El Pelón de la Bajura ha sido testigo de las transformaciones que, a lo largo de los años, han hecho que Guanacaste sea cada vez más atractiva para nuevas inversiones. Esta empresa no es ajena a los cambios, después de todo tiene 76 años de fundación.
Las operaciones de esta compañía iniciaron en 1948 totalmente enfocadas en ganadería. Después ingresaron en el mercado arrocero y actualmente producen 30.000 toneladas del grano al año.
EF habló con Rafael Herrera, gerente de operaciones de El Pelón de la Bajura, sobre el papel de la compañía en el desarrollo de Guanacaste, los principales desafíos y el potencial que ofrece la bicentenaria provincia a las actividades económicas.
¿De qué manera han impactado el desarrollo de la provincia?
La parte del empleo es lo más importante que ha podido aportar El Pelón de la Bajura desde 1948 hasta la fecha. Aquí trabajan aproximadamente 400 personas a tiempo completo y por temporada entran y salen unas 20 a 50 personas adicionales.
¿Cuál es el perfil de los trabajadores?
Al principio era un tema muy manual de operación agrícola. Ahora se diversifica un poco la industria; tenemos operarios, empacadores, ayudantes. También empezamos a tener una diversificación de puestos técnicos muy claves y la parte gerencial.
¿Ha sido difícil encontrar el personal capacitado para labores técnicas?
Sí, uno de los retos más grandes en estos momentos es tener los perfiles adecuados para mantenerse trabajando en el área rural de la provincia. Conforme los puestos son más técnicos se pone un poco más difícil conseguir a las personas y uno tiene competencia con lo que ofrece la Gran Área Metropolitana (GAM) y la cantidad de trabajos que se pueden conseguir en el área técnica.
Han importado talento de otras provincias…
Definitivamente hay talento fuera de la provincia que la hemos traído para acá. Estamos utilizando ese método de reclutamiento.
Si en la provincia encontramos el recurso humano entonces la preferimos para seguir expandiendo las oportunidades. Lo que pasa es que en ocasiones el trabajo en Guanacaste es limitado y la gente se va a capacitar al GAM y prefieren quedarse allá.
¿Los ha afectado la gentrificación?
El efecto está ahí; es latente y permanente. Se están alojando empresas de servicios y están haciendo efecto en el reclutamiento.
¿Qué condiciones les ofrece Guanacaste para continuar con las operaciones?
Los terrenos que tiene Guanacaste se pueden utilizar básicamente solo para producir caña y arroz. Expandirse más allá es complicado aquí en las llanuras. Eso es en lo que hay que trabajar.
Anteriormente las horas luz que tenía Guanacaste eran muy beneficiosas en la producción de arroz, pero el cambio climático lo ha afectado.
¿Cuál es el potencial de la provincia para acoger otro tipo de actividades?
La provincia tiene mucho potencial. Lo podemos ver con las inversiones que se están haciendo. En el tema de servicios la provincia todavía tiene bastante que dar; hay buenas universidades y Liberia ya es un centro bastante importante.
La producción de legumbres se puede potenciar en las faldas de la Cordillera Volcánica de Guanacaste. También hay más potencial en el turismo de playa y de aventura, pero se necesita inversión en infraestructura vial porque la Ruta 21 está saturada y movilizarse en una distancia de 30 kilómetros ahora equivale a dos horas.
———
Esta publicación es parte del especial 200 Años Anexión Nicoya de ‘El Financiero’. Cliquee aquí para consultar todos los reportajes y artículos.