Al cerrar sus fronteras, las naciones del Pacífico Sur han logrado evitar la epidemia de coronavirus, pero sus economías se han hundido. Ahora se enfrentan a una decisión difícil: ¿mantener las barreras o hacer que los turistas regresen, con la amenaza para la salud que representan?
Los gobiernos de todo el mundo ya comienzan a planificar el fin del confinamiento y de las restricciones que resultan catastróficas para el empleo y la economía.
Pero en el Pacífico Sur, el debate entre los imperativos de salud y las necesidades económicas es especialmente complicado.
La mayoría de estos archipiélagos han evitado la propagación de un virus que instantáneamente habría hundido sus capacidades sanitarias.
Una decena de naciones insulares no han registrado ningún caso de COVID-19 porque inmediatamente cerraron sus fronteras para evitar la importación del coronavirus. Fiyi es una excepción, con 18 casos, pero sus autoridades esperan que la epidemia se detenga.
El impacto económico ha sido desastroso para todos estos países que dependen mucho del turismo. Para algunos, el ingreso turístico constituye el 50% del PIB.
Cero ingresos
Desde el inicio de la crisis, los aviones quedaron inmovilizados y, sin turistas, la industria hotelera se desplomó.
"Cuando Australia cerró sus fronteras a los viajeros internacionales, solo fueron necesarios tres días para que los ingresos de nuestro hotel cayeran a cero", dijo Elizabeth Pechan, copropietaria de The Havannah, en Vanuatu.
En Vanuatu, según la prensa, el 70% de los empleos relacionados sólo con el sector turístico han desaparecido.
Y los países pobres del Pacífico no tienen un banco central común que pueda desbloquear planes de ayuda regional.
Algunos han sugerido la idea de incluir estas islas en la "burbuja" que engloba a australianos y neozelandeses, un espacio común dentro del cual los nacionales de los dos países no tendrían que respetar una cuarentena. Pero esta iniciativa no tiene mucho consenso.
"Existe un gran riesgo si la covid-19 llega a las naciones insulares del Pacífico que actualmente no están afectadas", dijo la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, después de reunirse con su homólogo australiano, Scott Morrison.
Desde las islas Cook, se insta sin embargo a la colaboración.
"Creemos que pequeños reductos como los nuestros, que actualmente han evitado el virus, podrían trabajar con otros países de la región en la misma situación, tomando las máximas precauciones", argumentó el jefe de la oficina de turismo de este archipiélago, Halatoa Fua.
Ansiedad
Muchos de los habitantes de estas islas sufren de diabetes o problemas cardíacos, lo que los torna particularmente vulnerables en caso de contaminación.
Ante la ausencia de enlaces aéreos directos con Australia o Nueva Zelanda, el ministro de Turismo de Palau, F. Umiich Sengebau, consideró que sería mejor para su archipiélago crear un espacio común con Taiwán. Palau es uno de los pocos países del mundo que aún reconoce a Taiwán.
“Es una idea ingeniosa que debemos considerar con un país como Taiwán, que ha hecho un muy buen trabajo en la gestión de la epidemia de COVID-19”, dijo.
"Sería beneficioso para ambos porque los turistas de Taiwán quieren ir a Palau de vacaciones y los residentes de Palau van a Taiwán para recibir tratamiento médico y turismo", apuntó.
Pero en otras islas del Pacífico la cuestión del turismo está lejos de ser una prioridad.
"Por ahora, la prioridad del gobierno de Salomón es finalizar la preparación para la epidemia, incluidos los exámenes de laboratorio, y facilitar la repatriación de los ciudadanos a la región", dijo un portavoz del primer ministro Manasseh Sogavare.
La erradicación total de la enfermedad en Australia, Nueva Zelanda o Taiwán es improbable, lo que significa que en todas partes será esencial la capacidad de evaluar, seguir contactos y aislar a los enfermos.
Como señal de la dificultad de la tarea, el secretario de Salud de las islas Marshall, Jack Niedenthal, consideró prematuro incluso discutir el establecimiento de un área segura.
“El simple hecho de decir ‘quizás’ podría generar ansiedad entre la población, algo que nadie necesita”, dijo.