como el agua, el sol o el viento; aunque en 2023 se debió de utilizar una mayor cantidad de combustibles fósiles por el efecto de las condiciones atmosféricas sobre las represas.
A pesar de la reducción en ese apartado, un 69,7% de la electricidad del país del año pasado provino de plantas hidroeléctricas; mientras que un 12,4% lo hizo de plantas geotérmicas y un 12,2% de parques eólicos.
Solo un 5,1% correspondió a fuentes fósiles, según los registros de la División de Operación y Control del Sistema Eléctrico (DOCSE) del ICE, aunque el dato representó un crecimiento importante en la comparación con los últimos años. Desde 2017, la producción por medio de fuentes fósiles no superaba el 1% del total.
¿Se puede “guardar” electricidad?
Almacenar electricidad, en sí misma, es una tarea difícil y que requiere de grandes inversiones en equipos como baterías. Esto lo hace poco rentable en la mayoría de las ocasiones.
Sin embargo, siempre se gestionan reservas de agua en los embalses de las represas hidroeléctricas como una forma de “respaldo”.
El doctor en regulación energética y académico de la Universidad de Costa Rica (UCR), Andrés Argüello, explicó en entrevista con EF que todo depende de la capacidad y el tipo de cada represa.
Los embalses más grandes (como Arenal, Dengo y Sandillal) pueden almacenar agua suficiente para una planificación a largo plazo. Otros embalses son estacionales (como Cachí, Pirrís, Reventazón o Angostura) y permiten planificaciones de solo unos meses; mientras que las represas pequeñas apenas permiten una planificación de días.
La principal reserva del ICE es, justamente, el embalse del Arenal.
¿Por qué hacen falta reservas?, ¿la generación del SEN no es suficiente?
Históricamente, la energía que produce localmente el SEN ha sido suficiente para satisfacer la demanda nacional e incluso exportar más excedentes de los que se importan; sin embargo, la relación entre oferta y demanda es un delicado equilibrio que se puede romper en cualquier momento.
Para enfrentar estas situaciones, el ICE tiene la posibilidad de importar electricidad o usar sus reservas.
El déficit de 2023 ocurrió, entre otras cuestiones, por la caída de un 12% en la producción de las plantas hidroeléctricas, relacionada con la ausencia de lluvias por el fenómeno de El Niño; así como por un aumento de la demanda más grande de lo esperado. Ambas situaciones se se han acentuado en 2024.
La brecha entre la producción eléctrica a través de fuentes renovables y la demanda nacional fue alta; sin embargo, se pudo cubrir a través de una mayor producción de electricidad a través de combustibles fósiles. Además, se realizaron más importaciones que exportaciones de excedentes, para llenar un vacío extra de 351.400 MWh. Según el informe anual de la DOCSE, las compras del ICE en el mercado eléctrico regional implicaron una inversión de $87,7 millones, frente a ingresos de $11,31 millones por exportaciones de excedentes.
El ICE, como operador del mercado costarricense de la electricidad, está facultado para importar o exportar electricidad. Para ello, debe monitorear la producción y la demanda de cada momento.
¿Qué tan alta es la dependencia eléctrica costarricense al clima?
Como la mayoría de la producción eléctrica de Costa Rica se realiza a través de plantas hidroeléctricas, Costa Rica se enfrenta a una alta vulnerabilidad ante las condiciones atmosféricas.
Esto quedó más que evidenciado en las últimas semanas, en las cuales el ICE informó de que sería necesario realizar racionamientos eléctricos en todo el territorio del país por el “descenso crítico” en los embalses de las represas hidroeléctricas.
El ICE también argumentó que un proveedor de generación térmica contratado para enfrentar la época seca no cumplió con sus entregas en los tiempos pactados, lo cual “aceleró” el “agotamiento de las reservas nacionales”.
Estas reservas ya estaban comprometidas, según se puede observar en los registros oficiales del ICE.
El embalse del Arenal cerró el primer trimestre de este 2024 con un nivel de profundidad de 535 metros sobre el nivel del mar (msnm): una cifra 6 metros menor que el promedio de los últimos seis años y que apenas supera el nivel mínimo que se suele procurar, según explicó el ingeniero Argüello.
