Irán tiene una “última oportunidad” de negociar seriamente para salvar el acuerdo nuclear, aseguró el domingo la ministra británica de Relaciones Exteriores, Liz Truss, al término de una reunión del G7 en la que también se advirtió a Rusia contra la invasión de Ucrania.
"Es la última oportunidad para que Irán acuda a la mesa de negociaciones con una solución seria a este problema", dijo la ministra, cuyo país preside actualmente el grupo de grandes potencias.
"Todavía hay tiempo para que Irán venga y acepte este acuerdo" pero "esta es la última oportunidad", insistió, instando a Teherán a venir "con una propuesta seria".
"Es vital que lo hagan" porque "no dejaremos que Irán consiga un arma nuclear", dijo Truss en una conferencia de prensa en Liverpool, en el norte de Inglaterra.
Las negociaciones indirectas entre Irán y Estados Unidos, por mediación de los europeos, se reanudaron en noviembre en Viena para tratar de resucitar el acuerdo de 2015 que supuestamente evitaba que la República Islámica se hiciera con la bomba atómica.
Los estadounidenses se retiraron de este texto en 2018, bajo la presidencia de Donald Trump, que restableció sus sanciones contra Teherán, que en respuesta se ha ido liberando de las restricciones impuestas a su programa nuclear.
“Enormes consecuencias” para Rusia
El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dicho que está dispuesto a volver al acuerdo si Irán también vuelve a cumplir sus compromisos, pero las negociaciones, que comenzaron en abril y acaban de reanudarse tras un paréntesis de cinco meses, parecen haberse estancado.
La diplomacia estadounidense sospecha que Irán quiere ganar tiempo para desarrollar paralelamente su programa nuclear, lo que le acerca cada vez más a la bomba.
Washington advirtió en los últimos días que no permitiría que Teherán adoptara esta actitud y confirmó que se estaba preparando un plan B todavía impreciso.
Según Liz Truss, esta reunión de ministros de Exteriores del G7 también mostró un frente unido contra Moscú, al que Occidente acusa desde hace varias semanas de preparar una posible invasión de Ucrania, a pesar de los desmentidos del Kremlin.
La reunión de Liverpool mostró, según la ministra británica, "la voz muy unida de los países del G7 que representan 50% de PIB mundial, diciendo claramente que habrá enormes consecuencias para Rusia en caso de incursión en Ucrania".
En una declaración conjunta, los ministros de Asuntos Exteriores de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, así como el Alto Representante de la Unión Europea, piden a Rusia una "desescalada" y que busque "soluciones diplomáticas".
"Estamos unidos en nuestra condena a la acumulación militar y la retórica agresiva de Rusia hacia Ucrania", escribieron, reafirmando su "compromiso inquebrantable con la soberanía y la integridad territorial de Ucrania".
La amenaza de sanciones sin precedentes fue formulada en los últimos días por Washington, incluso por Biden, que se entrevistó con su homólogo ruso Vladimir Putin.
Un funcionario estadounidense presente en Liverpool había asegurado el sábado que todavía era posible resolver esta nueva crisis ucraniana “a través de la diplomacia”.
Para ello, el gobierno estadounidense anunció que enviaba a su secretaria de Estado adjunta para Europa, Karen Donfried, a Ucrania y Rusia desde el lunes hasta el miércoles, en busca de "avances diplomáticos para poner fin al conflicto en el Donbass", en el este de Ucrania, "aplicando los acuerdos de Minsk".
Estos acuerdos, alcanzados en 2015 para poner fin a la guerra que estalló un año antes en esta región ucraniana entre las fuerzas de Kiev y los separatistas prorrusos, nunca se respetaron.
El papa Francisco declaró el domingo que rezaba por la “querida Ucrania”, esperando que “las tensiones sean solucionadas por un diálogo internacional serio y no por las armas”.