Gisela Sánchez Maroto es la apuesta de Costa Rica para asumir la presidencia del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), con la que el país espera retomar esa posición luego de 30 años. Sánchez podría ser la primera mujer en liderar la entidad regional.
El BCIE está formado por tres grupos de 15 países socios: cinco países fundadores, que corresponden a los cinco países históricos de Centroamérica: Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica; tres regionales no fundadores, que son República Dominicana, Panamá y Belice; a los que se suman México, Taiwán, Argentina, Colombia, España, Cuba y Corea del Sur como países extrarregionales.
La última vez que Costa Rica presidió el BCIE fue durante el periodo de marzo de 1991 hasta agosto 1993, de la mano de Federico Álvarez Fernández. Antes de eso solo hubo otra presidencia costarricense, la de Rolando Ramírez Paniagua en el periodo previo de 1988 a 1991.
El proceso de selección tiene varias etapas. La firma reclutadora Heidrick & Struggles, contratada por el BCIE, preseleccionará a seis candidatos que pasarán a una evaluación por parte de los directores del banco que representan a los 15 países. Estas naciones escogen otra terna que va a la Asamblea de Gobernadores, máxima autoridad donde están los ministros de Hacienda de los países socios. Estos últimos eligen al nuevo presidente.
Sánchez, quien participa por primera vez en un proceso de esta índole, es ingeniera industrial y máster en Administración de Empresas. Ha ocupado, entre otros cargos, la presidencia de la Cámara de Comercio Costarricense-Norteamericana (Amcham), la dirección de Relaciones Corporativas de Florida Ice & Farm Co. (Fifco) y la dirección regional de Relaciones Corporativas de BAC Credomatic.
Tras una semana de ser presentada, la candidata atendió a EF para hablar de su visión sobre el BCIE, su propuesta y qué significa este proceso en su relación con el Gobierno. Como parte del proceso, Sanchez reveló que ya renunció a su puesto en el BAC.
El Gobierno la buscó a usted para proponerle esta candidatura. ¿Por qué decidió asumirla?
—Sí, efectivamente así fue. Fue relativamente rápido. He tenido la suerte de que desde mi primer trabajo estuve en proyectos centroamericanos y prácticamente en todos he tenido responsabilidad centroamericana. Hay mucha fuga de talento de nuestros países, sobre todo a Estados Unidos, y yo siento el compromiso de devolverle al país y a la región. Esa es la principal motivación. Lo pensé con mi familia y al final tomé la decisión de que vale la pena ofrecer mi nombre.
Su labor ha sido en el sector privado y ahora concursa para un puesto político regional como candidata del Gobierno de Costa Rica. ¿Le preocupa que se le relacione ahora como socia del Gobierno?
—En realidad este es un puesto que en la última etapa es una decisión política, pero es una decisión política de 15 países. No es un puesto político local.
Pero usted es la candidata del país y del Gobierno actual. ¿No siente que le da un tinte político a su figura?
—De ninguna manera. Soy la candidata del país y me siento muy honrada de serlo. No tendría ninguna injerencia en temas políticos porque es un puesto regional que tiene que atender las necesidades de no solamente los cinco países fundadores para los que fue creado el banco, sino también atender las expectativas y necesidades que tienen todos los demás socios que incluyen Taiwán, Corea, España, Argentina, Colombia.
¿Cuál será la estrategia del país para crear un ambiente positivo hacia su candidatura de cara a la votación?
—Mi estrategia personal es poder ofrecer las mejores credenciales posibles, obviamente de la mano con la imagen país que tiene Costa Rica que yo creo que es muy positiva en estos 15 países miembros del BCIE. Ofreceré mi experiencia, mi conocimiento sobre la región. Lo más importante es poder generar más impacto positivo, trabajar en prosperidad económica y generar valor ambiental y social. Esa es la carta de presentación.
El ministro de Hacienda mencionó el día que la presentaron como candidata que le quieren dar un nuevo enfoque al BCIE, ¿de qué se trata?
—Yo tengo mi propio análisis de lo que he estudiado del banco. Es un banco con muchísimas fortalezas, con una calificación de riesgo no insuperable, se puede mejorar, pero la mejor de la región. De llegar a la presidencia tengo una estrategia muy clara que tiene cinco pilares.
El primero tiene que ver con la proactividad en las relaciones con los socios, no solamente los cinco países de Centroamérica, sino también los países regionales no fundadores y los extraterritoriales. Hay una gran oportunidad de entender mejor cuáles son las necesidades de cada país. El segundo tiene que ver con fortalecimiento financiero, mejorar eficiencia patrimonial, gestión de riesgos. Mi tercera área de trabajo sería en eficiencia y en transformación tecnológica. La cuarta en impacto, en cómo podemos medir y gestionar mejor el impacto positivo en cada uno de los países. Y el último tiene que ver con rendición de cuentas, transparencia y reputación.
El banco se creó hace un poco más de 60 años y creo que merece una renovación de imagen.
Algunos sectores han reclamado al BCIE la posición con respecto a Nicaragua y lo ven como financista de una dictadura. De ser elegida, ¿cuál quiere usted que sea la relación del banco con Nicaragua?
—La relación tiene que ser respetuosa y correcta con cada uno de los países. No me toca en este momento dar una posición como si estuviera sentada en esa silla, pero sí creo que haría cambios en la forma en la que se ha manejado en los últimos años, en el sentido de que la relación debería ser proactiva, que entienda las necesidades de cada uno de los países más allá de los temas políticos. El enfoque del BCIE debería de estar en la prosperidad y la calidad de vida de las personas independientemente de dónde estén ubicadas. El banco está para servir a todos los países.
¿Cuáles cree que son en este momento los principales retos de Centroamérica en los que el BCIE puede cooperar?
—Tenemos retos muy importantes económicos y sociales. Los dos están íntimamente relacionados: pobreza, inequidad y riesgo ante el cambio climático. Estamos en una de las zonas del mundo más vulnerables y hay que atenderlo de forma estratégica y sistemática. Hay retos en educación, en salud, en nutrición. Depende de cada país; las condiciones y las prioridades son diferentes.
¿Cómo sería la relación del banco con Costa Rica teniendo una costarricense como presidenta, tomando en cuenta que el BCIE es uno de los principales financistas para proyectos en el país?
—Mi compromiso es de objetividad y balance con todos los países centroamericanos. Obviamente tengo un gran cariño por mi país y quiero que el banco pueda ser una herramienta para acompañar el desarrollo de Costa Rica. Pero quisiera ser muy clara en que, en realidad, en una posición regional la responsabilidad y el balance debe ser regional. Quisiera tener esa misma rigurosidad hacia los otros cuatro países, incluso creo que hay una gran oportunidad de servir mejor a los países que no están en la región como socios. Además, nunca ha habido un presidente del banco centroamericano mujer y creo que es una oportunidad de oro.
Usted actualmente está en el BAC, ¿cómo ha sido el acuerdo para que usted pueda asumir esta candidatura?
—La conversación que tuvimos fue que lo más adecuado para mí era separarme de BAC para poder participar de lleno. Puse mi renuncia porque me pareció que era lo correcto. Mi plan en los próximos 70 días es estar atenta a todo lo que se requiera en el proceso de reclutamiento y trabajar en la pequeña empresa social que tenemos a nivel familiar. Si no se diera lo del BCIE, mi plan es dedicarme a esta empresa.