El presidente de la República, Rodrigo Chaves, y presidente del ICE, Marco Acuña, reprocharon a la administración anterior por cancelar contratos con generadores privados y desechar proyectos para aumentar la capacidad productiva de la institución. Sin embargo, la expresidenta del Instituto, Irene Cañas, reaccionó diciendo que una buena planificación ha permitido sortear al fenómeno de El Niño en el pasado, a través de movimientos como una mayor generación térmica y un incremento en la compra de electricidad a países vecinos, con suficiente antelación.
¿De cuánto es el dominio hidroeléctrico?
Costa Rica es altamente dependiente de sus represas hidroeléctricas. Solo el ICE cuenta con 17 de ellas; mientras que los generadores privados autorizados con contratos BOO y BOT activos tienen otras 15, según el informe anual de la DOCSE en 2023. A este recuento hay que sumar las cuatro plantas de la ESPH, cuatro de JASEC, nueve de la CNFL, cinco de Coopelesca, cuatro de Coopeguanacaste y dos de Coneléctricas.
Todos estos embalses producen la mayoría de electricidad del país, aunque el ICE también cuenta con siete plantas geotérmicas, un parque eólico, uno solar y cinco estaciones de generación térmica, cuya actividad ha sido crucial en los últimos meses para evitar un agotamiento más acelerado de los recursos disponibles.
Las empresas del sector privado, además, poseen 13 parques eólicos y dos plantas generadoras a través de bagazo. Coopeguanacaste también tiene un parque de energía solar; mientras que la CNFL, Coopesantos y Coopeagua tienen parques eólicos, aunque sus capacidades de generación son relativamente pequeñas.
En síntesis, hablamos de unas 60 represas hidroeléctricas de diversos tamaños y capacidades, las cuales son complementadas con proyectos de menor envergadura de otras fuentes (principalmente eólicos privados y geotérmicos del ICE).
Roberto Quirós, gerente de Electricidad del ICE, afirmó en entrevista con EF que una matriz energética óptima sería una más variada. “La solución óptima”, dijo “es un modelo mixto donde tenga geotermia, hidro, biomasa, eólico, eólico marino, solar, almacenamiento, dentro de un escenario donde sea todo a costo competitivo”.
¿Cómo se gestiona toda esa producción?
El ICE tiene un inmenso poder sobre el mercado eléctrico costarricense.
Las empresas generadoras solo pueden producir energía con el visto bueno del ICE.
Las empresas distribuidoras suelen tener una producción deficitaria para atender la demanda de sus abonados, según explicó el gerente de Proyectos de la ESPH, Samuel Grant. Esto quiere decir que solo producen e inyectan al SEN una parte de la electricidad que sus clientes requieren, y el resto tienen que comprarla al Instituto. La ESPH, por ejemplo, tiene cuatro plantas hidroeléctricas fuera de Heredia (en Upala, en Grecia y en Poás), pero estas solo producen la mitad de la energía que necesitan sus abonados en la provincia herediana.
Planes de reforma
Actualmente, la Asamblea Legislativa discute el proyecto de Ley de Armonización del Sistema Eléctrico Nacional (23.414), el cual fue presentado por el Poder Ejecutivo y modificado por los diputados en los últimos meses. Entre otras cuestiones, la iniciativa pretende establecer un mercado eléctrico nacional, en el cual todos los oferentes negocien la compra y venta de energía. También plantea la creación de un nuevo ente supervisor en lugar del ICE.
Este modelo pretende abrir el mercado de la generación eléctrica a la competencia y permitir una mayor incursión de inversionistas privados, sin el filtro actual ni la planificación general del Instituto.
El presidente del ICE, Marco Acuña, se ha manifestado a favor de la iniciativa. En meses recientes, afirmó que la demanda eléctrica del país crecerá en los próximos años por encima de las capacidades presupuestarias, productivas y de expansión de la empresa estatal; y agregó que la entidad mantendría “muchísima participación” como “empresa dominante”, incluso se cediera su monopolio.
El presidente Chaves también se ha manifestado a favor y ha resaltado la importancia de este paso para suplir las necesidades de industrias como las de semiconductores.
El proyecto, sin embargo, sigue en discusión dentro dentro del Congreso.